Sáhara, el último territorio por descolonizar.
A día de hoy, el pueblo saharaui sufre lo que se ha denominado una “descolonización inacabada”. El Sáhara Occidental había sido hasta 1975 una colonia española, hasta que la ONU exigió su descolonización: se trataba de un nuevo contexto en el que carecía de sentido y, sobre todo, de justificación moral, la existencia de territorios sometidos. No obstante, dicho territorio fue ocupado ilegalmente por Marruecos.
Ante esta situación, el pueblo saharaui exige la celebración de un referéndum de autodeterminación en el que puedan decidir sobre su futuro. Asimismo, también denuncian el desamparo que sufren, y es que las diferentes potencias árabes de la región no han dudado en reconocer la ocupación marroquí.
El pasado reciente de la región.
Para entender un conflicto actual siempre debemos atender a nuestra Historia. Previamente habíamos señalado la presencia española en la región en un contexto en el que España ejercía de metrópoli y Sáhara de colonia, subordinada a sus intereses.
El ingreso de España en las Naciones Unidas en 1955 supuso un primer paso en un proceso de descolonización que ya venían sufriendo otros territorios. Sin embargo, el Gobierno español, en un intento por retener el Sáhara Occidental y, de paso, esa idea caducada de recuperar el viejo prestigio imperial; optó por la asimilación del territorio, es decir, el reconocimiento del Sáhara español como una provincia más. De esta manera, los saharauis fueron ahora reconocidos como españoles. No se trata, sin embargo, de un acto desinteresado sino, más bien, un intento por prolongar lo máximo posible la emancipación del Sáhara.
Ya en 1972 se inicia el proceso de descolonización, elaborándose un censo para estimar quienes debían votar en un futuro referéndum de autodeterminación. Al año siguiente se forma el Frente Polisario (1973), que desde ese entonces lucha por la libertad del pueblo saharaui. Ante esto, un Estado Marroquí ya independizado de Francia exigió este territorio, basándose para ello en argumentos que carecen de consistencia, como el ideal del Gran Marruecos.
Es así como la Marcha Verde de 1975 supuso la invasión de Sáhara, movilizándose a población marroquí para ocupar tierras saharauis. Ante esta situación, España abandona a su suerte al pueblo saharaui, que desde entonces quedó subordinado al Estado de Marruecos. De hecho, España cedió secretamente en los Acuerdos de Madrid (1975) la administración del territorio a Marruecos y Mauritania. No obstante, la soberanía a día de hoy sigue recayendo en España, por lo que nuestro país es responsable de la situación.
En 1976 se proclama la República Árabe Saharaui Democrática, reconocida actualmente por ochenta y cuatro estados, aunque lo cierto es que su gobierno no controla de manera efectiva el territorio. Muchos saharauis sufren, por tanto, la indiferencia de las Naciones Unidas, siendo considerados en muchas ocasiones «apátridas», y es que la nacionalidad saharaui no está reconocida.
En el año 1975 se había producido un conflicto armado entre Marruecos y Sáhara, guerra que se prolongó hasta el alto al fuego de 1991. Ambos pueblos acordaron la celebración de un referéndum pactado que pusiera fin a las disputas y en el que el pueblo saharaui manifestase su opinión. Sin embargo, a día de hoy esto aún no se ha producido, lo que explica que en el año 2020 se reanudasen las hostilidades.
Intereses económicos detrás de la ocupación.
Las fronteras que actualmente dividen a los diferentes países africanos son el producto del reparto del continente por parte de las potencias europeas, quienes pensaron ser dueñas del territorio y de la población previamente asentada. El resultado de ello lo conocemos todos: límites artificiales, pueblos divididos por dichas fronteras, que no respetaban las diversas identidades; conflictos, etc.
En este reparto, a España le fue asignado, entre otros territorios, lo que a día de hoy se conoce como Sáhara Occidental, una tierra árida y con unas condiciones ambientales que dificultan el desarrollo de la región. Sin embargo, lo cierto es que realmente existe una amplia variedad de recursos que explican el afán de Marruecos por retener la zona.
Entre otras cuestiones, debemos tener en cuenta la riqueza minera de Sáhara, destacando especialmente las minas de fosfatos que han sido objeto de expolio en los últimos años. Precisamente, Sáhara contiene a día de hoy una de las reservas de fosfato más grande del mundo, siendo muy codiciadas por la potencia ocupante: Marruecos.
Por otro lado, tampoco debemos menospreciar los recursos pesqueros de los que goza dicho territorio, y que también han sido objeto de expolio por parte de Marruecos. En relación a esto, debemos mencionar también las fronteras marítimas de Sáhara, reclamadas por Marruecos, provocando además disputas con España, y es que la vecina Canarias se encuentra relativamente cerca.
Todo ello se realiza de manera ilegal, y es que la propia legislación de la ONU rechaza la explotación de recursos de territorios ocupados, algo que, evidentemente, se realiza en contra de los intereses saharauis. Para ello, Marruecos cuenta con la complicidad de empresas occidentales, quienes se lucran adquiriendo productos de manera ilegal, manchándose por tanto las manos de sangre.
Situación actual: entre la represión y el abandono.
Marruecos practica violaciones contra los Derechos Humanos en el territorio ocupado: se habla incluso de genocidio, y es que existe una persecución sistemática contra el pueblo saharaui, que se materializa en asesinatos, violaciones, torturas, migraciones forzosas, censura, represión, etc. Por otro lado, existe un peligroso muro que divide en dos el territorio saharaui, quedando solo un tercio del territorio en manos del Frente Polisario.
A día de hoy, la República Saharaui mantiene relaciones internacionales con un total de 84 estados de los más de 200 miembros de la ONU. Sin embargo, no todos la reconocen como estado independiente. Muchos saharauis residen en campos de refugiados, cuyas condiciones son lamentables, destacando los campos de refugiados de la región argelina de Tinduf.
Por su parte, Estados Unidos ha negado su apoyo al Sáhara, lo que dificulta aún más la situación. En nuestro caso, Pedro Sánchez considera que la solución autonómica es la más adecuada para Sáhara, algo que los propios saharauis no desean.
Por el contrario, lo que los saharauis es un referéndum para decidir sobre su futuro y que sean ellos mismos los que manifiesten sus deseos. A pesar de lo prometido, los saharauis aún no han participado en un referéndum en el que ellos hayan manifestado su futuro. Permanece, por tanto, su status como estado no autónomo (con respecto a España) y como Estado ocupado (con respecto a Marruecos).
El futuro de Sáhara.
Sin duda alguna, el futuro de Sáhara pasa por la celebración de un referéndum de autodeterminación que ponga fin a las disputas, de tal forma que el pueblo saharaui sea dueño de su propio destino, sin que sus recursos sean expoliados por potencias extranjeras y sin que su población sea vilipendiada sistemáticamente.
Para ello, es imprescindible la colaboración de las potencias democráticas y, sobre todo, de España, que en gran medida es cómplice de la situación, al haber abandonado a su suerte al pueblo saharaui. Por tanto, estamos ante una deuda histórica que debemos enmendar lo antes posible.
Autor: Iván García Benítez. 4º Curso de verano 2023-24.