Rodríguez – Redondo: la consolidación televisada del ‘spin doctoring’ en nuestro país

Hace unas semanas Iván Redondo revolucionó las redes sociales tras su entrevista a Jordi Évole. El asesor político, experto en comunicación política, que no politólogo y, por ende, no tendente a mejorar el statu quo de los resortes de la actividad política sino a diseñar esta política de la manera más conveniente para sus clientes, jugó de manera magistral sus cartas. A continuación, hablaremos del impacto mediático que tuvo la citada entrevista, así como ahondaremos en las peculiaridades de esta profesión: la asesoría política.

Escrito por Carlos Menéndez y Pedro Portas-Breda.

Iván Redondo cumplió con su papel -y con las expectativas más realistas-. Su cometido no iba más allá de promocionar la biografía autorizada que sale este 13 de octubre de la mano del periodista Toni Bolaño.

Por otra parte, anunció un probable salto a los medios. Esto último apenas tuvo recorrido en los coloquios posteriores a la charla con Évole, probablemente difuminado entre un maremágnum de indignación en redes tras las declaraciones -y no declaraciones- del que fuera gurú de Pedro Sánchez.

La opinión pública parecía estar más ocupada en demonizar el ejercicio de los expertos en comunicación política más que en preguntarse -o preocuparse- acerca de la inminente hibridación de campos sociales: el político y el mediático. Parcialmente, consideramos que esta hipótesis de la hibridación ya se habría cumplido al confirmar su colaboración como opinador en el diario La Vanguardia.

Enterrar el mito; elevar la profesión

Entendemos que otro de los objetivos de Redondo fue desmitificar su propia figura. El segundo plano, habitual y necesario, de los consultores políticos propicia que adquieran un aura mágica, de genios en la sombra que mueven los hilos de sus clientes.

En la medida que un personaje romantizado por los medios de comunicación se expone, estos mismos medios no tienen reparo en bajarlo de los altares. Pero esta es la diferencia entre un político y un consultor, el asesor de comunicación no quiere codearse en la platea de los medios, sino que trata de que su cliente se mantenga ahí.

Fragmento de la entrevista de Iván Redondo en Lo De Évole.

Pero ¿qué es un asesor político o spin doctor? La cualidad sobresaliente por la que destaca un spin doctor es la de su capacidad por hacer virar la agenda de los medios hacia los propios intereses de los políticos. Es decir, convenir a los profesionales de los medios que un determinado enfoque sobre una determinada cuestión es el correcto a la hora de hablar sobre los actos de un determinado líder político o sobre este mismo.

El Método del Spin Doctor

Este ejercicio de persuasión lo repetirá el asesor entre el número necesario de periodistas a fin de conseguir afectar de manera directa en la conformación de la agenda mediática. A esto se le llama el spin, es decir, el giro. En este sentido, hablando de agendas, podemos considerar la transferencia de la agenda política (en tanto el asesor forma parte de este círculo en el ejercicio de su trabajo) a la agenda de los medios y, por contigüidad, a la opinión pública.

De eso en parte trata la consultoría política. Por ello los representantes de esta profesión en la que nos incluimos basamos nuestro trabajo en el método, como cualquier profesión liberal.

La figura del asesor político no la ha inventado Iván Redondo ni la ha llevado al estrellato la coalición progresista entre el PSOE y Unidas Podemos. Si bien es cierto que el donostiarra ha hecho mucho por la visibilización de la comunicación política, podemos considerar a priori del estallido Redondo otras personalidades con un recorrido más extenso en los medios de comunicación.

Hacia el asalto de la ‘casilla 8’: de la tele al gabinete

Nos vamos a centrar a continuación en la etapa como tertuliano de Miguel Ángel Rodríguez, actual asesor de Isabel Díaz Ayuso, en el magazine de política y sociedad Espejo Público.

Al igual que Redondo, Rodríguez comenzó a hacerse un nombre dentro del campo de la televisión allá por los primeros años de la pasada década. En sus espaldas tenía la vitola de haber sido el jefe de Gabinete de José María Aznar y al que se le señalaba como uno de los principales artífices del fin de la era González.

La conocida lluvia fina fue una de las señas de la comunicación de M.A.R en el ascenso de Aznar a la Moncloa y su posterior consolidación. Esta estrategia se basa en ir resaltando las acciones positivas del Gobierno y del candidato hasta que consigue calar en la población. Un proceso similar ha ocurrido en Madrid con la Administración Ayuso que, nada más llegar a la Puerta del Sol, quiso hacerse con los servicios de Rodríguez para dirigir el gabinete de la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Miguel Angel Rodríguez.

Para entonces, entre los fanáticos de la comunicación política, Rodríguez ya se había planteado como la antítesis de un Iván Redondo cuyos movimientos de ajedrez comenzaron a rechinar en palacio al tiempo que Ayuso culminaba una hegemonía histórica en la capital de España el pasado 4 de mayo.

El propio Iván Redondo aseguró a la plana mayor de Ferraz que las posibilidades de ganar Madrid eran ínfimas, por no decir imposibles. Podemos estar de acuerdo con este análisis de Redondo en la medida que el marco de libertad de Isabel Díaz Ayuso era imbatible en el contexto de recuperación postpandemia y vuelta a la normalidad. En ese proceso, los medios de comunicación dibujaban un escenario entre bambalinas entre “maestros de los marcos” entre M.A.R e Iván Redondo.

Tejer la red entre bambalinas

No todos los jefes de gabinete han tenido este interés por parte de los medios de comunicación. Otros como Jorge Moragas, Julio Feo (aunque éste nunca llegó a desempeñar el cargo) o Enrique Serrano han mantenido un claro perfil político y asociado a los cuadros del partido. Óscar López, actual titular tras la salida de Redondo, cumple con estos cánones.

Es por eso por lo que consideramos que existe un choque entre:

  • La figura del consultor político mediático y con interés en técnicas comunicativas aplicadas a la asesoría política.
  • El jefe de gabinete tradicional ligado desde siempre a la estructura del partido y que no centra tanto sus esfuerzos en la escenificación política.

El futuro de la profesión, si queremos que sea un oficio reconocido, respetado y valorado, debe ir progresando hacia unos profesionales independientes de los partidos políticos en la medida de lograr la mayor profesionalización posible.

Figuras como las citadas con anterioridad (López, Moragas o Serrano) son esenciales y necesarias en la asesoría. Pero estas deben ir acompañadas de nuevos consultores, hombres y mujeres, preparadas para estos tiempos líquidos de Bauman, que diría Redondo.

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