El 2020 fue el año en el que se acentuaron los problemas psicológicos como la ansiedad o la depresión y es ahora cuando se comienza a hablar claramente sobre el suicidio.
La salud mental ha comenzado a estar en la agenda política gracias a Organizaciones no gubernamentales y asociaciones como Stop Suicidios, La Barandilla, o La niña amarilla que están trabajando en incidir políticamente con el fin de que la salud mental no sea un privilegio para algunos y que todo ciudadano pueda acceder a un tratamiento psicológico o psiquiátrico.
En España tan sólo contamos con 6 profesionales por cada 100.000 habitantes, frente a los 18 de media en la UE (2020).
El trabajo de sensibilización que están haciendo estas y otras Entidades están ayudando a desmontar mitos y contribuyendo a derribar el tabú que supone la palabra “suicidio”.
No sólo se suicidan las personas con enfermedades mentales. Le puede pasar a cualquiera que se enfrente a un problema personal y social.
Información vs. desinformación
No hay un perfil suicida concreto. Hay distintos orígenes ligados a factores sociales de riesgo como la violencia, la adicción, la depresión posparto, el acoso, las relaciones personales, etc.
Si vemos los datos publicados en El Observatorio del Suicidio en España, hay una línea constante del número de suicidios a lo largo del tiempo. Los últimos registros que son de 2020, el año de la pandemia, nos indican que se incrementaron en un 7,4%, convirtiéndose así en el año con más suicidios registrados en la historia de España desde que se tienen datos (año 1906).
3.941 personas se suicidaron en España; una media de casi 11 personas al día, un 74% de ellas varones (2.938) y un 26% mujeres (1.011). El suicidio en personas mayores de 80 años ha aumentado un 20% y es la cuarta causa de muerte entre los 15 y 19 años.
El incremento de los suicidios permitió dar una mayor visibilidad a una problemática que ha estado desatendida durante mucho tiempo por miedo al efecto contagio, aumentando así el tabú y el miedo a hablar del suicidio.
Esto ha provocado una gran desinformación, falta de recursos de todo tipo para prevenirlo y un aumento y mantenimiento del sufrimiento. Dicho sufrimiento, no sólo se produce en las personas que han pensado en suicidarse o lo han hecho, sino en las personas allegadas como sus familiares, amigos y compañeros que no saben cómo gestionar sus emociones cuando se ha producido el suicidio, provocando una gran culpa y frustración, ni cómo ayudar o relacionarse con la persona que está sufriendo y ha manifestado su intención de querer suicidarse.
De hecho, el Efecto Papageno nos dice que hablar del suicidio con determinadas reglas ayuda a prevenirlo y puede reducir el número de muertes por esta causa.
¿Qué podemos pedir a la clase política y de qué manera podemos incidir políticamente?
Muchas de estas organizaciones que trabajan por la Salud Mental o por la prevención del suicidio, abogan por un “Plan nacional de prevención contra el suicidio”. Además de las citadas en el inicio de este artículo, El Teléfono de la Esperanza, no sólo apoya a esta causa si no que está elaborando un programa de prevención llamado TESUIC, y el Defensor del Pueblo recomienda incrementar la asistencia psicológica en el sistema nacional de Salud.
Según la OMS, 1 muerte por suicidio impacta en 6 personas.
Necesitamos un enfoque global y holístico en el que esté inmersa toda la sociedad. Es necesario un plan coordinado y conjunto que impacte en todas las líneas de la sociedad desde la Sanidad, la Administración, los Centros Educativos y los medios de comunicación y la sociedad civil en su conjunto que aborde todas las edades.
Según la OMS, la salud mental es un derecho humano que aboga no sólo por la ausencia de la enfermedad, sino también por el bienestar físico, mental y social de la persona. Trabajemos de manera conjunta y coordinada para hacer que se cumpla y eliminar los suicidios.
La salud mental está considerada como un derecho y deber fundamental en la Constitución Española de 1978. Tomando de referencia los datos actuales de acceso a la salud mental en la Sanidad Pública, ¿podemos decir que este derecho se está cumpliendo?
Es especialmente significativo que, “a pesar de que es evidente que no puede haber salud sin salud mental, en ningún lugar del mundo la salud mental se encuentra en plano de igualdad con la salud física, en términos de presupuesto o educación y práctica médicas”, según detalló el Sr. Dainius Pūras en el informe sobre el derecho a la salud mental para las Naciones Unidas.
¿Qué podemos hacer como sociedad? Algunas recomendaciones de prevención
Pero no sólo se trata de pedir e incidir, también es necesario tomar acción como ciudadano y responsabilizarse de lo que esté en nuestra mano, pero, ¿qué podemos cambiar que esté a nuestro alcance?
Ya hemos visto que las asociaciones trabajan directamente por y con usuarios de salud mental, por la sensibilización de la sociedad y por la incidencia política para cambiar la realidad actual.
Nosotros, a nivel individual, podemos ejercer influencia en lo que esté en nuestro radio de actuación como nuestro entorno familiar o nuestros amigos o compañeros de trabajo. Se trata de ser ciudadanos empoderados y actores de cambio.
- Actuar de manera responsable ante una persona que está sufriendo. Hacerle preguntas sin juicio y escuchar de manera activa: “¿quieres hablar?”, “¿quieres que me quede contigo?”, “¿quieres pedir ayuda?”. No importa cuál sea el problema que origine el sufrimiento ni cómo lo esté gestionando. Es fundamental no banalizar o relativizar el problema y centrarnos en ayudar a la persona que está sufriendo para que sepa que puede pedir ayuda y que no está solo/a.
- Compartir contenido de ayuda como redes sociales y aplicaciones que traten la salud mental, la calma y el bienestar, la inteligencia emocional y la psicología, o que den pautas y técnicas como la respiración, el yoga, la meditación o el Mindfulness.
- Recomendar Asociaciones como las mencionadas en el presente artículo y de Aplicaciones que traten de prevenir el suicidio como Prevensuic.
De esta manera, podemos prevenir muertes hablando en positivo, dejando de provocar alarmismo y no comentando los actos o el modus operandi suicida.
En conclusión, tener una sociedad sana pasa por tener ciudadanos mentalmente sanos, no sólo para paliar el sufrimiento humano y fomentar los derechos humanos, si no para generar bienestar, mantener el orden público y la paz social y reducir el gasto público. Aunque queda mucho por hacer, entre todos los agentes sociales y voluntad política, y con la participación de ciudadanos responsables y empoderados, podremos conseguirlo.
Por Jenifer Humanes de Antonio
Divulgadora de Derechos Humanos. Técnica en igualdad, participación social e incidencia política. Politóloga. Coach transpersonal. Instructora de Mindfulness y Yoga.
Fuentes:
4º Jornada de Prevención del suicidio, el 9 de septiembre de 2022 en Elche, organizada por El Teléfono de la Esperanza a la que asistieron como ponentes: María Quesada, autora de libro y la Asociación La Niña Amarilla, Eva Mª Carretero de ISNISS, José Vicente Baeza, psiquiatra del Hospital General de Elche y Germán Ricardo, coordinador del Teléfono de la Esperanza.
Naciones Unidas – Derechos Humanos
Recomendaciones para el tratamiento del suicidio por los medios de comunicación