«Mala mujer, me han dejado heridas por todo mi cuerpo tus uñas de gel»
Antes de profundizar en todo lo que hay detrás del autor de una de las que está llamada a ser canciones del verano, a mí, que no suelo seguir mucho estas tendencias, me llamó la atención esta frase. No ya desde un sesudo punto de vista analítico feminista; simplemente, como usuaria de manicura permanente, algo que vivo con cierta frustración es que para tener unas uñas estéticamente aceptables, sacrifico que no puedo arañar, de hecho, ni se puede rascar bien, por lo que no entendí una queja posmoderna que me parecía injustificada…
A veces las construcciones teóricas y analíticas empiezan así, un remojón en la bañera, una manzana en la cabeza… Salvando mucho las distancias entre mis aportaciones y las de dos padres de la Física, esta reflexión absurda sobre el poder dañino de la manicura, provocó que con algo de curiosidad y el acicate de amistades variopintas, me interesara por quien dice tener el cuerpo hecho un mapa a causa de una mujer muy mala.
C. Tangana, el Filósofo
Si se bucea en la biografía de Antón Álvarez Alfaro, nombre real de este hombre, quizás, lo más llamativo sean sus estudios de Filosofía realizados en la Universidad Complutense de Madrid.
¿Estudiar Filosofía te convierte en filósofo? Por supuesto que no, igual que estudiar Trabajo Social no te hace automáticamente buena persona. Pero sí es cierto que es esperable que alguien que ha tenido oportunidades, herramientas, acceso al conocimiento y un par de variables más, tenga determinado posicionamiento ante la vida.
Por supuesto, su bagaje académico no es lo único que sorprende al leer su biografía. Encuentros y desencuentros con «Los chikos del maíz» y críticas al rap más popular en España salpimentan una trayectoria musical que no vamos a analizar aquí, pero que tiene un largo recorrido de tinta virtual por la red.
Como detalle, es paradójico que reniegue y a la vez participe del género «Trap», aunque ahora parezca incluso coquetear con el reggaetón..
Pero retomando el ámbito filosófico, resulta imposible ignorar que la música, por su configuración artística, tiene un enorme poder performativo. Renunciar a él es lícito, por supuesto, pero no deja de sorprenderme que alguien que debería estar dotado de determinados discursos, se dedique a replicar esquemas muy explotados ya, y además, no del todo positivos.
Desaprovechar la plasticidad de la música no es algo que exclusivamente haga este hombre, del mismo modo que podía haber optado por líneas más responsables en sus canciones.
La música latina y la Filosofía, pueden ser un matrimonio muy afortunado, si se me permite la broma:
Nada obliga a C. Tangana a hacer una genialidad como la «Cumbia epistemológica», (ni siquiera está obligado a entenderla) pero también es tirar por la ventana un tiempo de formación el hablar de mujeres que mueven el culo y te sacan el dinero, así, gratuitamente.
¿Quién es machista?
Tras haber escuchado la producción más reciente de C. Tangana, la cuestión es clara: cosificación de la mujer, argumentos posesivos, estereotipos, violencia simbólica, y todo el lote heteropatriarcal que queramos buscar, probablemente, lo encontraremos.
En este estado de cosas, cuando un cantante popular propaga estos mensajes aunque se considere revestido de otros discursos, cabe preguntarse ¿fue primero el huevo o la gallina?
Es casi un tópico ya la acusación de que el reggaetón es machista, así, a secas, por su propia naturaleza. Obviamente, es innegable que ejemplos de este género y machismo tenemos a puñados, igual que no es menos cierto que llega a resultar una crítica colonialista, eurocéntrica, y bastante simplona ya que los ejemplos de música machista los encontramos en cualquier género, ya sea rock, flamenco, o música tradicional checa…
De hecho, es por eso que comienzan a proliferar ejemplos de reggaetón feminista, que reivindican, con el mismo formato, un discurso diferente.
Por otra parte, son conocidas unas extrañas declaraciones de C. Tangana en que al ser preguntado por si era machista o feminista afirmaba ser transexual. Eso es como si te preguntan a qué partido votas y tu respondes que al Pamesa Valencia. De hecho, haber respondido que simplemente era ignorante habría sido más inteligente, porque nada tiene que ver una cosa con la otra. Se podría deducir, por la «aclaración» que ofrecía a su incoherente respuesta, que pretendía afirmar que era algo como intersexual, pues rechazaba la construcción dual de la masculinidad y la feminidad que socialmente tenemos establecida. Posiblemente, incluso se podría interpretar que se refería a algo cercano a lo Queer.
Pero si esto fuera así, que sería estupendo, en la música de este señor no deberíamos percibir estos discursos en los que las mujeres aparecen como interesadas arpías responsables de sus desgracias, cuando no hace afirmaciones como que va a robarle a otro tipo su mujer, lo cual, llámenme loca, denota cosificación, posesión, y en definitiva, patriarcado del bueno.
En la entrevista a la que aludíamos antes, también se le cuestiona por la imagen de las mujeres tanto en sus letras como en sus clips. Como no podía ser de otra manera, la estrella del momento se agarra a ese discurso del machismo revertido tan frecuente cuando se critican lógicas capitalistas. Si criticas la imagen que la industria machista vende de las mujeres, la machista acabas siendo tu, porque alguien te dice, como Tangana en este caso, que a ver si las mujeres no van a tener derecho a salir en minifalda moviendo el culo en la tele. Curioso suele ser que las mujeres sólo tengan derecho para estas cosas, y no para cobrar lo mismo que los hombres o para salir en la tele leyendo un libro en pijama sin peinar.
En definitiva, si C. Tangana pretendía ir de posmoderno deconstructivo, tendría que revisar un poco algunos discursos de Género, para construir uno propio que, al menos, tenga algo de sentido, pero en cualquier caso, para ir de purple washing, hay que darle un par de vueltecitas más a la historia.
Como última recomendación, enlazando con lo dicho y con el mundo de la música, un genial cortometraje, que de propina trae una canción que debería escandalizarnos si no fuera porque habitualmente, toleramos, escuchamos y hasta bailamos estas cosas a la inversa.
Por Mercedes Serrato, doctoranda en feminismo y discapacidad.
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