Publicado originalmente en Seriesonday.com
SPOILERS
La ausencia de Claire empieza a crear rumores en torno a la estabilidad del matrimonio de los Underwood. Los rumores afectan a la carrera por las primarias de Frank, mientras que Claire intenta iniciar su vida política por su propia cuenta.
Lo personal es político. El conocido lema de los movimientos feministas de los años 70 hacía referencia a las luchas de poder que se dan en el día a día. En romper la barrera que hay entre el espacio público y el espacio privado. ¿Es posible darle la vuelta a esta idea? Viendo los últimos capítulos de House of Cards, se diría que sí. Continuando con la tendencia de la tercera temporada, el primer capítulo de la cuarta amplía la brecha entre el matrimonio protagonista. Frank y Claire Underwood están ya claramente enemistados en el espacio privado… y también en la arena política.
El capítulo que inaugura la cuarta temporada se ocupa de recolocar sobre el escenario las tramas que quedaron abiertas anteriormente. Como decíamos hace poco, entramos justo en el punto en el que nos quedamos de la carrera por las presidenciales, con unas ajustadas primarias entre la ex fiscal especial Heather Dunbar (Elizabeth Marvel) y nuestro querido/odiado Frank Underwood (Kevin Spacey). Frank no está en sus mejores momentos, entre otras cosas por la “desaparición” de su esposa. Su ausencia empieza a despertar rumores entre la prensa y eso afecta al rendimiento electoral.
Nadie gobierna solo
Precisamente para lidiar con los medios de comunicación está Seth (Derek Cecil), quien empieza a ver descompensado su nivel de esfuerzo con el trabajo en la Administración Underwood con sus posibilidades de desarrollo. La estrecha relación entre el Presidente Underwood y Doug Stamper (Michael Kelly) -quien ya frustró sus ganas de promocionar a Jefe de Gabinete del Presidente- hace que a menudo se sienta apartado de la mesa de los mayores.
En la anterior temporada ya vimos que entre sus muchas virtudes Frank no cuenta con la capacidad de gestionar apropiadamente un equipo. Si solo castigas pero no premias, tus empleados pueden rebelarse. Ello provocó la espantada de su Jefe de Gabinete Remy Danton (Mahershala Ali). El bueno de Seth aún no ha salido corriendo, pero supone una brecha en la armadura que sin lugar a dudas va a ser aprovechada por el equipo rival: la responsable de campaña de Heather Dunbar le tienta con promesas a cambio de filtrar información… lo cual nos lleva de nuevo al problema matrimonial de los Underwood.
Lo político es personal
La magistral serie de Netflix continúa trasladando el foco de las luchas de poder dentro y fuera de las instituciones -como vimos en la primera y segunda temporada- al hogar de los Underwood -como vimos en la tercera. Sin embargo, aunque tengamos que estar concentrados en el conflicto conyugal, éste no se va a dar solo en el espacio privado, sino en lo público. Cuando dos animales políticos como Claire y Frank se enzarzan, la disputa no va a quedar en asuntos de alcoba. Para los Underwood, lo político también es parte de su vida personal. En este sentido, mientras Frank está peleando las primarias en New Hampshire, Claire se va secretamente a su antiguo hogar: Dallas, Texas. Allí encuentra la residencia familiar con los muebles cubiertos con sábanas para evitar el polvo, como si estuviera deshabitada. Pero sí que hay gente.
La intención de Claire (Robin Wright) es postularse para congresista por el distrito 30 de Texas. Ese puesto está tradicionalmente ocupado por una anciana representante de raza negra y orígenes humildes. Cuando Claire muestra sus planes todos la miran con escepticismo: una candidata cualificada, de clase alta, con tierras, alejada de las clases populares que representa el Partido Demócrata en el Estado republicano por antonomasia… y “blanca como la leche”. Este último comentario se lo debemos a Leann Harvey (Neve Campbell). La ex protagonista de Scream encarna a una directora de campañas electorales especializada en el Partido Demócrata nada menos que en Texas, donde tiene todo en contra. Este será el fichaje estrella de Claire para conseguir su propósito. Para ello tiene que quitar de en medio a la hija de la veterana congresista, que está esperando su momento. No será fácil, dada la crisis de representatividad que supondría Claire como candidata. Una mujer blanca, rica y que lleva años fuera del distrito. Como dice la congresista: “lo único que puedo darles es ser uno de ellos”.
Cabos sueltos
Entre medio parece que se desata un cabo suelto: Lucas Goodwin (Sebastian Arcelus), el antiguo editor del Washington Herald -y a la sazón ex novio de Zoe Barnes (Kate Mara)- permanece en prisión después de que en la temporada anterior fuera envuelto en una trama de ciberterrorismo. Su alianza con un hacker anarquista resultó una trampa para incriminarlo.
Las tornas se invierten ahora, ya que se ganará la confianza de su compañero de celda para sacarle información de un caso abierto. De esta forma conseguirá salir de la cárcel en el Programa de Protección de Testigos, con una identidad falsa. Ni siquiera la Casa Blanca puede detectarlo ahora. Recordemos que sigue empeñado en que hay una gran conspiración alrededor de Frank Underwood. Puede que se abra un nuevo frente para el Presidente…
Cuestión de familia
Presentadas las tramas antiguas y nuevas, el capítulo se cierra con un giro inesperado. Durante todo el episodio Claire evita al único habitante de la casa aparte del servicio: su madre. Una relación materno filial absolutamente rota que servirá para darnos información sobre el pasado de los protagonistas. Si recordáis, Frank viene de una familia humilde de Carolina del Sur y nunca habría llegado tan lejos sin el dinero de la familia de Claire, que por ello le desprecia.
Los movimientos de Claire son interceptados por Doug y hay un momento en el que se da el enfrentamiento entre dos equipos: Claire y Leann por una parte y Frank y Doug por otra. Dado que hay que calmar a la prensa para que no afecte a la campaña. Frank lanza una información que Claire desconocía: su madre padece cáncer y ella ha dejado la campaña de Frank para visitarla en su antiguo hogar de Dallas. Esto permite avanzar y da sensación de normalidad de la familia, pero a cambio sacrifica la intimidad de la orgullosa madre de Claire. Esto supone un nuevo revés para el personaje interpretado por Robin Wright, que recupera la relación con su madre al final del capítulo… y ésta le anima a enfrentarse a Frank.
Amor y odio
Como conclusión, valga decir que es un capítulo correcto, que evite la complejidad institucional de otras temporadas y presenta a nuevos personajes. Asimismo, reequilibra la tensión entre poner el foco en los conflictos matrimoniales y los políticos. Este último punto tiene su máxima expresión en el sueño que tiene Frank en el que Claire y él se pelean a muerte. Si en la primera temporada oíamos a Frank decir “amo a esa mujer. La amo más que los tiburones aman la sangre”, ahora lo que vemos es odio. Odio por ver a su compañera de fatigas y de almohada convertida en un obstáculo para sus propósitos. Odio también por tener sus propios objetivos políticos aparte de los de Frank. Como decíamos al principio: si en todas partes lo personal es político, en el matrimonio Underwood lo político es algo personal.