Los cien pasos de Peppino Impastato

Cien pasos le separaban de la casa del Tío Tano. A cien pasos de distancia vivía su enemigo. Cien pasos desde su hogar al de su asesino.

Su nombre era Giuseppe, pero nadie le llamaba así.

Peppino Impastato nació el 5 de enero de 1948 en Cinisi, provincia de Palermo (Sicilia), en el seno de una familia ligada a la Mafia local. Su padre era, como él mismo decía, “cabeza de un pequeño clan y miembro de un clan más vasto”. En aquel momento el capo de Cinisi es el tío de Peppino, Cesare Manzella, que consiguió acumular una gran cantidad de dinero gracias al narcotráfico. En 1963  un coche bomba lo elimina y permite el ascenso de Gaetano Badalamenti, “lo Zio Tano”. Para los no italoparlantes: “el Tío Tano”.

Una vida de película

Impastato ha ejercido una inmensa influencia en la conciencia de Italia, además de inspirar a movimientos sociales, grupos de rock… incluso a Cámara Cívica, aunque otro día hablaremos de ello. De la repercusión posterior nos referiremos a la película biográfica sobre la vida de Peppino: “I Cento Passi” (“Los Cien Pasos”), film del año 2000 de Marco Tullio Giordana. En ella se ve cómo Peppino -interpretado por Luigi Lo Cascio– sufre una serie de acontecimientos que le marcan y le hacen desarrollar su propia subjetividad al margen de lo que su familia mafiosa quiere para él. Concretamente el conflicto con su padre marca su carácter combativo contra la Mafia, contra lo conservador y contra la inactividad ante la injusticia.

La película comienza con la inauguración del Aeropuerto de Punta Raisi, en Sicilia, un hecho real que marcó la vida de la población local. Cambió el paisaje natural y les recordaba continuamente de una forma indecente las conexiones entre las autoridades y la delincuencia organizada: era un secreto a voces que este aeropuerto era usado por la Mafia para transportar la droga. Esto nos conectaría con películas como “El Padrino”, donde se habla precisamente que la droga llegaba a América desde un aeropuerto en Sicilia. “I Cento Passi” muestra precisamente las conexiones familiares y de “negocios” entre las familias sicilianas y las italoamericanas.

Posteriormente Peppino conoce la actividad antimafia de los colectivos comunistas y decide participar en política. Para ello se une al Partido Socialista Italiano de Unidad Proletaria (Partito Socialista Italiano di Unità Proletaria, PSIUP), una escisión del Partido Socialista Italiano que se oponía a que el partido virara al centro izquierda y formara gobierno con la democracia cristiana. Estaría dos años en la organización hasta que la sección juvenil fue disuelta por desafiar a la férrea jerarquía del partido.

“La Mafia mata. El silencio también”

La Mafia disputa el monopolio de la violencia al Estado y, por supuesto, no está sujeta a control democrático. Mucho menos a las normas propias de un Estado de Derecho. Las diferentes mafias (Cosa Nostra, Sacra Corona Unita, ‘Ndrangheta…) tienen sus respectivas reglas de funcionamiento. De entre ellas, para la mafia siciliana la ley suprema es la Omertà, la Ley del Silencio. No se puede acudir a la autoridad pública (que a menudo colabora con la Mafia, por acción u omisión) sino que los asuntos se deben resolver entre las familias. Y claro, las familias mafiosas más poderosas pueden imponer su propia autoridad violentamente. En el momento en el que Peppino intenta realizar acciones de denuncia contra el poder de la delincuencia organizada, la misma autoridad se pone contra él. En la película “I Cento Passi” esto se muestra de forma que el policía local le secuestra las pancartas e instrumentos, lo que lleva al protagonista a pensar: “no pueden secuestrar el aire”. Había nacido Radio Aut.

Uno de los proyectos más conocidos de Peppino Impastato, que previamente ya había formado el colectivo “Música y Cultura” para concienciar a la juventud, fue la creación de una cadena de radio crítica: Radio Aut. Una radio autogestionada y autofinanciada. Con ella se consiguió agitar a la población de Cinisi y transmitir toda la movida cultural y sociopolítica de los 60 y 70. Su propio programa, Onda Pazza (“Onda Loca”), era un medio para concienciar de la situación de su pueblo usando el humor. Llamaba a su pueblo “Mafiopoli” y de manera satírica hablaba de las desventuras de “Tano Seduto”, obviamente parodia de Tano Badalamenti.

El asesinato silenciado

En 1978 entra en las listas electorales de Democracia Proletaria para el Ayuntamiento de Cinisi. Sin embargo, tras la muerte de su padre ya no tenía su protección y la ira de su tío Tano ya era incontrolable. Fue asesinado la noche del 8 al 9 de mayo de 1978, el día antes de las elecciones que pudo ganar. El mismo día se encontró el cuerpo del primer ministro Aldo Moro, asesinado por las Brigadas Rojas tras 55 días de secuestro.

El cuerpo de Peppino se había colocado en las vías del tren para simular un suicidio. La policía y la magistratura corrupta buscaron hasta encontrar una carta donde Impastato decía que estaba triste, lo cual se usó para argumentar que era una nota de suicidio. Sólo la acción de la madre, Felicia Impastato -ya desvinculada de la rama mafiosa de la familia- y de su hermano pudieron reabrir el caso como un asesinato. Su muerte se convirtió en martirio y su funeral se transformó en la primera gran manifestación contra el poder de la Mafia en Italia.

En abril de 1984, caído en desgracia, Don Tano fue detenido en Madrid tras haber pasado por Long Island (EEUU). En España estaba levantando un segundo imperio aprovechando la especulación inmobiliaria en el sur y en la Comunidad Valenciana, después de que las familias Corleonesi y los Greco arrasaran a los suyos en Palermo. Posteriormente, en 1997 la Fiscalía de Palermo pidió el enjuiciamiento de Gaetano Badalamenti, “el Tío Tano”, como instigador del asesinato. El 5 de marzo de 2001 Vito Palazzolo fue considerado culpable de asesinato y se le condenó a 30 años de cárcel. El 11 de abril de 2002 Gaetano Badalamenti fue condenado a cadena perpetua. Ambos han muerto en prisión.

La importancia de Peppino Impastato

La vida de Peppino es la historia de alguien que miró a su alrededor y quiso cambiar lo que no le gustaba. Pese a que hubiera tenido una prometedora vida dentro de la Mafia ya que tenía el apellido y las aptitudes correctas, decidió ir en contra de todo eso para mejorar la vida de su pueblo. Él es también el ejemplo de que ninguna persona puede cambiar el mundo por sí sola, pero sí inspirar a otros a la acción. Y muchas voces juntas pueden gritar más alto.

Porque cuando aquello que estrangula a la sociedad es el silencio, el arma más revolucionaria es un micrófono.

 

BIBLIOGRAFÍA

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Manuel Rodríguez

Consultor político y de innovación social. CEO de Cámara Cívica. Comunicador. Divulgador político. Creo conversaciones para generar ideas que hagan un mundo más justo.

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