Otto Kirchheimer, politólogo y jurista alemán, perteneciente a la Escuela de Fráncfort creó una nueva tipología de partidos políticos, los catch-all party o partidos atrapatodo, acuñada en la década de los 60 del siglo pasado. Estas organizaciones políticas se caracterizan por:
- Una rápida reducción del discurso ideológico.
- Estar organizados y dirigidos por una élite dependiente de un solo líder.
- El militante pierde poco a poco su función de prescriptor de las propuestas del partido en favor directo del votante, es decir, este canal se sustituye por otro más directo.
- Intenta no identificarse solo con una clase o posición social sino con la sociedad en general.
- Busca respaldo de los grupos de interés más influyentes.
Catch-all a izquierda y derecha
Aunque dentro de esta tipología podrían reconocerse los principales partidos políticos de España, PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos en sus inicios. Me centraré solamente en Ciudadanos debido a la evolución de los movimientos que venimos observando en estos meses y más en concreto en estos días con el falso respaldo de Emmanuel Macron, mencionado por Rivera tras las declaraciones de Manuel Valls o con las dimisiones de Toni Roldán y el eurodiputado Javier Nart respectivamente.
Estos abandonos no son el origen de la debilidad exponencial que está sufriendo Ciudadanos por días, sino la consecuencia de la frustración por no conseguir una implantación en el territorio lo más homogénea posible, no tener el liderazgo de la oposición, y la incomodidad de proyectarse como un partido de corte liberal, pero a su vez tener en cuenta a regañadientes a VOX. Esto último, si lo observamos desde el enfoque europeísta, vemos que la derecha no casa bien con la extrema derecha porque esto mismo es la síntesis del conflicto entre nacionalismo y europeísmo.
En un artículo anterior, opinaba sobre la idoneidad de que el líder de cualquier organización supiera reconocer su propio entorno VUCA para poder sobrevivir y tener buena salud, organizativamente hablando. La desbandada que se ha producido estos días en Ciudadanos y la continua resistencia a negociar con Pedro Sánchez por parte de Albert Rivera hace que el electorado, en unas no tan hipotéticas elecciones generales, pueda abandonarlo al percibir la división interna y la desesperación por vivir más tiempo en el inmovilismo político.
Ante esta situación, el liderazgo de Rivera queda cuestionado, si no lo está ya. Teniendo en cuenta también que esta crisis interna se ha trasladado ya a redes sociales como Twitter en la que las principales tendencias llevan manteniéndose varios días, dando la posibilidad también al surgimiento de fake news que pueden incidir en la desafección hacia esta formación.
Por último, haciendo referencia de forma implícita al título de este artículo, la obsesión del líder de la formación naranja por ser el jefe de la oposición queriendo alimentarse de los caladeros de PP y VOX principalmente, hace que esto acabe en una fijación patológica, que en definitiva, puede obligar a estar más preocupado por la supervivencia política que por ser un serio competidor en la arena política.