Esta película de Seth McFarlane, que se enmarca en el género de comedia, a priori parece que no presenta nada más interesante que echarse unas risas y divertirse un rato con los amigos, pero nos puede sorprender si la analizamos en determinados puntos.
El argumento se basa fundamentalmente, como ya sabemos, en un oso de peluche que cobra vida, pues bien, este oso, Ted, tras llevar un tiempo con su novia, decide casarse. Lo hace, y, tras un año de matrimonio, como un individuo más, decide, junto a su ya mujer, ‘Vane’, tener un descendiente. Por razones obvias, el hijo no podía ser biológico por su parte, lo que les hace decidir probar la adopción.
Hasta este punto, es la típica película de comedia americana que nombra famosos con tono burlesco, en la que se habla de sexo y marihuana, con el único afán de hacer reír y con pinceladas de humor negro.
Sin embargo, de repente encontramos algo que parece interesante más allá de la comedia: a Ted no le permiten adoptar porque no es humano. Es más, se le reconoce como cosa, un juguete, y se le anula el matrimonio. Estamos, pues, ante un ejemplo de cosificación: no se reconoce como ser humano, ni como ser vivo a un ser, que a sí mismo, si se lo llama, a un ser que tiene sentimientos.
Realmente recuerda a la teoría de la cosificación, pues los esclavos de los Estados Unidos de los siglos XVIII y XIX, no eran más que un instrumento, algo útil, con finalidad, y sin autonomía.
Por otro lado, también es importante hablar de la cosificación o reificación del proletariado de la que habla Karl Marx en el siglo XIX. Este gran pensador, nos comenta que un proletario es considerado un factor de producción más, vemos que en la película declaran a Ted como propiedad. Además encaja perfectamente: la función del proletario es producir, la de Ted divertir a un niño. El proletariado permite esto, por estar alienado, y no lucha, no se rebela, ya que no tiene esa conciencia de clase en términos marxianos. Sin embargo, Ted, sí quiere cambiar esto, ve cómo de repente no puede tener hijos, y le anulan el matrimonio, por esto convoca un juicio, aunque acaba siendo declarado como propiedad, pero él no desiste. Dice, alegre por volver a estar con sus amigos: “Ante el resto del mundo yo siempre seré una propiedad. Bueno, ¿y a quién coño le importa? No, me da igual lo que sea para el resto del mundo. Yo sé quién soy, y es lo único importante.” Él sí tiene conciencia, y va a luchar por cambiarlo, lo que en términos marxianos es llevarlo a la praxis.
En el primer juicio que pierde, Ted, a pesar de ser acusado, protesta, y habla, a causa de la intervención del jurista contrario: “Este tribunal intenta decirme que soy inferior a las demás personas y eso es justo lo que hacen con los maricones, y eso está mal… Me defiendo a mí mismo y defiendo a los maricas, un respeto, hombre.” Esto, a pesar del lenguaje con tono despectivo, no es más que un guiño a la libertad sexual, lo que nos hace ver que si una persona se siente atraída por otra de su mismo sexo, no es menos, al igual que él no deja de serlo por ser un peluche, ya que siente y padece como todas las personas.
Pero esto no se queda aquí, también lo podemos conectar con la cosificación sexual de las mujeres, de la que tanto habla el feminismo: la mujer, es cosificada sexualmente constantemente por la publicidad, ya que todo anuncio tiene una mujer sexualizada que incita al consumidor a que compre. Esto, se ve bien reflejado también en que las mujeres, históricamente, hayan sido imagen de distintas propagandas, tanto comerciales, como políticas. ¿Recuerdan por ejemplo el cuadro La libertad guiando al pueblo de Delacroix?
Siguiendo con la película, Ted consigue que un abogado acepte el caso al haber reflejado en televisión sentimientos por ver a su mejor amigo John, mal herido. Este abogado ayuda a ganar el caso a Ted, demostrando que Ted, tiene conciencia de sí mismo y tiene sentimientos. Incita al tribunal a aceptar la petición del oso, concluyendo, que hay que cambiar el mundo, como ya se hizo en la Decimotercera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, la que supuso la abolición oficial de la esclavitud.
Finalmente, Ted es reconocido persona, y podrá tener hijos, al igual que lo es un proletario, una mujer, un miembro del colectivo LGBT, un esclavo, y cualquier individuo oprimido.
La igualdad se consigue luchando.
Bibliografía
Arias Muñoz, J.A.: Jean Paul Sartre y la dialéctica de la cosificación, Cincel SA
De Beauvoir, S.: El Segundo Sexo, Catedra
Ferme, F.A.: Autonomía y cosificación: El carácter imaginario de la mercancía y su secreto, Revista sociológica de pensamiento crítico. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3803530
Marx, K.: Manifiesto del Partido Comunista, Nórdicalibros