La socialdemocracia y el Barça siempre están en crisis, dicen. Más allá del símil futbolístico, la crisis de la socialdemocracia es uno de los fenómenos políticos característicos de los últimos años. Convertida en uno de los motivos para explicar el contexto político y social de la izquierda en cada cita electoral, la resurrección del SPD en Alemania anuncia cambios en la historia.
La socialdemocracia, en crisis permanente desde hace generaciones, ligada a la construcción de la Unión Europea, los envites populistas a su izquierda y derecha, sumada a su propia moderación con fenómenos como la Tercera Vía, ha ido evolucionando y adaptándose a los diferentes contextos políticos y económicos que ha ido experimentando la sociedad.
Las encuestas señalan las elecciones que se celebran en Alemania el próximo domingo como la fecha del resurgimiento de la socialdemocracia alemana. Tras 16 años de gobierno, los alemanes acuden a votar por primera vez sin el liderazgo de Angela Merkel. La estabilidad y formación del nuevo Ejecutivo está en el aire ante la fragmentación del voto y las múltiples opciones de tripartito. Precisamente, el considerado por los analistas como posible heredero de Merkel no es el candidato de la CDU, Armin Laschet, sino el socialdemócrata Olaf Scholz.
El SPD ante el retorno al poder
En las elecciones más abiertas de la historia reciente de Alemania, hace unos meses todos daban la victoria a los Verdes de Annalena Baerbock. Antes de la recuperación en las encuestas, la socialdemocracia alemana se acerca a la irrelevancia tras la gran coalición con la UCD. Por una vez, el partido mayoritario en una coalición no se ha comido al minoritario. La Unión Europea mira con expectación las urnas a la espera de confirmar la victoria que anticipan los sondeos: Alemania vuelve a ser socialdemócrata. Así, podría sumarse a los gobiernos de Noruega, Suecia, Portugal, Finlandia, Dinamarca o España. Precisamente con el auge del SPD y la tentadora coalición electoral de la izquierda y los verdes para las próximas presidenciales francesas, las miradas se han dirigido hacia el PSOE de Pedro Sánchez, formación que más ha aportado a la familia socialista europea en los últimos comicios.
En España, la socialdemocracia volvió al Gobierno con la moción de censura de Pedro Sánchez al Gobierno popular de Mariano Rajoy aliándose con fuerzas a su izquierda como Unidas Podemos, y nacionalistas como ERC, PNV o Compromís. Fueron precisamente los denominados como viernes sociales en los que el gobierno socialista consiguió plasmar su programa social en el BOE, unido a la advertencia del peligro de la entrada de la ultraderecha de la mano de otros partidos en el gobierno central. Ante el envite de la ola reaccionaria contra los derechos de las mujeres, los inmigrantes o el colectivo LGTBI se hace necesario más que nunca su visibilización y la protección de sus derechos.
Los retos de la socialdemocracia europea
La lista de retos de la socialdemocracia es larga y evoluciona rápidamente por el agitado contexto político. El principal reto sigue siendo la lucha contra la desigualdad, agravada por la crisis económica tras la pandemia. Los valores de justicia, libertad e inclusión propios de los socialdemócratas necesitan plasmarse en un plan de acción que construya la base de las sociedades del presente, del futuro. No es de extrañar que el respeto haya sido uno de los pilares sobre los que ha pivotado la campaña del candidato del SPD. Una oda a la sencillez y a cómo puede ser la construcción del futuro. Saber comunicar que la mirada es hacia el hoy, hacia el mañana. Tampoco ha de ignorar la complejidad de la tarea en el resto de Europa, especialmente ardua en Reino Unido. Tras el Brexit y la marcha de Jeremy Corbyn, el programa y el modelo de oposición que el nuevo líder del Partido Laborista, Keir Starmer, no termina de convencer al electorado socialdemócrata frente al conservador Boris Jonhson.
Es precisamente en la construcción de una Europa más solidaria donde se desarrolla uno de los grandes proyectos políticos tras la era post covid: los fondos Next-Generation, que servirán para impulsar cambios estructurales en los países de la Unión. Esta es la gran oportunidad de la socialdemocracia europea: utilizar la ola de reflexión social sobre la precarización de las clases medias para implantar las medidas necesarias para cambiar el paradigma social y económico. La socialdemocracia requiere ambición para cambiar la sociedad. Empieza por la resurrección.