En Juego de Tronos no todos los jugadores tienen opciones de ganar. El mundo de Canción de Hielo y Fuego nos muestra a grandes señores, reinas y caballeros que compiten por hacerse con el poder. Sin embargo a menudo se nos olvida que para que haya señores… debe haber vasallos.
Todas las sociedades tienen diferentes clases sociales en las que unos tienen más o menos acceso a los recursos. Es lo que llamamos estratificación social. Es un concepto esencial en Sociología, pues muestra cómo se estructura la sociedad por clases (como los diferentes estratos minerales en Geología) y permite medir como unas personas pasan de una clase a otra. Inauguramos así una serie de artículos sobre la movilidad social en Juego de Tronos.
El feudalismo en Juego de Tronos
“La clase social de las gentes viene determinada, sobre todo, por su posición dentro de la división general del trabajo, así como por sus recursos y poder en el seno de la sociedad”
– Salvador Giner.
La acción de Canción de Hielo y Fuego se desarrolla en un mundo ficticio donde conviven diferentes sistemas políticos y sociales (ciudades libres, tribus bárbaras, esclavistas…). Entre ellos destaca el reino de Poniente (o Westeros), una suerte de federación bajo un mismo rey de siete territorios, controlados cada uno por grandes señores.
Es un sistema feudal, donde la riqueza parte de la propiedad de la tierra y la organización política depende de pactos entre señores y vasallos, desde el rey hasta los campesinos, que trabajan cada feudo.
La estratificación social surge cuando hay desigualdad en base a uno o varios criterios. En Juego de Tronos es el origen de la familia y la riqueza (en recursos o ejercicio del poder, piénsese en Meñique en el Consejo Privado del Rey). Otro término importante es la movilidad social, cuando una persona, familia o grupo asciende o desciende en el acceso del poder o recursos. En Juego de Tronos la movilidad social alrededor del Trono de Hierro suele ser conflictiva (lucha de unas familias y otras), pero en algunos casos funcionan ciertos mecanismos (un soldado que por su valentía es nombrado caballero).
Un rápido vistazo nos permite ver que los principales estratos de Poniente son nobles y plebeyos. Dejaremos de lado de momento las organizaciones “monásticas”, que van aparte. Entre los plebeyos tenemos desde los pobres y siervos hasta soldados y jinetes libres. Los nobles se subdividen en la realeza y los grandes señores, otros señores y finalmente caballeros. Hay que notar que excepto rey, príncipe y poco más, en Juego de Tronos no hay diferentes títulos nobiliarios con razón de rango (duque, marqués, conde, barón…) sino que todos son señores (lords y ladys). La importancia de cada cual viene determinada por el territorio que controla, el origen mítico de su familia… o su apellido. Y ésto nos lleva al tema de este primer artículo: ¿Qué pasa con quienes no tienen apellido?
Este es el caso de Jon Nieve.
Los bastardos en Juego de Tronos
Jon Nieve es un bastardo, un hijo nacido fuera del matrimonio. En una sociedad donde el apellido lo es todo, los bastardos tienen problemas como incapacidad de heredar (aparte de ser mal vistos por ser fruto de un coito extramatrimonial). En Poniente los bastardos tienen apellido por ser hijos de nobles, pero solo hacen referencia al territorio donde nacieron (en el norte, Nieve; en el sur, Arena; etc).
Aunque Jon se ha educado en un castillo como sus hermanos Stark y ha sido reconocido por Eddard Stark como su vástago, no podrá heredar ya que todo va ligado al apellido. Sabe que nunca podrá optar a nada más importante que ser un guerrero para su padre. Otro más.
La Guardia de la Noche
Sin embargo, Jon ingresa en la Guardia de la Noche, una de esas instituciones “monásticas” de las que hablábamos antes. Es un cuerpo de defensa donde a priori todos son los miembros son hermanos con igualdad de condiciones, sin importar que se sea príncipe o criminal condenado.
Con un sistema de jerarquías y roles (constructor, mayordomos, exploradores…) se da la situación de que alguien quien no podría jugar al Juego de Tronos por no tener el apellido correcto puede aspirar a ascender en la Guardia de la Noche.
Aunque culturalmente se tiende a buscar a un noble para liderar (Janos Slynt), podemos ver que en el libro quien dirige la defensa del Muro es un herrero (Donal Noye) y luego el mismísimo Jon Nieve. Esto nos recuerda la figura de los monasterios durante la Edad Media, donde un siervo podía ingresar en el clero y mejorar su situación económica y social, ya que en estas instituciones (que inspiran a la Guardia de la Noche) la movilidad social es mayor. En la película Teresa: El Cuerpo de Cristo, Santa Teresa de Jesús se queja de que incluso entrando en un monasterio hay diferencias de clase entre las hermanas pobres y las nobles.
Una institución autónoma y (cuasi) democrática
El mecanismo de elección del Lord Comandante, el cargo supremo de la Guardia de la Noche, es una elección interna. Un hombre, un voto. Como sabemos de nuestras democracias occidentales, los sistemas electorales tienen fallos. En el libro Sam se dedica a disuadir a varios candidatos de que se presenten para evitar la dispersión del voto.
Finalmente (SPOILER) la Guardia elige a Jon Nieve, un joven bastardo, como su líder. Una persona que no habría llegado demasiado lejos en el juego de estandartes y apellidos por no tener ninguno de ambos, alcanza el máximo honor de una de las instituciones clave del reino de Poniente.
Y lo que es más importante, por méritos propios.
[bctt tweet=”En una sociedad donde un gran apellido es poder, ¿qué pasa con los bastardos como Jon Nieve?” username=”camaracivica”]
BIBLIOGRAFÍA
-GINER, S., Sociología, Nexos, Barcelona, 2ª edición (1986).
-MARTIN, G., Saga Canción de Hielo y Fuego.
-MORALES, J. Et al., Introducción a la Sociología, Tecnos, 3ª edición (2008).