Mi gran tragedia griega

Por Marta Buces

 

Érase una vez Grecia. La cuna de la filosofía, las matemáticas, la historia clásica, la ciencia, la cultura que se expandió al resto del mundo. Las olimpiadas, los dioses, el alfabeto griego, el teatro y la oratoria, uno de los orígenes de la medicina, la literatura, la ética, la democracia. ¿Cómo ha pasado a ser el cuento de prosperidad una larga historia sobre la bancarrota?

Los 25 años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, Grecia experimentó un auge; aumentó su tasa de crecimiento, los ingresos y el consumo. Había llegado el capitalismo. Pero, en palabras del científico social David Harvey, no existe el capitalismo sin sus crisis. A mediados de los años 70, descienden los ingresos de los trabajadores y aumenta el desempleo. Los mercados nacionales se habían abierto al mundo global, el capital podía moverse por donde quisiera teniendo acceso a la mano de obra barata. Los salarios bajaban en todos los países. La solución a cómo vender productos a quienes no tenían con qué comprarlos se encontró concediéndoles préstamos. Y así surgió la economía de créditos que tuvo su apogeo en los años ochenta y noventa. El método con el que salieron de la crisis de los setenta allanó el camino para la siguiente.

Allá por el año 1981, Grecia ingresaba en la Comunidad Económica Europea con unas cuentas estatales maquilladas. Los gobernantes helenos consiguieron que los números que ya por entonces no cuadraban quedaran reducidos a pequeños desajustes asesorados por Goldman Sachs, uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo, que ganó millones de euros gracias a este acuerdo. Y el vicepresidente europeo de dicho grupo empresarial era nada más y nada menos que Mario Draghi, exdirector ejecutivo del Banco Mundial y, desde 2011, presidente del Banco Central Europeo.

En Grecia, los ciudadanos sufrían la visión europea, plasmada en periódicos alemanes, de vagos y de insolidarios con el estado por la elevada economía sumergida y la evasión de impuestos que existía, pero lo cierto es que el país ya arrastraba sus problemas financieros desde hacía mucho. Sin embargo, en sus páginas no contaban que muchas de las empresas que habían corrompido a los políticos griegos eran alemanas, como Siemens, que ha llegado a ser condenada por ello; o como Krub, que le vendía a Grecia submarinos al doble de precio que a Turquía.

El Gobierno, con diferentes hombres a la cabeza, apoyando a los prestamistas extranjeros, aplica políticas de austeridad. Se piden préstamos, aumenta la deuda, la economía cae.

La deuda pública se define como el total de las deudas que un estado ha contraído con otro o con particulares. Para poder atender a sus obligaciones, dicho estado tiene que pedir ayuda para conseguir ingresos. Los estados con problemas financieros suelen utilizar el dinero de los contribuyentes para rescatar a los bancos, y Grecia no ha sido menos. Así, los mismos bancos salvados por los ciudadanos invierten en la bancarrota de los propios estados comprando deuda. El gobierno griego dio casi todo el primer paquete de rescate a los bancos.

Un rescate se lleva a cabo ante la imposibilidad de un país para pagar su deuda, es la garantía de que ésta se pagará. El dinero proviene de los distintos países miembros del FMI.

El Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea son las instituciones que se encargan de gestionar las ayudas a Grecia. A veces, trae consigo una reestructuración de deuda: cambiar los tipos de interés, ampliar los plazos de vencimiento o, incluso, pactar una quita (el perdón de una parte de la deuda total), justificable únicamente cuando no es posible devolverla.

Las medidas impuestas a Grecia por la UE, el BCE y el FMI a cambio de los préstamos, según Costas Lapavitsas, profesor de Economía en la Universidad de Londres, “tienen un impacto trágico en la calidad de vida de la gente”. Desde 2008 hasta ahora, la economía griega ha perdido un 26% de su valor, según Andrés Mourenza, periodista en Grecia.

La deuda del país heleno ronda los 30.000 euros por ciudadano. Son muchos los expertos que aseguran que la cantidad de deuda es tan enorme que Grecia nunca podrá llegar a pagarla en su totalidad.

Costas Lapavitsas afirma que: “Si atendiésemos la deuda implicaría el desmantelamiento de la salud, de la educación, del sistema de transporte, entonces la deuda es socialmente insostenible”. Y es que en caso de rescate, los ingresos se destinan de manera prioritaria a pagar la deuda y sus intereses; los gastos propios de un estado quedan relegados al segundo lugar. Según los datos recopilados por Yiannis Mouzakis, del ‘think tank’ Macropolis, el 51% de todos los fondos se ha destinado a devolver la deuda. Apenas 27.000 millones se han destinado a necesidades estatales.

“Pero si los que provocaron la crisis no van a pagarla, ¿por qué nosotros?”, se preguntan los griegos. En el pasado, decenas de países se han negado a pagar las deudas que no habían sido contraídas por sus ciudadanos de conformidad con las disposiciones del derecho internacional como el concepto de deuda odiosa. Desde la Segunda Guerra Mundial, 35 países se han negado parcial o totalmente a pagar la deuda que arrastraban. Para declarar ilegítima una deuda, deben cumplirse los siguientes requisitos, establecidos por Alexander Sack:

  1. El gobierno del país ha recibido un préstamo sin el conocimiento y la aprobación de sus ciudadanos
  2. Dicha cantidad de dinero se destina a actividades no beneficiosas para el pueblo
  3. El prestamista está al corriente de que esto es así

EEUU usó el concepto por primera vez en 1898 al ganar la guerra hispano-estadounidense y adhesionarse Cuba. Ya en Méjico había ocurrido antes cuando se derrotó a Maximiliano I. Ecuador, otro país que demostró la ilegalidad de su deuda más recientemente, lo hizo mediante un Comité de Auditoría.

En la actualidad, se ha llegado hasta el 62% de paro en la juventud. 225.000 jóvenes han abandonado Grecia, un país que cuenta con 2.500.000 de personas en situación de desempleo. Salario mínimo de 500€ para los mayores de 25 años, sueldos entre un 25 y un 30% más bajo que en España y sin embargo, es un 17% más caro vivir en Atenas que en Barcelona. Existen 20.000 sin techo únicamente en Atenas.

 

Referencias bibliográficas:

Pablo R. Suancez, “Grecia dedica más del 50% del rescate a pagar intereses y devolver préstamos”, El Mundo, Madrid, 22 de febrero de 2015.

Zafra Espinosa, Rafael (2001): La deuda externa. Aspectos jurídicos del endeudamiento internacional. Secretariado de publicaciones de la Universidad de Sevilla, Sevilla.

Kitidi, Katerina; Chatzistefanou, Aris (2011): Deudocracia. Grecia.

Kitidi, Katerina; Chatzistefanou, Aris (2011): Catastroika. Grecia.

Salvados; ultimátum a Grecia. Évole, Jordi (presentador). La Sexta. El Terrat, emitido el 22 de febrero 2015.

Salvados; la deuda infinita. Évole, Jordi (presentador). La Sexta. El Terrat, emitido el 28 de diciembre 2014.

RTVE (2015) “Cronología de la crisis de Grecia” en rtve.es

Martínez de Rituerto, Ricardo “Un rescate de 110.000 millones”, El País, Madrid, 3 de mayo de 2010

Joaquín Estefanía, “Deuda odiosa”, El País, Madrid, 26 de junio 2011

Joaquín Estefanía, “La deuda odiosa”, El País, Madrid, 1 de febrero 2015

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Marta Buces

Periodista. Máster en Relaciones Internacionales. Fui una andaluza en Dublin durante 4 años. Callo desde la ignorancia, hablo desde el feminismo. Firme defensora del contexto

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