Por Aitor Céspedes
Seguimos con el tema de moda de este país, la no investidura del nuevo presidente del gobierno. Al parecer este asunto ha venido para quedarse con nosotros un tiempo ante unas previsibles y nuevas elecciones generales. En fin, mientras aguantamos el aluvión informativo casi monótono quiero expresar mi más sincero disgusto con los españoles, sí, con todos ustedes.
Por las palabras de Albert Rivera y Pedro Sánchez, tanto en los medios como en el Congreso, me he enterado de que el pueblo español decidió votar que los diferentes partidos dialogaran. Al parecer hubo una reunión multitudinaria de millones de personas en algún lugar de nuestra geografía y, tras un largo (imagino) debate, tomaron la decisión de formar un Congreso de los Diputados fragmentado con una carta adjunta que decía algo así como: “Nuestro mandato es que os pongáis de acuerdo”.
No es que desapruebe esta actitud, pero habría agradecido que me invitaseis a dicha reunión de la cual no tuve noticia alguna. Quizá no fue un encuentro físico, sino virtual, con un gigantesco grupo de wasap y en ese caso existiría cierta justificación, ya que no tengo dicha aplicación en mi teléfono. Pero sí que tengo amistades y familiares que lo poseen.
Fuera bromas, no deja de ser curioso como este discurso está siendo utilizado repetidas veces por parte de varias fuerzas políticas: “Los españoles han votado que dialoguemos”, dice, por ejemplo, Albert Rivera. Pedro Sánchez entona esta misma melodía de forma habitual en cada entrevista, o en el propio “debate” de investidura, donde hace alusión a este hecho en repetidas ocasiones.
Es la concepción de la política de los Teletubbies, aquello del talante llevado al extremo, del ser amigo de todos, de pintar un mundo color de rosa, y tratar de no molestar a nadie. La verdad es que la confusión puede entenderse debido a las coincidencias: los Telettubies eran cuatro, y de colores vistosos; el Congreso de los Diputados tiene cuatro partidos mayoritarios, y sus colores son similares al de los protagonistas de ese programa de televisión.
Ante este panorama, uno no puede evitar preguntarse si las personas que votaron a Ciudadanos lo hicieron deseando que se coaligase con el PSOE, y viceversa. Igual podemos decir con los votantes de Podemos, el Partido Popular o cualquier otra formación política. Nada más lejos de la realidad, normalmente las personas votan queriendo que su partido gane, aplaste y machaque al resto, y gobierne en solitario aplicando sus propuestas.
Y es que el hecho de pactar implica necesariamente el reconocimiento de que el programa electoral se incumplirá, cediendo así para llegar a un acuerdo de gobierno. Todos tenemos la memoria fresca ante las promesas incumplidas por parte del gobierno de Rajoy, tachado por ello, y con razón, como antidemocrático. Por tanto, si aceptamos el poder de la mayoría, y entendemos el juego democrático como un cumplimiento de la voluntad popular podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que la democracia es como Conan, donde las personas quieren que el partido al que votan machaque al resto; y no como los Teletubbies, donde los diferentes partidos se hacen “amigos” para incumplir buena parte de sus respectivas propuestas electorales.
A no ser, claro está, que de verdad millones de españoles se reunieran antes de las elecciones generales en secreto y decidieran de antemano el resultado de las mismas, enviando una carta que dijese: “Nuestro mandato es que os pongáis de acuerdo”. En ese caso, agradecería públicamente que me invitaseis a la próxima.