El bueno, el feo y el malo

Por Aitor Céspedes

Hablamos de política, hablamos de España, por tanto, hay que mencionar el tema de moda: la formación de gobierno (o no) en nuestro país. Ahora todos los líderes políticos realizan sus movimientos tácticos, prácticamente tenemos declaraciones diarias de los protagonistas en uno u otro sentido, y entre los: “quiero contigo, pero no si está él por medio”, y las balas que de vez en cuando se disparan, esto va pareciendo cada vez más un programa de prensa rosa o un viejo Spaghetti western. Como tengo mayor gusto por las películas de Sergio Leone que por el mundo del corazón, vayamos en esa dirección, presentando esta apasionante disputa entre el Bueno, el Feo y el Malo.

 

Pablo Iglesias Turrón: pistolero con fama de disparar bien su revolver con la mano izquierda, aunque últimamente parece que es capaz de hacerlo indistintamente con ambas manos. Sin duda, es el Bueno, no en sentido moral, sino porque se encuentra en una buena posición. Se presenta como adalid del progreso, es quien tomó la iniciativa para echar al malvado Rajoy y formar un gobierno redentor en España.

Que antes de las elecciones dijese que no formaría parte de un gobierno que él no presidiese, o repitiese de forma constante que el PSOE era “casta” durante el primer año de vida de Podemos, carece de importancia. Los negocios son los negocios, y la recompensa es lo importante, por eso ha intentado aliarse con el pistolero Sánchez.

¿Pero cuál es la recompensa? Que prácticamente, haga lo que haga, le será favorable. Pedro Sánchez se encuentra en una posición muy débil en un PSOE dividido, por ello podía imponer una serie de condiciones difíciles de aceptar por el pistolero Sánchez. Éste ha caído en la trampa de la banda de Iglesias, y ha optado por buscar la alianza con Ciudadanos. Sin embargo, sus rivales tienen más hombres y es previsible que no consiga ser el Sheriff del pueblo. La nueva campaña electoral está hecha para Pablo Iglesias, que pueda usar el argumento de: “Puse sobre la mesa una propuesta real de gobierno progresista, y el PSOE la rechazó porque simpatiza más con la derecha de Ciudadanos que con los progresistas”.

 

Pedro Sánchez Pérez-Castejón: por irónico que parezca es el Feo, por lo dicho en el párrafo anterior y por lo que se expondrá a continuación, es quien más feo lo tiene. Es ahora o nunca, apareció en la banda del PSOE como un pistolero de nivel medio, pero sorprendió a todos acabando con sus rivales uno a uno y utilizando poca munición, accediendo así al liderato. Sin embargo, los pesos pesados de su partido están en contra de su dirección y ya están cargando los revólveres para acribillarle en cuanto se materialice su primer fracaso. Si quiere prosperar en el cruel mundo de la política ha de alcanzar la presidencia, pero para ello tendrá que conseguir la abstención de un ofendido Pablo Iglesias, que quiere ocupar su puesto, y los acontecimientos le son favorables; la oposición interna; y las veleidades del malvado Rajoy. En definitiva, Pedro Sánchez está situado entre varios fuegos, y tiene pocas balas.

 

Mariano Rajoy Brey: es el Malo, nadie quiere hablar con él, ha oprimido con el gran poder de su banda al resto durante los últimos cuatro años, y ahora sufre las consecuencias. Ya no tiene tanta munición como antes y necesita negociar. Además, muchos de sus muchachos se han excedido en sus funciones, por lo que cualquier acuerdo con él implicaría ensuciarse en la contagiosa mancha de la corrupción. Aun así, siguen siendo fuertes, tanto él como sus muchachos están escondidos en diferentes edificios de la ciudad con buenos rifles, para disparar a cualquiera que ose moverse. Su discurso es el del orden frente al caos que generaría la débil alianza entre las imprevisibles bandas del PSOE y Ciudadanos. Saben que unas nuevas elecciones les darían más votos, por lo que no dudarán en presentar al pistolero Sánchez como un forajido desleal que prioriza alcanzar el rango de Sheriff al bienestar del pueblo; y a Rivera como una marioneta ingenua y engañada del mezquino Sánchez. Además, nadie pone en duda de que el malvado Rajoy es capaz de acumular más hombres de “orden”, por lo que muchos de los que apoyaban a Rivera volverían a confiar en la dirección de Rajoy.

 

Luego está Albert Rivera, quien con sus cuarenta escaños nadie esperaba que fuera a ser decisivo en esta contienda. Sin embargo, este personaje secundario ha sorprendido a muchos en su alianza con el pistolero Sánchez, cabalgando con su caballo hacia el primer plano de la escena política. Ahora la pregunta clave es: ¿podrá Rivera salvar de la horca a su ahora compadre Sánchez? Las cuentas no salen, los enemigos son más poderosos, por lo que las balas de Ciudadanos parecen en la práctica balas de fogueo, ruidosas y llamativas, pero ineficaces en un tiroteo. Aun así, no hay que olvidar que esto es un western, y cualquier cosa es posible.

¿Quién dijo que ya no se hacían películas de vaqueros?

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