Este fin de semana pasarán muchas cosas. Seguro que alguien se enamora, seguro que alguien se da cuenta de que, en realidad, el amor ya se fue. Alguien descubrirá una nueva pasión, otras personas cesarán del empeño de vivir… No obstante, probablemente millones de personas de esta Españita nuestra tienen claro qué es lo más importante del fin de semana: la Liga. El derby más importante del país, Betis-Sevilla, se jugará el domingo. No cuenten conmigo para nada.
Betis-Sevilla, my great and worthy opponent
Esta frase del Capitán Garfio en Peter Pan siempre me ha parecido magnífica. Resume a la perfección la necesidad que tiene Garfio de que Pan exista. En el Betis-Sevilla sucede de una forma similar: el uno no tiene sentido sin el otro. Lamentablemente para el beticismo, las participaciones del Betis en la primera división han sido menos que las del Sevilla, esta diferencia se ha incrementado recientemente. Durante los años del Betis en segunda, ha habido un vacío que ha ido más allá de la sencilla mofa: la falta de oposición entre uno y otro ha hecho que los triunfos que consiguió el Sevilla durante esos años no hayan sido completos.
Esto no hace que los títulos del Sevilla sean menos, nadie podría quitarle al Sevilla tal mérito a estas alturas. No obstante, existe un vacío: tanto para Sevilla como para Betis la necesidad de tener un contrario hace que, ante la falta de contrario, la alegría sea un poco menos. De tal forma que, muy en el fondo, ni el bético no quiere que el Sevilla desaparezca, ni viceversa. Es más, para que la temporada sea redonda, la Sevilla futbolística necesita imperiosamente la participación de ambos clubes en la misma categoría, así, no sería extraño que el sevillista quisiera que el Betis quedase todos los años en el decimoséptimo puesto, justo antes del descenso.
Como digo, muy lamentablemente, el Betis no ha estado a la altura de la rivalidad en demasiadas ocasiones durante las últimas dos décadas. Afortunadamente, el reciente título de la Copa del Rey ha compensado muchas penurias. Esperemos que no sea un oasis en el medio del desierto.
Hegel y el derby sevillano: una aproximación filosófica
El fútbol es muy importante. Verán: yo trabajo mucho, estudio mucho, acumulo a lo largo de la semana mucho estrés. Sin embargo, sé que hay dos horas a la semana durante la temporada en las que no tengo por qué pensar. No existe nada salvo un balón y veintidós personas, once de las cuales me pueden hacer muy feliz. Además, está el hecho de que no vivo en Sevilla. Ver a mi Betis, en realidad, no es ver a mi Betis: es ver a mis amigos o estar de nuevo con mi padre y mi hermano en la grada a través de una especie de conexión cuántica. Dicho lo cual, hay más cosas en la vida:
Hegel: tesis, antítesis y síntesis.
Georg Wilhem Friedrich Hegel (1770-1831) es uno de los grandes filósofos de occidente. O, por lo menos, uno de los más influyentes (no quisiéramos ofender a nadie). Para bien o para mal, en muchos casos, la forma que tenemos de estudiar Filosofía es la que propuso él.
Entre sus aportaciones más reconocidas está el modelo de tesis, antítesis y síntesis. Echémosla al suelo, ¿qué es eso? La tesis es el punto de partida: te han metido un gol. Maldices, le echas la culpa a alguien, etc, el caso es que tienes que reaccionar y, entonces, se produce la antítesis: cambias la táctica para producir un gol. La síntesis, el resultado, es que el equipo que se ha adelantado reacciona frente a la reacción.
En otras palabras: tesis: el Betis se adelanta en el marcador. Antítesis: el Sevilla, que va perdiendo, empieza a atacar alocadamente. Síntesis: El Betis se defiende. ¿Cómo avanza la historia según Hegel? Sencillo: “El Betis se defiende” se convierte en la siguiente tesis. Antítesis: El Sevilla saca un delantero por un defensa. Síntesis: para contrarrestar este efecto, el Betis saca a un defensa por un delantero. Así hasta que el partido acabe o alguien meta un segundo gol. Esto es aplicable a casi todo, vean:
El Betis-Sevilla según Darwin
Otra cosa particularidad sobre mí es que le tengo un miedo feroz a las serpientes. Sin embargo, no sé por qué, los documentales sobre serpientes me apasionan. Creo que sería capaz de reconocer a muchas especies distintas, de hecho. Recordaré toda la vida uno en particular: resulta que en Australia hay una serpiente venenosísima cuyo principal alimento es un mamífero. Bien, a lo largo de la evolución, susodicho mamífero se ha ido haciendo invulnerable al veneno de la víbora. Consecuentemente, sólo las víboras con el veneno más fuerte han sido capaces de transmitir sus genes. Estamos ante una carrera armamentística de la naturaleza.
La especie que sobrevive es la que es capaz de manejar un cambio para sobrevivir. Así, tanto la víbora como el mamífero tienen que adaptarse. Como el Betis y el Sevilla tienen una particular competición entre clubes, si el Betis gana una Copa del Rey, el año siguiente, el Sevilla tiene que ganar otra cosa. Lamentablemente para el beticismo, eso es lo que ocurrió en las temporadas 2005 y 2006. En 2005 el Betis ganó su segunda Copa del Rey con gol de Dani. En 2006 el Sevilla ganó su primera Uefa Europa League. Una continua carrera armamentística. Veremos qué pasa esta temporada.
Pasando por el modelo hegeliano: tesis: la serpiente tiene veneno; antítesis: el mamífero más inmune transmite los genes, ergo, se hace más fuerte; síntesis: la serpiente con mejor veneno pasa sus genes, ergo, el veneno acaba siendo mejor. El Betis gana la Copa del Rey en 2005; el Sevilla gana la Uefa Europa League en 2006 (lamentablemente, no hubo “síntesis bética” hasta 2022).
El Betis-Sevilla según el capitalismo
Consideremos que Betis y Sevilla son dos productos competidores (me ha dolido escribir semejante barbaridad). En un capitalismo perfecto (hermosísimo oxímoron), ambos productos competirían para ser mejores productos en el mercado, de tal forma que susodicha competición es buena para el consumidor. Por ejemplo, este año hay cierto enfado en los bares porque el Sevilla ha aumentado el precio de los abonos. Si verdaderamente hubiera un mercado en esto, el producto Betis habría ganado muchos puntos. Sin embargo, no hay porque la demanda es mucho más que peculiar: un bético es bético para siempre y un sevillista lo mismo. No hay forma humana conocida que haga que un bético se saque el carnet del Sevilla ni viceversa.
Pasando por el modelo hegeliano: tesis: el Sevilla ficha a un delantero estrella que hace que el producto Sevilla incremente su calidad; (antítesis) de forma que el Betis tendría que fichar a otra estrella o abaratar el precio de la entrada; (síntesis) el Sevilla invita a una cerveza antes de los partidos, lo cual se convierte en la tesis de la siguiente formulación.
Conclusión
Una vez más comprobamos que, aunque no nos termine de gustar Hegel y luego fuese muy criticado, lo cierto es que su modelo es muy, pero que muy aplicable. ¡Incluso al fútbol puede aplicarse la filosofía! Bueno, aunque eso, como todo, ya lo hicieron los Monty Python en su flying circus… En fin, que gane el mej… No, no, no, no: que gane el Betis, ¡qué mejor que no qué ocho cuartos! (Otro día hablamos de Nietzche y las pasiones).