Menos manga y más Seitô: los movimientos feministas en Japón del S. XX

El feminismo japonés y la revista Seitô

¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando te preguntan o hablan sobre Japón? Sí, ese país que nos queda tan lejano y donde amanece tan temprano. Pues seguramente, si has tenido una infancia en la que has estado pegado al Canal Sur 2 Andalucía por las tardes, dirás algo que se encuentra dentro de nuestra memoria colectiva como el anime tipo Pokemón, Digimon, Goku u Oliver y Benji, donde te podías llevar días esperando que el balón cruzase de un lado a otro del campo o nuestro atrevido y gamberrete ShinChan. Actualmente otra de las cosas que dirías automáticamente al pensar en Japón sería sushi, plato fundamental que, si quieres estar a la última, debe de encontrarse en tu Instagram (culpable). Aunque quizás ni sepas mencionar dos tipos distintos de este exquisito plato, pero no voy a ser yo quien te ilustre en gastronomía ni este artículo pretende hablar sobre la cultura de masas ni mucho menos.

La mujer japonesa

Ahora bien, quitando a un lado fenómenos audiovisuales y gastronómicos, ¿qué es lo primero que te viene a la mente en cuanto piensas en las palabras “MUJER JAPONESA”? Te daré unos segundos para que lo pienses.

Seguramente la palabra que la gran mayoría de personas piense sea SUMISA.

Bueno, pues eso no es solo más que un mito. Muchos de vosotros pensaréis con total seguridad que Japón puede que sea uno de los países patriarcales por excelencia desde tiempos inmemoriales, pero no es así. No estoy diciendo que no sea patriarcal o que los roles de género no se encuentran fuertemente marcados en la actualidad, es solo que cuando leemos, escuchamos o nos informamos sobre el feminismo o su historia generalmente lo hacemos sobre autoras o activistas occidentales, pero que en occidente no hayamos oído hablar nada sobre el feminismo en Japón no quiere decir que no exista.

La Historia de la mujer en Japón

Primero debemos saber que históricamente los roles de género no se encontraban tan delimitados como sí se podía observar en occidente. Existían matriarcados donde el linaje del clan se transmitía a las mujeres, había también mujeres guerreras e incluso en las ceremonias religiosas del shintô tenían un papel más importante que el de los hombres. Nada que ver con occidente, ¿verdad?

Pues todo este cuasi “idílico” escenario cambia de forma radical con la restauración Meiji que va desde la segunda mitad del S.XIX hasta principios del S.XX donde Japón lleva a cabo una serie de reformas en la línea de producir una occidentalización del país, aunque para ser justos, también influyó bastante la llegada del confucianismo muchos siglos antes. Pero es en esta restauración política cuando se impone en todo el país.

Muchos pensaréis con total seguridad que Japón puede que sea uno de los países patriarcales por excelencia desde tiempos inmemoriales, pero no es así.

No solo se produjeron reformas de carácter económico, político y militar sino también reformas educativas y sociales. Partiendo de la premisa confuciana de “educar a buenas esposas y madres sabias”, el Gobierno Meiji impuso una serie de medidas que delegaban a la mujer a un papel de subordinación. Estas medidas estaban recogidas por el Código Civil japonés de 1898. Además, a raíz de estas normas jurídicas, a la mujer se le prohibía la participación y asistencia en organizaciones y actos políticos, también se convertía en la única figura punible dentro del matrimonio, es decir si cometía adulterio se le podía arrebatar la custodia de los hijos tras el divorcio.

Además, la Administración promulgó la Ordenanza de Institutos Femeninos que se encargaban de promover una educación para las mujeres centrada en la enseñanza de las tareas del hogar y los cuidados familiares. Quedando relegada a un segundo plano la educación académica.

En este contexto de desigualdad social, la difusión del pensamiento nacionalista japonés ahondó en la situación de la mujer, con políticas de corte patriarcal. La mujer japonesa quedaba completamente desplazaba al ámbito familiar y doméstico, destinada a desempeñar los papeles de madre, cuidadora y administradora del hogar. Sin embargo, simultáneamente las políticas de fomento del empleo e industrialización del país hace que muchas de las hijas de los campesinos tengan que trabajar en las fábricas para así poder hacer frente a los altos impuestos que el Gobierno había establecido sobre las tierras campesinas.

El feminismo japonés: la revista Seitô

Portada de la revista Seitô o Buestocking
Portada de la revista Seitô (Buestocking)

Es en 1911 dónde en este contexto social, el círculo literariode mujeres Keishû bungakukai le propuso a Hiratsuka Raichô (escritora y activista anarquista) la creación de una revista literaria para mujeres cuyo nombre sería Seitô o como se la conoce en inglés Bluestocking. Esta revista serviría como herramienta de empoderamiento femenino para las mujeres japonesas de la época. Trataba temas entendidos moralmente sensibles para la sociedad, como el aborto o la sexualidad. Este era el elemento diferenciador de Seitô con respecto a otras revistas femeninas de la época.

 

Esta sociedad literaria estaba formada por mujeres socialistas, comunistas y anarquistas, intelectuales y activistas políticas, las cuales al final perdieron incluso su propia vida por defender unos derechos que creían fundamentales y que se les había arrebatado por el mero hecho de ser mujeres.

Reunión de Seitô en sus primeros años con Hiratsuka en el extremo derecho
Reunión de Seitô en sus primeros años con Hiratsuka en el extremo derecho

A medida que el país iba desarrollándose, la mujer veía cómo sus derechos se iban mermando pese a las influencias occidentales en la Constitución japonesa. Estableciéndose un régimen social estrictamente patriarcal y paternalista, donde los valores de las mujeres no se reconocían, pero si quedaba clara la posición de esta como una figura supeditada al hombre.

El movimiento feminista japonés surgió a finales de la Era Meiji gracias a la influencia de autoras liberales cuyos textos fueron importados desde occidente y que llegaron a ser traducidos al japonés. Este movimiento no solo estaba integrado por mujeres, sino que también intelectuales y personalidades políticas de la época estaban a favor y abogaban por igualdad entre hombres y mujeres, como Fukuzawa Yukichi (escritor, filósofo y político.

El mito de la familia tradicional japonesa

Este mito de la familia tradicional japonesa como una estructura estática y fija al paso del tiempo fue empleada como la herramienta ideológica necesaria para confinar a la mujer en el espacio doméstico, alejándola de la participación política y social simplemente por cuestiones de género. Es aquí donde se produciría una división entre la esfera pública y privada de la mujer, donde en lo público encontraríamos a la figura de la karayuki-san o prostitutas y en la esfera privada a las esposas y buenas madres. Claramente funciones atribuidas por cuestiones de sexo. El sistema político japonés realizó esta distinción con el objetivo de destinar a la mujer a la realización de labores concretas como que diesen a luz correctamente, mano de obra en las fábricas e incluso “soldados” para la causa militar nacionalista.

Seitô nace para romper con el mito tradicional que mantiene una clara situación de desigualdad hacia los derechos de la mujer, a través del imaginario de mujer moderna. Esta revista ofrecía un espacio de producción literaria libre y contraria al sistema político y moral que regía la sociedad. Promovían cambios sociales a través de sus publicaciones. Hablaban de cuáles eran los puntos por los que se debía de luchar contra estas políticas sociales que imponía el Gobierno, por qué querían que se las considerase ciudadanas de plenos derechos. Es entonces cuando se produciría la primera Ola Feminista en Japón.

El estudio de la escritura fue fundamental para el desarrollo de esa nueva generación que no pretendía ser solo buenas esposas y buenas madres
El estudio de la escritura fue fundamental para el desarrollo de esa nueva generación que no pretendía ser solo buenas esposas y buenas madres, imagen de Atlas Obscura

El legado de la revista Seitô

El legado que dejó Seitô surtió efecto a través de las diferentes organizaciones que surgieron tras la desaparición de la misma. Pese a que el sufragio se convirtió en el símbolo del movimiento, el auge del fascismo y del militarismo obligaron a la causa feminista y a los diferentes partidos y grupos de izquierda a permanecer en la clandestinidad. Hay que resaltar la labor social que emprendieron este tipo de revistas como Seitô, sus contenidos supusieron un antes y un después en los últimos años de la Era Meiji y principios de la Era Taishô dentro del contexto político y social japonés. Muchas de las mujeres que participaron directamente en el origen, desarrollo y consolidación del pensamiento feminista japonés establecieron las bases para que en un futuro se consiguiera que las mujeres japonesas fueran reconocidas como ciudadanas de plenos derechos.

No obstante, a día de hoy se sigue perpetuando el mito de la mujer japonesa, de ser obediente y pasiva, ama de casa y buena administradora del hogar. Modelo de familia tradicional japonesa que se instauraría para poder mantener un sistema social basado en el que el hombre es el cabeza de familia y el que se encarga de trabajar durante todo el día para llevar un salario a casa.

El movimiento feminista de Japón en la actualidad

Desde los movimientos feministas en el Japón actual se sigue queriendo romper ese falso mito a través de las nuevas políticas que fomentan la incorporación de la mujer al mundo laboral, retrasando la edad de contraer matrimonio, porque éste ya no es esencial y no es tampoco una prioridad para las japonesas modernas.

No obstante, otra de las grandes luchas actuales gira entorno a la conciliación laboral y familiar. Por un lado, sí se ha conseguido la incorporación de la mujer al trabajo, pero los grandes puestos de dirección continúan en manos de hombres y se está produciendo el fenómeno de que, si ya el famoso salaryman japonés se encuentra oprimido por el sistema de trabajo, ahora la mujer que se encuentra en ese mismo mundo laboral también sufre esas mismas condiciones de trabajo, de ahí los motivos por los que los movimientos feministas actuales en Japón exijan políticas de conciliación laboral.

 

BIBLIOGRAFIA

Hane, M. (2013). Breve historia de Japón. Madrid: Alianza.

Holcombe, C. (2016). Una historia de Asia oriental. México: FCE – Fondo de Cultura Económica.

Lanzaco, F. (2012). La mujer japonesa. Madrid: Verbum.

Tomás, A., y Báguena, E. (2008). La mujer japonesa: Realidad y mito. Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza.

Ueno, C. (2005). Contemporary Japanese Thought: “In the femenine guise: a trap of reverse Orientalism”, “Collapse of “Japanese Mothers”. New York: Columbia University.

Imagen de: https://www.atlasobscura.com/articles/bluestockings-feminist-magazine-japan-sassy

blank

por Cecilia Mariscal.

Puerto Real (Cádiz). Socióloga y politóloga. Actualmente cursando el máster en estudios de Asia oriental en la Usal. Escribo sobre feminismo, política, nacionalismos y Japón a veces desde una perspectiva friki.