Llegan las navidades (cada año antes, por cierto) y con ella se acerca el gran momento de la infancia. Millones de anuncios bombardean las mentes de personas adultas e infantes. Cientos de revistas de juguetes llegan a casa por correo. Se despierta un espíritu de consumo en el que todo vale.
Si una hace un ejercicio sencillo, puede coger cualquiera de los catálogos que llegan a casa y que se reparten en las puertas de los centros comerciales. En ellos, verá cómo se establece una clara distinción entre los que deberían ser juguetes para niños y los que deberían ser juguetes para niñas. Si una mira de manera más profunda, se dará cuenta que entre los juguetes de niñas más populares se encuentran las muñecas y otros elementos relacionados con el trabajo doméstico, mientras que si una se fija en los juguetes de niños se dará cuenta que los más populares son los que tienen relación con aspectos científicos y tecnológicos.
Esta relación de roles de género que se impone en la infancia mediante los juguetes estereotipados, se sigue manteniendo durante todas las etapas de la vida y tiene grandes repercusiones en las decisiones que se toman en la vida adulta. Todas las sociedades replican estos roles, generando sistemas totalmente segregados horizontalmente entre hombres y mujeres.
La segregación es la tendencia de los grupos de distribuir de manera desigual a las personas dentro de una organización[i]. Tiene una vertiente horizontal y otra vertical. La segregación horizontal consiste en la separación de hombres y mujeres en diferentes espacios. Esta diferenciación comienza desde la niñez, se afianza con el paso del tiempo y acaba repercutiendo en las decisiones que toman hombres y mujeres a lo largo de su vida. Este fenómeno se replica en toda la estructura social y es considerada una de las mayores fuentes de la desigualdad salarial y de estatus en el mercado laboral. La segregación afecta negativamente a las mujeres ya que, siempre, los empleos masculinizados –en los que la mayoría de empleadas son hombres– tienen mejores oportunidades de promoción, más autoridad y mejores salarios que los feminizados [ii] . La segregación vertical es la que podemos ver en la desigual repartición de tareas, responsabilidades y salarios entre hombres y mujeres dentro de un mismo empleo y ocupación. Ambas –segregaciones– se basan en la asignación de trabajos (remunerados y no remunerados) en función del género de las personas y constituyen un fenómeno que se replica en todos los niveles sociales, en todos los sistemas y también… en la Universidad [iii].
Como puede observarse, el sistema universitario en el estado español representa un modelo de segregación horizontal perfecta. Hay carreras de hombres y carreras de mujeres.
Entre las explicaciones que se da a este fenómeno, una de las más empleadas ha sido la división entre las ciencias y las letras. División por la que siempre se ha creído (erróneamente) que los hombres son mejores en las disciplinas científicas, y las mujeres mejores en las disciplinas humanas[iv]. Sin embargo, este modelo clásico no explicaría por qué cada vez hay más médicas que médicos, por qué cada vez hay más matemáticas que matemáticos o por qué cada vez hay más hombres egresados en Filosofía.
Ahora bien, si volvemos al catálogo de juguetes, podremos darnos cuenta, de que los juegos no son inocentes. Los juguetes estereotipados refuerzan la segregación sexual convirtiendo las autoconcepciones estereotípicas de género en opciones de carrera[v]. Mientras que a las niñas se les regalan juguetes relacionados con el trabajo doméstico y los cuidados, a los niños se les regalan juguetes relacionados con la tecnología. Por ello, aplicando esta distinción a nuestro análisis y estableciendo un nuevo eje, quizás podríamos conocer la influencia que tienen en las personas adultas, los elementos de juego utilizados durante la infancia.
A partir de esta nueva división, agruparemos las carreras universitarias en catorce categorías en función de su situación en el eje[vi]. Mediante esta categorización comprobaremos el peso de los diferentes estereotipos masculinos y femeninos y su relación con las carreras elegidas por las personas.
Como puede observarse, al aplicar las diferentes categorías al análisis de la segregación, el peso de los estereotipos de género que se dan desde la infancia va ganando terreno. Los hombres se dedican en mayor proporción que las mujeres a las carreras que reúnan elementos tecnológicos y científicos, mientras que las mujeres se dedican en mayor proporción que los hombres a carreras que reúnan elementos de cuidados y humanísticos.
Debido, entre otras cosas, a la segregación que se va inculcando desde las edades más tempranas a niños y niñas mediante los juegos estereotipados, se consiguen generar sociedades segregadas. Gracias a la clara distinción que se hace entre niños y niñas en la infancia, hoy en día en las universidades españolas, se sigue repitiendo aquella vieja canción de “los niños con los niños, las niñas con las niñas”
https://www.youtube.com/watch?v=W-dQVAnFZM8
REFERENCIAS:
[i] Cita de Guinea-Martín, R. Mora y J. Ruíz-Castillo (2015) “The joint effect of ethnicity and gender on occupational segregation. An approach based on the Mutual Information Index”. Social Science Research Vol 49. Página 168
[ii] Cita de Barbara Reskin (1993) “Sex Segregation in the Workplace”. Annual Review of Sociology Vol.19.1. Página 264
[iii] En el primer gráfico, para facilitar la comprensión del fenómeno de la segregación horizontal en la universidad, se presenta una gráfica donde se analiza la composición de cada carrera universitaria en función de la proporción de mujeres y hombres egresados. Para la obtención de estos datos, se han utilizado los microdatos de la Encuesta de Inserción Laboral de Titulados Universitarios (INE, 2016)
[iv] Todas las personas tenemos más estereotipos de género (entre otros) de los que creemos. Para una comprobación del estado de tus diversos estereotipos consulta este enlace.
[v] Cita de: Erin Cech(2013) “The Self-Expressive Edge of Occupational Sex Segregation” American Journal of Sociology vol.119n3 Página 747
[vi] Para la categorización se ha empleado el índice compuesto por el sociólogo Carlo Barone en 2011:
En total, se establece una primera categoría compuesta por las carreras de magisterio/educación (que reúnen elementos humanísticos y de cuidados), una segunda compuesta por las humanidades (que reúnen elementos humanísticos y de cuidados), una tercera formada por las Ciencias Sociales (que contienen elementos humanísticos y de cuidados), una cuarta compuesta por las Ciencias Económicas (sin elementos humanísticos, científicos, de cuidados o tecnológicos), una quinta compuesta por Derecho (sin elementos humanísticos, científicos, de cuidados o tecnológicos), una sexta compuesta por la Biología (que reúne elementos científicos y de cuidados), una séptima compuesta por Física (que reúne únicamente elementos científicos), una octava formada por Matemáticas (que reúne elementos científicos y de cuidados), una novena formada por informática (que reúne elementos tecnológicos y científicos), una décima formada por las ingenierías (que reunen elementos tecnológicos y científicos), una décimo primera formada por Arquitectura (que reúne elementos tecnológicos), una décimo segunda formada por Ambientales y Veterinaria (que reúne elementos científicos y de cuidados), una décimo tercera formada por enfermería y trabajo social (que reúne elementos de cuidados) y una décimo cuarta categoría formada por Medicina (que reúne elementos de cuidados y científicos). Fuente: Carlo Barone (2011) “Some Things Never Change : Gender Segregation in Higher Education across Eight Nations and Three Decades” Sociology of education Vol 84 Iss.2