Todos los representantes políticos, tanto del gobierno como de la oposición, comunican sus logros para conseguir una mayoría diaria, aún cuando no están en campaña electoral. Este fenómeno es conocido como campaña permanente.
¿Qué es la campaña permanente?
La campaña permanente fue un concepto ideado por Patrick Cadell, un experto en opinión pública del equipo del presidente estadounidense Jimmy Carter.
Corría el año 1976 y en un memorando del asesor, titulado «Initial Working Paper on Political Strategy», Cadell fijó la siguiente idea: Gobernar con un alto índice de aprobación requiere de una campaña permanente.
Más adelante, fue Sidney Blumenthal el que retrató la teoría en una publicación, «The permanent campaign» (1980). En su tesis defiende que en los Estados Unidos el poder de los partidos políticos va siendo cada vez menor, a la par que se da el auge de los nuevos medios de comunicación y la sofisticación de los sondeos. Así, estos dos últimos factores son los que provocan la obsesión comunicativa de la política más allá de su faceta electoral.
La aportación de Cadell fijó un nuevo paradigma, el de la campaña permanente, entendido como un fenómeno en el que es posible apreciar una continuidad real de las actividades de comunicación política propias de la campaña electoral, posteriormente ejercidas desde un gobierno o la oposición.
Objetivos de la campaña permanente
El objetivo de la campaña permanente es sencillo. Se trata de obtener una mayoría diaria, teniendo presente la lógica de la campaña electoral, aún cuando se ostente el poder. Para ello, es necesario contar con herramientas que permitan analizar e interpretar cuáles son las inquietudes y expectativas de la población, y también explicar desde un gobierno cuáles son las iniciativas y los objetivos que vertebran el programa del ejecutivo.
De esta manera, la comunicación política es una herramienta imprescindible para construir el poder a partir de un relato coherente, que necesita de una acción constante en el tiempo. Son tres los tipos de comunicativos que confluyen:
• La comunicación electoral, como aquella para conseguir el poder.
• La comunicación de gobierno, para la gestión diaria.
• La comunicación de oposición, para recuperar u obtener el poder por primera vez.
Los actores que ejercen la campaña permanente pueden formar parte del gobierno o de la oposición. Dependiendo de cuál sea su posición, se pueden observar diferencias entre la campaña permanente de unos y otros.
Ventajas y desventajas de la campaña permanente
En el caso del gobierno, una de las consecuencias más evidentes del planeamiento de la campaña permanente es el impulso de la centralidad estratégica. Si desde el gobierno se quiere optar a la reelección, se ha de elegir una estrategia que permita llegar al final de la legislatura en una posición con verdaderas opciones de volver a ganar, a pesar del desgaste que supone ser el partido del gobierno.
Aún así, la posición del «incumbent» (la que detenta el poder) tiene una serie de ventajas a la hora de implementar la campaña permanente: tienen la iniciativa normativa; posee más capacidad de convocatoria y presunción de autoridad; y dispone de más recursos para llevar a cabo una comunicación más persuasiva. En definitiva, un gobierno suele tener más posibilidades de fijar qué contenidos forman parte de la agenda pública y mediática.
Por su parte, la posición del «challenger» (la que quiere disputar el poder) no cuenta con el mismo protagonismo y recursos que el gobierno, pero procura crear una apariencia similar. La oposición intenta tomar el control de la agenda y reclamar la atención de los medios de comunicación por medio de acciones más llamativas, que suponen un mayor esfuerzo del aparato comunicativo.
Sin embargo, el estatus de la oposición se encuentra menos expuesto que el gobierno a la fiscalización de la opinión pública, ya que su rendición de cuentas es inferior al gestionar menos recursos públicos y no tener el protagonismo en la dirección de las políticas públicas del territorio donde se gobierna.
En conclusión, se esté en el gobierno o en la oposición, la tesis fundamental de la que parte la campaña permanente es que todo comunica y aquello que no se comunica no existe a efectos de opinión pública.
La campaña permanente y sus efectos son la razón por la que los partidos políticos, fuera del periodo electoral, procuran sacar constantemente desde sus gabinetes de prensa nuevos contenidos (en forma de notas de prensa o declaraciones) que les distinga y les refuerce en la carrera de fondo del poder político.