La polarización política no es inherentemente mala, de hecho, es positiva cuando incentiva el debate, la diversidad de opiniones, ideologías y puntos de vista; lo propio de una democracia, vaya… Pero la polarización que últimamente está en boca de medios, políticos y estudiosas del campo, es la que se conoce como polarización afectiva, la cual puede tener (y de hecho tiene) consecuencias negativas para las democracias. En este artículo explicaremos este fenómeno y sus consecuencias a través de Civil War, una película perfecta para hablar de dualidad, conflictos y ausencia de diálogo.
Escrito por Ariana Castro.
Sokovia o no Sokovia… esa es la cuestión
La polarización afectiva hace referencia al “afecto [hacia] quienes simpatizan con nuestras […] ideas [y al] rechazo hacia quienes tienen opiniones distintas” (Orriols, 2021). Es decir, que si estuvieses en la firma de los Acuerdos de Socovia, la polarización sería lo mucho que te gusta Ironman y lo poco que te gusta el Capitán América (o al revés, aunque… ¿por qué te harías eso?). Este tipo de polarización no representa una diversidad de puntos de vista sino que impide que las diferentes ideologías que existen dialoguen y cooperen.
En cualquier sociedad democrática, cuanta mayor pluralidad exista en el debate público y en las instituciones, mayor representación habrá, generando así un reflejo mejor de la ciudadanía en su conjunto. No se trata de estar siempre de acuerdo sino de saber tender puentes dentro de los desacuerdos que acaben surgiendo. De hecho, la polarización es un síntoma de madurez democrática: no somos una sociedad homogénea, vemos el mundo desde prismas diferentes pero sabemos encontrar el punto intermedio para convivir.
No está mal que Steve Rogers prefiera la lucha cuerpo a cuerpo y que Ironman prefiera los reactores y las armaduras MK, pero cuando el uno pretende imponer su estilo al otro, se pierde la diversidad y empieza la dualidad. En Civil War el planteamiento es sencillo: la regulación mediante los Acuerdos de Socovia o la libertad de acción de los superhéroes. En defensa de los protagonistas diremos que el debate ya se plantea polarizado por el Secretario Ross, pero aún así, la política es una gran escala de grises y las soluciones nunca pasan por tener la razón absoluta.
A pesar de esto, se forman dos bandos: uno liderado por Steve Rogers y otro por Tony Stark. Hay argumentos a favor de ambos, ya que por un lado, es evidente que los superhéroes deben tener control y sobre todo consecuencias cuando algo sale mal, pero por otro, tenerlos bajo el mando de organizaciones políticas puede hacer que sean instrumentalizados con fines contrarios a los principios de los propios héroes y su mantra que es “salvar a la humanidad”.
#TeamCap vs. #TeamIronman
Una de las consecuencias más estudiadas de la polarización afectiva ha sido la división entre bloques ideológicos, es decir, derecha e izquierda están cada vez más separadas. Y precisamente tenemos que las guerras civiles son la cristalización más obvia de la polarización extrema (Kydd, 2020) algo que vemos claramente en esta película. Dos bloques enfrentados ante un mismo conflicto: el equipo del Capitán América se niega a aceptar la regulación, mientras que el Equipo de Ironman la ve como algo necesario.
Cada uno de los protagonistas encarna al true believer, una persona que se adhiere de forma absoluta a un punto de vista. A nivel realidad política, quienes se identifican con un bando u otro suelen hacerlo con alguna reserva, incluso en guerras civiles, donde se conforman con el bando que mejor les representa o que consideren el mal menor. En la película podemos apreciar estas pequeñas dudas dentro de los equipos, pero nunca llegan a ser suficientes para romper los mismos.
Otra consecuencia de la polarización es que dentro de los bloques hay más homogeneidad, es decir, la izquierda se lleva mejor consigo misma, al igual que la derecha. Esto es algo notable en la película: cada bando tiene un sistema de apoyos y contrapesos para hacer de su opción la más válida y ganadora. Y es que los humanos tenemos tendencia a juntarnos con quién piensa parecido a nosotras, lo que se conoce como echo chambers. De hecho, en EEUU el 63% de los conservadores y el 49% de los liberales reconocen que sus amigos más cercanos comparten sus mismas ideas políticas.
En la escena donde el secretario Ross les presenta los Acuerdos de Socovia vemos un debate entre posturas que lo que pretende es hacernos dudar y que nos posicionemos. Objetivamente, ambos bandos tienen razón en unas cosas y en otras, pero a medida que avanza la cinta, es probable que simpaticemos más con uno que con otro y acabemos desarrollando opiniones negativas hacia el contrario. Sin darnos cuenta hemos entrado en el juego de la polarización afectiva.
Vengadores: desunidos
Hay algo clave de la película que es igualmente importante en la vida real: nuestras tendencias e ideas previas van a condicionar el nivel de polarización y engagement con cada bando. A nadie sorprende que Sam Wilson (Falcon) vaya con el Capitán América ni que James Rhodes (War Machine) vaya con Ironman, tienen una historia común y pensamiento similares, lo que justifica y explica sus decisiones.
Con todo, esto no siempre es así, dentro de cada bloque habrá personas que no estén totalmente de acuerdo, como pasa con Wanda o Natasha, quienes tienen sus reservas pero aún así se acaban posicionando. Uno de los problemas de la polarización es que parece obligarte a tomar partido por un bloque de forma absoluta, lo que como ya se ha explicado, provoca conflictos que mediante el diálogo quizás podrían haberse solucionado.
El fenómeno de la polarización es más actual que nunca. De hecho, estamos ante unos niveles de polarización similares a los de la II Guerra Mundial y dado el ambiente político no es de extrañar. Las fake news, el auge de los populismos y la actuación de líderes políticos, confrontando y negando el diálogo más básico para encajar en el relato de bloques, son algunos factores que generan mayor polarización. Si Steve Rogers hubiese sido más humilde y Tony Stark hubiese ido a terapia para lidiar con la culpa, podrían haber comprendido que hay un camino que pasa por el diálogo y la perspectiva y que no todo se reduce a pertenecer a un equipo o a otro.
Fuentes:
- Lluís Orriols, 2021. La polarización afectiva en España: bloques ideológicos enfrentados. EcPol Insight.
- Pew Research Center, June, 2014, “Political Polarization in the American Public”.
- Facing History Ourselves. Political Polarization in the United States. Explainer.