El 10 de diciembre de 2023 asumió como presidente de la República Argentina Javier Milei, seguidor del anarcoliberalismo cuya bandera principal de campaña era terminar con los privilegios de la casta política y achicar un Estado al que considera como principal freno para el crecimiento económico del país.
Escrito por Agustina Etura.
La primera sorpresa para sus votantes fue nombrar en su gabinete de Ministros a la casta política responsables de las épocas más bochornosas en las últimas décadas como Patricia Bullrich en Seguridad, o Luis “Toto” Caputo en Economía, dejando en claro que la casta no era un problema a resolver, sino aliados a los cuales integrar.
La cuestión, con variedad de respuestas, es ¿Cómo llegó a la presidencia un hombre que prometió destruirlo todo?
Las frustraciones propias de una época de desigualdad, ajustes y estanflación, exacerbadas tras los efectos de la pandemia del Coronavirus, fueron terreno de cultivo para que los discursos radicalizados se instalen con fuerza en la sociedad y crezcan a golpes de tuits. Esto ya lo veíamos en varios países de Europa, EE.UU y Latinoamérica, con figuras como Le Pen, Bolsonaro, Liz Truss, Abascal, entre otros. Pero el caso de Argentina destaca porque se trata del primer presidente en considerarse un anarcoliberal.
Hay un factor común en cada una de estas figuras, sus partidos reciben financiamiento de la Red ATLAS, esta red funciona como nodo central para diferentes fundaciones en la transmisión de fondos, personal y otros recursos que demandan el resto de las redes transnacionales de producción de ideas y políticas neoliberales.
Entre sus principales objetivos (según lo expresado por su expresidente, el argentino Alejandro Chafuen) se destaca “contrarrestar las tendencias al populismo y el proteccionismo estatal.” ¿Suena conocido el discurso?, la familiaridad entre las propuestas de Milei y las metas de Chafuen no es casualidad, por el contrario, el ex presidente de Atlas y admirador de Hayek fue uno de los invitados a la ceremonia de asunción del ahora Presidente de Argentina.
El segundo factor fundamental es la campaña digital de Milei, en esto hay otra figura clave que lo enlaza el representante de la derecha reaccionaria brasileña liderada por Bolsonaro, Fernando Cerimedo, actualmente investigado por ser parte del intento de golpe de Estado a Lula da Silva. La estrategia se basaba en cantidad en lugar de calidad, para esto se sirvieron de replicadores digitales, personas encargadas de replicar todo el contenido que se creaba en redes, televisión o radio, posteos divididos en varios formatos, etc, por cada replicador de los otros candidatos se calculaban 100 de Milei, también influencers de derecha, y hasta shit post, un recurso utilizado hasta el día de hoy en perfiles oficiales del Presidente.
Actualmente, el financiamiento en comunicación digital sigue siendo fuerte, al igual que la actividad del Presidente en las redes sociales, destacándose los RT y likes a posteos en la red social X, en donde se hostiga a opositores al gobierno, sean políticos o artistas populares, tal como lo ha hecho Donald Trump.
Y si mencionamos al shitposting no podemos dejar de señalar la obsesión de su equipo de comunicación para hacerlo ver más esbelto, joven, e incluso con un tamaño de pie más grande que el real, utilizando photoshop en las imágenes que se suben, como también el uso de imágenes creadas por inteligencia artificial para retratar situaciones ficticias que acompañan el relato cuasi mesiánico alrededor del presidente.
Es necesario resaltar también el ya mencionado relato mésianico que acompaña a la figura presidencial, para esto debemos presentar al rabino personal de Milei y actual embajador de Argentina en Israel, Axel Wahnish. Este rabino fue el encargado de señalar a Milei como líder mésianico, capaz de conducir al país hacia la liberación gracias a las fuerzas del cielo, fuerzas que el propio Presidente menciona cada vez que tiene la oportunidad, y a las cuales sus seguidores apuestan. Vale advertir que recurrir a una legitimidad otorgada desde “el cielo” permite desligarse de una legitimidad terrenal, es decir, desde la ciudadanía. He aquí la clave, se gobierna por mandato divino, no por mandato popular, y esto puede ser amenazante para cualquier democracia de Occidente.
Por último, otro factor destacable es el rumbo en política exterior que promueve el gobierno de la Libertad Avanza. No es novedad que el tablero mundial está en constante movimiento y actualmente la República Popular China resulta una amenaza para los intereses de Estados Unidos en América Latina, ya que su influencia en la región ha aumentado en los últimos años, sumándose también Rusia e Irán (en menor grado).
En este sentido, la presión del Comando Sur de Estados Unidos también se ha incrementado, y el gobierno de Javier Milei ha decidido seguir estos reclamos, alineándose a Estados Unidos con políticas que van desde el rechazo a la invitación para integrar el bloque de los BRICS+, hasta el reciente anuncio donde se expresó al apoyo a la construcción de un polo logístico en el sur del país, en conjunto con Norteamérica, para conectar el continente con la Antártida, cabe resaltar que se trata de un área geográfica estratégica y en disputa con Reino Unido. Este último anuncio, realizado en conjunto con el Embajador de Estados Unidos en Argentina y la Generala Laura Richardson, deja en claro que la política exterior de Javier Milei está alineada a los intereses norteamericanos y sus socios de la OTAN.
Todos estos factores mencionados conducen a Argentina hacia un futuro incierto. El presidente direcciona sus políticas económicas ortodoxas a una velocidad nunca antes vista, haciendo que la oposición sea incapaz de reaccionar de manera rápida, cayendo siempre en la trampa de seguir la agenda mediática que propone el Ejecutivo: por cada ajuste económico, un debate cultural que varía desde cambiar nombres de centros culturales, como el Centro Cultural Néstor Kirchner, a la intención gubernamental de suspender el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Aunque Javier Milei se presente al mundo como un anarcoliberal, todas sus políticas llevadas a cabo desde su asunción indican que estamos frente a un gobierno de carácter neoliberal reaccionario, un híbrido entre las políticas llevadas a cabo durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983) y el gobierno alineado al consenso de Washington de Carlos Menem (1989-1999).
El neoliberalismo busca constantemente su supervivencia en un mundo cuya globalización lo hace mutar a ritmos vertiginosos, hoy en Argentina ha logrado disfrazarse de anarcoliberalismo, pero todo índica que se trata de un horror show que incluye red de fundaciones internacionales, inteligencia artificial, relato mésianico, photoshop, y un sin fin de absurdos a golpe de tuits.