Más allá del morbo particular que le pueda dar a algunas mujeres encontrarse en la vida con un señor socialista: Con parka hasta los tobillos, cuello cisne, insignias del Ejército Rojo, botas de cuero y gorra militar estilo ushanka; existen datos cuantitativos desde 1984 que afirman cómo la guerra de los orgasmos la ganó la Alemania Oriental.
No, no es cuestión del físico de los camaradas del este frente a los jóvenes de la RFA, sino de la construcción de la feminidad a ambos lados del muro.
Mientras las mujeres norteamericanas dedicaban sus mejores años a dejar enfriar tartas de manzana en el alféizar (según nos quisieron hacer creer las comedias románticas del American Way of Life), las soviéticas libraban una ardua batalla por deconstruir la división sexual del trabajo e incorporarse plenamente a la esfera productiva, reclamando al Estado su intervención en las tareas reproductivas y de cuidados. Nixon, al otro lado de nuestro Atlántico, al otro lado de su Pacífico, se preguntaba por qué debía el Estado pagar por algo que pueden hacer gratis las mujeres.
Kristen Ghodsee (EEUU, 1970) antropóloga, investigadora y profesora de Estudios de Rusia y Europa del Este, se intercambió diversos correos con informantes que le ayudaron a crear la etnografía de la soviética satisfecha. Soportó los testimonios con un exhaustivo repaso a las políticas de las URSS y a las teóricas del feminismo soviético, a la vez que dando buena cuenta de cuanto registro cuantitativo se ha podido conservar, acerca de la felicidad sexual y marital de nuestras congéneres.
“El progreso social puede ser medido por la posición sexual del sexo femenino”
Karl Marx
Tras la caída del muro, el nacionalismo post-1989 pretendía convencer a las mujeres de que el capitalismo las liberaba de la doble jornada laboral, la de dentro y la de fuera del hogar, la no remunerada y la mal pagada. En dicho discurso de bondad, se les olvidaba a menudo mencionar, que cuando las mujeres abandonan el mercado laboral y se convierten en amas de casa, la ausencia de independencia económica reafirma la autoridad masculina.
Antes de que un pobre INCEL quiera señalarme con el dedo, aún con restos del Nesquik que le ha preparado su feliz y abnegada madre, siento decir que esto que afirmo no es que lo diga yo, joven nacida en la periferia europea en los años 90, sino que en 2006 Dagmar Herzog dialogó con varios alemanes del Este que le confesaron que “la autoestima sexual y la independencia económica de las mujeres de la Alemania Oriental resultaban muy molestas”. El informante añadía que sentía presión porque “había que ser interesante” durante el cortejo para acabar reconociendo que tenía “mucho más poder como hombre ahora, en la Alemania unificada, que en los días del comunismo”.
“El capitalismo impone a las mujeres un soborno constante para que acepten mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, ya sea dentro o fuera del matrimonio”
George Bernard
Mientras creemos que ya no hay vuelta atrás después de la caída del muro, Ghodsee señala a la Europa septentrional como el lugar con mayor índice de felicidad del mundo, donde las mujeres disfrutan de más poder económico y político: “las danesas no necesitan un hombre que garantice su seguridad económica. En países menos igualitarios las mujeres entienden que las relaciones sexuales proporcionan una plataforma de movilidad social”, y nos recomienda el libro No te tires a Dinamarca para salir de la dicotomía comunismo-capitalismo.
Para invitaros a leer el libro, que es lo que tenéis que hacer para contribuir a la emancipación femenina de la propia autora, coincido con Pepa Blanes en qué cabe destacar de la etnografía: “Lo más interesante del estudio es observar cómo las medidas que muchas feministas reclaman hoy, ya las iniciaron las comunistas. La autora expone ejemplos de su propia maternidad, de su precariedad antes de llegar a la universidad, y las relaciones sexuales de amigos y amigas, ligadas al intercambio económico, aunque sean dentro de la pareja y el matrimonio. También los esfuerzos que una mujer debe hacer para poder conciliar en la actualidad y las ideas al respecto que había bajo el socialismo.”
“A la mujer obrera le es indiferente si su patrón es hombre o mujer”.
Alexandra Kollontai
Conceptos como la brecha salarial, el suelo pegajoso o el techo de cristal están presentes en el libro. Se menciona la perversa salida del mercado laboral tras la maternidad en las mujeres y como se ha institucionalizado un círculo vicioso: como las mujeres salen del mercado laboral para asumir tareas reproductivas y de cuidados se las invita menos a participar, y de hacerlo, se les paga menos, y como se les paga menos, el incentivo para conciliar vida profesional y cuidados es menor, y deciden participar menos en el mercado laboral.
Las cuotas obligatorias en los consejos de administración de las corporaciones son imprescindibles para alcanzar la igualdad, pero como bien señala en el debate de los cuidados que atraviesa el feminismo desde 2018 (aquellas benditas tres semanas de 2018 en las que todos éramos feministas) en cuanto a las nuevas masculinidades: la mujer sale a la esfera pública, pero el hombre no está asumiendo como correspondería las obligaciones propias de la esfera privada.
Soy aliado, send nudes.
Para terminar sin esquivar la polémica, un dato: El porcentaje de millennials que preferiría el socialismo al capitalismo es diez puntos superior al de la población general. Millennials serán la mayoría de quienes lean este artículo, como millennial es quien lo escribe.
Desde aquellas maravillosas tres semanas de 2018 a los hombres se les ha puesto difícil ligar sin acosar mujeres y ahora no saben cómo entrarnos. Simplemente por buscar polémica y tras pasar una hora llorando de la risa como una cría pequeña buscándole un ligue a una de mis mejores amigas con su perfil de Tinder, voy a contextualizar lo que buscaban las soviéticas de la RDA con lo que buscamos TODAS:
He empezado la reseña mencionando que lo importante no es la insignia del Ejército Rojo en la solapa, puede ayudaros, es cierto, pero donde se demuestra que sois verdaderos aliados es cuando ponéis la lavadora, recogéis el baño tras pasar la noche en una habitación ajena o no compartís nudes con los colegas, porque creednos, si quisiéramos que vuestros colegas los tuvieran, se los hubiéramos enviado con gusto.
Tampoco os ayudará lo de citar a Simone de Beauvoir, recordad, no nos gusta que nos expliquen cosas, cuando vosotros venís con el Segundo Sexo debajo del brazo nosotras ya hemos leído acerca de Jean Paul Sartre. No, no seáis como Sartre con vuestras parejas.
Otro dato a cerca de Tinder: “Ellos lograban un “match” en un 0,6% de los casos y ellas en un 10,5%. Este fenómeno se alimenta a sí mismo. Al recibir un porcentaje tan reducido de respuestas positivas, los hombres tienden a dar “me gusta” a un número cada vez mayor de mujeres para aumentar sus probabilidades de éxito. Ellas, debido a esta estrategia de los hombres, saben que tienen muchas posibilidades de tener un “me gusta” que iguale el de ellas así que se vuelven cada vez más selectivas haciendo que diverja cada vez más la estrategia femenina de la masculina.” Así que sí, tenéis que ser interesantes sin explicarnos cosas, parece complicado, pero de verdad que no lo es.
Y, por último, por si algún señor de finales de los setenta y principios de los ochenta le da por leer esto, y tras la experiencia swipeando a través del perfil de Tinder de mi amiga: si no queréis decir que tenéis más de cuarenta tacos cuando os abrís perfil y os quitáis un lustro de encima, redondeando como con el euro, pero al revés… un consejo, poned la foto que corresponda, el filtro Moon de Instagram no es suficiente.
Acabo como comienza Ghodsee el libro: “El capitalismo no regulado es malo para las mujeres y si adoptamos algunas ideas del socialismo la vida de estas mejorará. Cuando se lleva a cabo de forma adecuada, el socialismo fomenta la independencia económica y mejora las condiciones laborales, la conciliación laboral y familiar y, sí, incluso las relaciones sexuales”.
Compañeras: la laca de uñas, la barra de labios, la carne, las y los amantes… que siempre sean rojos.
Pd. Ya sé que estamos confinadas, pero, coño, salid a ligar a los bares. Que la hostelería nos necesita.
Escrito por Aida dos Santos.
Notas al pie:
Aquellas benditas tres semanas de 2018 en las que todos éramos feministas: Esas tres semanas a las que me refiero son una expresión de Nerea Pérez de la Heras en su monólogo Feminismo para Torpes (Teatro del Barrio, Madrid). Esas tres semanas para mí son una metáfora del momento en el que las feministas nos sentimos arropadas, tanto por los hombres como por las mujeres que nunca se habían definido como feministas. Véase las declaraciones de políticas de derechas, el lazo violeta de Mariano Rajoy o el discurso ad hoc de Ana Patricia Botín. La efervescencia del #metoo de 2017 fue subiendo de nivel y arropado en España con las manifestaciones contra la Manada de Pamplona, los preparativos y la multitudinaria Manifestación del 8M de 2018. Hasta la disolución del Parlamento de Andalucía y el ascenso de la ultraderecha en la campaña electoral, que puso en cuestión no ya los derechos que estaban siendo reclamados en las calles, como la Reforma del Código Penal en cuanto a los términos de abuso y agresión sexual, sino los propios derechos de las mujeres alcanzados en la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres y la Ley Organiza 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
Ghodsee, Kristen (2019) Por qué las mujeres disfrutan más del sexo bajo el socialismo. Y otros argumentos a favor de la independencia económica. Ed.Capitan Swing
Ghodesee, Kristen “La guerra de orgasmos la ganó Alemania oriental” El País (7 de octubre de 2019)
Roosh, V. (2011) Don’t Bang Denmark: How To Sleep With Danish Women In Denmark (If You Must). CreateSpace Independent Publishing Platform
Blanes, Pepa “Más orgasmos en los países comunistas” Cadena Ser (13 de octubre de 2020)
Niles Niemuth “La mayoría de los jóvenes estadounidenses prefiere el socialismo o el comunismo al capitalismo” World Socialist Web Site (10 de noviembre de 2017)
Mediavilla, D. “Un estudio analiza qué funciona para ligar en Tinder” El País (15 de diciembre de 2016)