El neoliberalismo en «The Boys»: Privatización de la seguridad y poder corporativo

The Boys

«The Boys», la serie de Amazon Prime, ha capturado la atención de la audiencia con su enfoque crudo y satírico sobre los superhéroes. Sin embargo, más allá de su violencia gráfica y humor negro, la serie ofrece una crítica mordaz del neoliberalismo y su influencia en la sociedad contemporánea. Quienes nos hemos criado con cómics, series y películas de tipos con capa y mallas sabemos que no siempre es fácil de innovar, pero esta serie basada en el cómic homónimo lo ha conseguido. 

El neoliberalismo en la cultura Pop

Al contrario que en la mayoría de historias de Marvel o de DC, en «The Boys» nos encontramos un “qué pasaría si…” muy inteligente: ¿cómo sería un mundo en el que los súper héroes trabajan para corporaciones privadas que buscan maximizar su beneficio?

Esta premisa sirve de punto de partida para que la serie muestre los aspectos más crudos del neoliberalismo. Este término, asociado con figuras como Milton Friedman y Friedrich von Hayek, describe una ideología y un sistema de pensamiento que favorece la desregulación, la privatización y el retiro del Estado del mercado, promoviendo la libertad económica a menudo a costa del bienestar social.

En The Boys, podemos ver ejemplos del enfoque neoliberal en varios elementos: mega corporaciones que son capaces de echarle un pulso al poder del Estado, que buscan que el sector público privatice la seguridad externalizándolo en estas empresas, la mercantilización de la subjetividad o, por supuesto, la transformación de todo el mundo en marcas.

Vought International: El rostro corporativo del neoliberalismo

Vought International, la corporación ficticia en «The Boys», personifica el neoliberalismo llevado al extremo. Es la mayor empresa de superhéroes y los usa como productos comercializables, priorizando las ganancias sobre la moralidad y la ética. 

Los “súpers” no son agentes del bien y la bondad, sino que son activos de la empresa, que invierte en ellos y los descarta a placer si no dan el suficiente beneficio. Para ello recurre a intensas campañas de publicidad, merchandising y sí, películas y series para generar un fandom que apoye incondicionalmente a sus productos. 

Los Siete: Superhéroes en el mercado neoliberal

Los Siete, el equipo de superhéroes de élite en la serie, son tratados como marcas. Su valor se mide por su capacidad para vender y mantener la imagen corporativa, una crítica a cómo el neoliberalismo convierte todo, incluso a los individuos, en mercancías.

-¡Rápido! ¡Hay que detener a ese ladrón!

-Lo sentimos, pero los últimos estudios de marketing dicen que debes centrarte en crímenes acuáticos. 

La personalidad y la historia personal de cada héroe o heroína es deformada e instrumentalizada para mantener la retención de la audiencia: súper héroes religiosos, ligones, heroínas LGTBI o feministas… todo vale con tal de conectar con la audiencia. 

En otro orden de cosas, encontramos que Los Siete y en general la mayoría de súper héroes de Vought están más allá del bien y del mal: la trama comienza con el atropello de A-Tren (A-Train) a la novia de Hughie, el protagonista, y el intento de la compañía de silenciarle para proteger su reputación de marca. Con el tiempo se descubren toda una serie de abusos y daños colaterales perpetrados por los personajes con súper poderes que no han sido investigados ni juzgados por el Estado.

La privatización de la seguridad

Los responsables de Vought invierten millones en el desarrollo de productos que les permitan rentabilizar a los súper héroes (no diremos más para no hacer spoilers). Para diversificar el negocio, una de las tramas de la serie muestra los contactos que tiene la compañía con el poder político para hacerse con la joya de la corona: ser contratistas de la industria de Defensa. Para ello hace duras campañas de lobby -y otro tipo de tácticas más oscuras- para presionar al poder político y que legislen a su favor. 

El objetivo último de Vought es que el Estado privatice su seguridad y defensa nacional, subcontratando a la compañía, quien pondrá a su disposición al poder de sus súper héroes. Una carrera armamentística para la cual los países podrían luchar por tener a los seres más poderosos posibles. Ello nos recuerda a la ucronía de Watchmen, otra saga superheroica alternativa en la que EEUU habría ganado la Guerra de Vietnam de manera fácil y rápida usando a súper héroes contra el Vietcong.

Como hemos visto en la realidad con la privatización de la Sanidad o la Educación públicas, el neoliberalismo busca trocear las competencias estatales para entregárselas al mercado, ya que es supuestamente más eficaz y eficiente en la asignación de recursos. La privatización de la seguridad no nos pilla tan lejos. En países como Reino Unido ya se están creando cárceles gestionadas por empresas privadas, por no hablar del uso de ejércitos privados por EEUU o Rusia. 

Capitalismo y patriarcado

Desde el primer capítulo de la serie, The Boys muestra que el capitalismo y el patriarcado se ayudan mutuamente cuando interesa. Luz Estelar (Starlight), una de las súper heroínas protagonistas, lleva toda la vida entrenándose para ser la mejor hasta que al final consigue entrar en Los Siete. Allí ve que su sueño no es tal y como pensaba… tanto por las prácticas mercantilizadoras y marketinianas de Vought, como por la instrumentalización de la sexualidad. 

Nada más llegar, es extorsionada y agredida sexualmente a cambio de no ser expulsada. Posteriormente deciden cambiar su vestimenta para sexualizarla de cara al gran público. Su rebelión para destapar la agresión sexual sufrida es instrumentalizada para llegar a un público más sensible a la causa feminista.

Otro tanto sucede con la Reina Maeve, otro integrante de Los Siete, con quien a la compañía interesa un shipeo (simular un romance) con Patriota (Homelander), el líder del grupo. Sin embargo, a lo largo de la trama se revela que tiene una relación con otra mujer y esto es, de nuevo, usado como campaña para ganarse al público LGTBI.

Conclusión: «The Boys» como espejo de la realidad neoliberal

Si estás en problemas, ¿a quién llamarás? «The Boys» nos plantea una pregunta que el cine nos lanza cada cierto: si depositamos nuestra confianza en instituciones que están creadas para ayudarnos, pero se guían por la maximización del beneficio económico… ¿cómo podemos fiarnos? Películas como John Q nos muestran los peligros de la privatización de la Sanidad. Imaginemos ahora la privatización de ejércitos o cuerpos de policía en manos de agentes súper poderosos no sujetos a reglas. No estamos ya en el clásico “Quis qustodet qustodes?” de los romanos y que aparece en Watchmen, sino que debemos añadir la capa de “¿alguien me ayudará si mi problema no es rentable?”

Para terminar, una última reflexión de The Boys, encarnada en el personaje del Patriota: si sacamos una misión y unos valores de la ecuación y el beneficio económico es el único motivador… ¿qué diferencia hay en que el mercado sobreviva en un contexto democrático o un contexto de fascismo?

Bibliografía