Llegó el día 7 de mayo y, según nos han ido concienciando una y otra vez los tertulianos, Europa puede respirar tranquila. Emmanuel Macron ha ganado las elecciones en Francia con cierta holgura a la extrema derecha que representa Marine Le Pen, imponiéndose con el 66% de los votos. El “centro sensato” celebró anoche su victoria con un discurso de Macron (con una puesta en escena muy similar al que dio Mitterrand en 1981) en el Louvre (curiosamente, punto céntrico entre las plazas de La Concordia y La Bastilla, bastiones del Partido Republicano y Partido Socialista, respectivamente).
Ahora bien, la situación sigue siendo preocupante. Aún teniendo Macron todo el apoyo del establishment político, económico y mediático francés, el Frente Nacional ha obtenido los mejores resultados de su historia en unas elecciones presidenciales (¡casi 11 millones de votos!). La curva es ascendente y parece que no va a parar si se van a seguir aplicando las mismas fórmulas.
[bctt tweet=»El Frente Nacional ha obtenido los mejores resultados de su historia (¡11M votos!).» username=»camaracivica»]
Marine Le Pen no ha hecho otra cosa que incrementar el poder de su partido desde que tomó las riendas del mismo en 2011. A partir del descontento ocasionado por las contradicciones del capitalismo y la desigualdad generada por la crisis, el 40% del voto de la clase obrera ha encontrado una solución en su proyecto. Nada peor en democracia que un populismo de extrema derecha con proyecto. Esta situación podría haber sido bien diferente si en su día el Partido Socialista francés hubiese hecho los deberes.
Nos han vendido una y otra vez el tópico que reza que “los extremos se tocan”, como lugar común para igualar las posiciones de Mélenchon y Le Pen. No nos engañemos, según las primeras estimaciones de Ipsos, no ha existido una volatilidad electoral de la Francia Insumisa al Frente Nacional tan grande como se han empeñado en hacernos ver. Únicamente el 7% de los votantes de la Francia Insumisa en la primera vuelta han votado a Le Pen (más del 50% apoyaron a Macron y más del 40% se abstuvieron). No cabe afirmar que Mélenchon y Le Pen sean lo mismo, básicamente porque representan proyectos contrarios en puntos fundamentales y se inspiran en principios muy diferentes.
Con la aplaudida victoria de Macron termina el primer asalto. Los próximos 11 y 18 de junio tendrán lugar las elecciones legislativas, en las que los partidos tradicionales, Partido Socialista y Partido Republicano, sueñan con mantener su poder en el legislativo. Por su parte, Macron está empezando a organizar una lista de 577 candidatos en la que quiere contar con socialistas y republicanos.
Seguiremos analizando desde Cámara Cívica.