Análisis 20D (II): Politólog@s de Guardia

Os traemos la segunda entrega de los análisis de nuestros Politólog@s de Guardia para intentar esclarecer las dudas e incógnitas generadas durante las pasadas elecciones. Junto al análisis de por qué nuestro sistema electoral genera esas diferencias -a veces enormes- entre el número de votos y el número de escaños obtenidos, sumamos las aportaciones de Guadalupe Talavera, Ismael Sánchez y Daniel Pérez Álvarez. ¡Que los disfruteis!

 

DEL DISCURSO AL HECHOIsmael Sánchez

Tras una campaña electoral que no ha dejado indiferente a nadie, asistimos a la denominada “Gran Encuesta del 20D” por los partidos políticos, que conforma uno de los panoramas más fragmentados de nuestra democracia. Ayer preocupaba el bipartidismo, hoy la gobernabilidad. Al fin y al cabo, en lo político no somos una sociedad conformista y nuestra leitmotiv es el conflicto permanente.

Todos los políticos coincidían en la necesidad de que la gente participase durante la jornada electoral (cuestión que ya se ha convertido en un tópico en los procesos electorales). A su vez, durante la campaña, cada uno de los líderes de las cuatro principales formaciones predecían, nada más y nada menos, que iban a ser los próximos Presidentes del Gobierno. ¡Qué osadía! La misma incógnita que teníamos antes de los resultados se mantiene a día de hoy. No sabemos quién va a ser el próximo Presidente del Gobierno. Ya hay quien habla de nuevas elecciones…

La participación ha sido de un 73’20%. ¿Es alta o baja? En primer lugar, hay que tener en cuenta que la participación de la que disponemos no es la definitiva, ya que no se registran en la misma los votantes del Censo Electoral de los Residentes Ausentes (CERA), cuya tendencia, una vez que se incorporan, da lugar a que la participación inicial se vea reducida.

Evolución de la participación en las Elecciones Generales al Congreso de Diputados

Se puede observar un aumento significativo de la participación en relación con el porcentaje de 2011, aunque no logra superar la media de participación histórica del 73’45%. Sin embargo, el aspecto verdaderamente significativo que se aprecia a la hora de analizar los resultados electorales se encuentra en la elevada volatilidad electoral, es decir, el cambio de preferencia de una opción política a otra de los votantes entre elecciones, y la fragmentación que conduce a un nuevo sistema de partidos que denominaría Sartori como multipartidismo moderado.

La verdad, es que me cuesta identificar a un ganador con estos resultados. Podría decir que, tanto Partido Popular como Podemos, han sido los que mejor han gestionado los tiempos durante la campaña (Timing), a la hora de crear un escenario final que les resultase favorable. Podemos, por haber pasado, según las encuestas, de ser una cuarta opción descolgada a afianzarse en una tercera opción a rebufo del Partido Socialista Obrero Español (diferencia de 341.360 votos). Partido Popular, por haber logrado un final de campaña en el que desplaza como cuarta opción alejada a su adversario y competidor por un mismo espacio ideológico, Ciudadanos, y por mantener ocupados a sus rivales de la izquierda en la pugna por la segunda posición. Y es que lo importante de las campañas no es cómo empiezan, sino cómo acaban. No sólo hay que despertar simpatía en el electorado, sino que hay que conseguir también que te vote. Si no, que se lo digan a Unidad Popular-Izquierda Unida y a Unión Progreso y Democracia.

Son tiempos de ingeniería política y parlamentaria. Por ejemplo, Podemos ya está planeando una estrategia similar a la que siguió el Partido Socialista en 1979, que consistiría en la creación de 4 grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados (uno propio de Podemos, otro de En Marea, otro de Podemos-Compromís y otro de En Comú). ¿Qué beneficios otorga tener más grupos parlamentarios? En primer lugar, te garantiza tener más locales y medios materiales, y una subvención fija que se multiplicaría por cuatro. En segundo lugar, tener más presencia en la Junta de Portavoces (órgano determinante para fijar el orden del día de las sesiones plenarias, y, por tanto, controlar la agenda). Y, en tercer lugar, tener multiplicado por cuatro los derechos que corresponden a todo grupo parlamentario, en concreto, la posibilidad de tener más voz en cada uno de los debates plenarios. Esta estrategia no le salió mal al Partido Socialista en su momento, ya que en lo comicios de 1982 obtuvieron los mejores resultados de su historia, con una mayoría absoluta sin precedentes.

En definitiva, el mercado electoral se ha abierto, y los electores han demostrado su disponibilidad de votar a diferentes partidos. La ley electoral ha vuelto a ser una cuestión muy discutida, y parece ser que la remodelación de nuestro sistema de circunscripciones es inminente. Por supuesto, llega el momento de hablar del gran tema esperado, los pactos para formar Gobierno. Nadie se quiere quedar fuera y aquí todo vale en la que parece que va a ser la legislatura de la Reforma Constitucional. Este escenario a la italiana implica una nueva forma de entender la política, en la que el consenso pasará de ser una cuestión discursiva a un hecho que se impone porque no les queda más remedio. Palomitas en mano, no pudimos llegar en mejor momento los politólogos.

 

¿LA CAMPAÑA PUDO SER DECISIVA EN EL VOTO? – Guadalupe Talavera

La encuesta preelectoral del CIS de octubre-noviembre cuantificó que un 41.6% de la población no había decidido aún su voto. La última noche antes de iniciar la jornada de reflexión, aún el 20% manifestaba su indecisión. En un panorama de tanta incertidumbre, los indecisos eran el objetivo primordial de todos los jugadores de la competición.

Iniciamos la precampaña con unas encuestas muy positivas para C’s, después del debate a cuatro en Antena 3, Podemos volvía a los ruedos e iniciaba su remontada. Finalmente, las encuestas publicadas en Andorra durante la jornada de reflexión mostraban un cambio de tendencia: C’s pasaba a ser cuarta fuerza política, lejos de esa opción de llave que disfrutaba al inicio de la campaña electoral. ¿Qué pasó? ¿Las encuestas se equivocaron?

Más que nunca, la campaña pudo ser decisiva. Cada hito contaba. Qué decías, cuando lo decías y cómo lo decías importaba. Ha sido a su vez la campaña más seguida en Redes, lo cual no ha implicado que haya dejado de ser la más mediática. Los dos pilares están interconectados, y eso ha jugado a favor y en contra.

Fue en Twitter donde se colgó el primer video de la agresión de Rajoy y donde Garzón recogió 17.100 likes y 23.800 retweets por su indignación por no participar en el debate a cuatro. Pero fue en la cocina de Bertín cuando conocimos el lado más personal de Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.

Definitivamente ha sido una campaña apasionante, que nos plantea interrogatorios para próximas investigaciones: ¿Ha sido la campaña del 20D una excepción a sus predecesoras? ¿Influyó en el voto? ¿Esta vez los debates, las Redes, entrevistas y los spots de campaña pudieron cambiar el rumbo de esos 40% de indecisos?

Continuará…

NUEVA POLÍTICA VS ESTADO DE PARTIDOS: EL PANORAMA DEL PACTISMO QUE SE CIERNEDaniel Pérez Álvarez

El óraculo de la demoscopia que ha vertido todo un cúmulo de profecías autocumplidas se ha topado con la realidad del sistema político español actual: el Estado de Partidos,el sistema proporcional y la Ley D ´hont.

Si bien se ha producido una fragmentación en la distribución del poder legislativo,el llamado “bipartidismo imperfecto” se mantiene. Mientras perdure el llamado Estado de Partidos (coloquialmente “partitocracia”),denominado como tal por el Tribunal de Bonn y Leibholz,el cierre del sistema parece resistir la embestida.

Centraríamos el debate sobre el sistema político español sobre dos factores cruciales sobre los que los nuevos pactos van a tener que pivotar: Factor D´hont: implantado en el sistema electoral español en relación con una sociedad todavía con un peso importante de la sociedad rural y agraria.Frente al estado actual en el que la sociedad urbana ha cobrado gran relevancia,con importante desarrollo post-78 de las capitales de provincia,especialmente tras la entrada en la CEE en el 86.

El factor cultural: la cultura de los gobiernos de coalición tiene un desarrollo extendido en países germanos.Tal es el caso de Alemania,donde el concepto de “Gemeinschaft” (definido por Tönnies como asociación en la cual los individuos se orientan hacia la comunidad tanto o más que hacia su propio interés) forma parte del día a día de dicha sociedad.Por contra algunos autores han señalado en alguna ocasión a Alemania como un país con un cierto espíritu social “gregario”.

Dicho lo cual, plantear una coalición o pacto de Estado entre partidos en un país latino como España es todo un ejercicio complejo,dada la idiosincrasia individualista imperante en sus sociedades.A la vista está el antecedente italiano post-Craxi,en donde debido a la imposibilidad de alcanzar pactos de gobierno estables prácticamente cada año se repetían elecciones especialmente durante la década de los 90.

Si a ello le añadimos la mayoría absoluta del PP en el Senado,los “entremeses” de representatividad parecen estar servidos. Se derrumba todo ese “mantra” de que el Senado era precisamente tan “inútil” como se planteaba,sino más bien un contrapeso o “cancela” de cierre frente a la posibilidad de reformas constitucionales que afectasen a la territorialidad del Estado.

Desde la irrupción de los partidos emergentes se lleva manejando el término de “segunda transición” o incluso de “transición de baja intensidad” que requiere rescatar la cultura del tan manido “consenso” constitucional, la cultura de los pactos,todo ello en un nuevo panorama donde la llamada nueva política.Partidos digitales (nacidos en y desde la sociedad de la información) frente a Partidos analógicos “ catch- all” (atrapalotodo,denominado por Kircheimer). Nuevas generaciones frente a veteranos de los atriles de madera de caoba legislativa. Transversalidad frente a homogeneidad. Sociedad líquida (como sostiene Zigmund Bauman) frente a Sociedad sólida y pétrea en sus posiciones políticas,económicas y sociales.