“Dormíamos, despertamos”. Diez 15M después

El 15 de mayo de 2011 salimos a la calle. La noche del 15 al 16 decidimos que no nos íbamos. El movimiento 15M supuso una explosión de energía colectiva con importantes implicaciones tanto a nivel social como político. La onda expansiva de esta explosión trascendió las fronteras de España, replicándose asambleas y acampadas en países de todo el mundo, adaptándose en movimientos como Occupy Wall Street y muchos otros. 

Diez quinces de mayo después, queremos repasar qué supuso aquella aceleración histórica, en la que tantas cosas pasaron en aquellas pocas semanas de 2011. ¿Qué queda del 15M?

Contexto del 15M

Para entender por qué la indignación acabó explotando es necesario situarse en los años previos a la primavera de 2011. Hablamos de un momento de un férreo consenso neoliberal estructurado entorno a dos grandes partidos, centro derecha y centro izquierda. Pese a que sostienen grandes discusiones, hay ciertos temas que no entran en el debate. Podríamos decir que hay una “hegemonía” neoliberal, en términos gramscianos, o que la “ventana de Overton” es demasiado estrecha. Cuando no hay diferencias grandes entre los principales referentes políticos, negando el debate posible sobre las cuestiones que preocupan a la gente hablamos de “pospolítica”. Además, un gran número de medidas impopulares se excusaban en que los actores políticos no tenían poder de decisión ya que ciertas actuaciones venían impuestas desde instituciones internacionales lejanas del ciudadano de a pie, que interpretaban las inmutables leyes del mercado. Este enfoque tecnocrático de entender la política es lo que llamamos “posdemocracia”. 

El momento más simbólico y chocante de esta pospolítica y esta posdemocracia fue la reforma urgente del art. 135 de la Constitución española para calmar a los mercados financieros algunos meses después del 15M.. Esa imposibilidad de “politizar” (en el sentido de debatir, deliberar, problematizar) ciertos temas explica que una de las principales reivindicaciones fuera la de más participación y lograr una “democracia real”. ¿Cuándo? ¡Ya!

Temas en agenda

El 15M planteó que esta democracia es poco democrática (“lo llaman democracia y no lo es”), que había captación del estado por parte de los poderes económicos y la élite política (“no somos mercancía en manos de políticos y banqueros”), se pedía más participación (“follar cada 4 años no es vida sexual. Votar cada 4 años no es vida democrática”). Desde 2011 ha habido sucesivas reformas para controlar la trazabilidad legislativa, la información que se publicaba, la neutralidad en la red, la propiedad lntectual y muchos otros temas. En una época en la que se criminalizaba (que nos digan qué son “piratas”) a diario a quienes veían abusivo pagar un canon digital por comprar un CD y años antes de que existiera Netflix, la gente reclamaba internet como un espacio de internet. 

Se entendió una nueva manera de relacionarse con movimientos de protesta de otras latitudes. Se venía recogiendo la indignación de los saharauis en Gdeim Izik, las protestas en Grecia, la constitución ciudadana de Islandia, de la Primavera Árabe que derrocó dictaduras (aunque años después el resultado ha sido desigual) y catalizó procesos en Europa, América e incluso Asia. No por nada se llamó al Movimiento de los Paraguas de 2014 “el 15M de Hong Kong”. 

Prácticas políticas quincemeras

Toda una generación se socializó políticamente en los diversos proyectos y asambleas que aparecieron de manera rizomática del 15M. A pesar de que muchas veníamos de otros espacios, como el movimiento estudiantil, el sindicalismo, el asociacionismo u otros, miles de personas aprendieron en poco tiempo a respetar el turno de palabra, persuadir en una asamblea, tomar actas y mucho más. Por ejemplo, que toda política del S. XXI debe ser inevitablemente híbrida, uniendo lo local con lo global a través de Twitter u otras redes sociales. Varias de estas prácticas políticas ya venían de campañas anteriores como #NoLesVotes o Anonymous.

Muchos de aquellos experimentos colectivos abrieron ciertos melones y rompieron muchos consensos que parecían inquebrantables. Democracia 4.0 planteaba que si la soberanía pertenece a la gente, ¿por qué deben ser los partidos políticos las únicas vías de representación forzosa de la ciudadanía? De esta idea tenemos procesos de renovación tanto de las administraciones como de los propios partidos políticos, que se han reformado con mecanismos como primarias abiertas, transparencia interna y más. 

#OpEuribor planteaba algo tan loco como que el índice de referencia para calcular el tipo de interés de hipotecas y préstamos no existía. Se trataría de un engaño colectivo fruto de un contubernio entre los poderosos banqueros para exprimirnos cada vez que queríamos comprarnos una casa o emprender un negocio. Dejando de lado este storytelling, lo cierto es que hoy día sabemos que sí que ha habido una manipulación de los precios entre grandes bancos que acordaban unas reglas que les beneficiaban, lo cual ha derivado en multas millonarias por parte de la Unión Europea.

#15MPaRato supuso un caso de éxito de organización colectiva entorno a una causa judicial. Una campaña de comunicación identificó a Rodrigo Rato, ex vicepresidente del gobierno español y ministro de economía, ex director del FMI, impulsor de la salida a bolsa Bankia y un largo etcétera, como el paradigma de político metido a banquero y que generó un impacto profundamente negativo con su actividad. A continuación un crowdfunding consiguió dinero suficiente como para sostener una causa judicial contra Rato. El mensaje es claro: “el que la hace, la paga”. Años y varias causas judiciales más tarde, Rato cumple condenas por varios años de cárcel.

Las comisiones de feminismos trataron de abrir brecha en las asambleas -con ojos de hoy, podríamos decir con bastante dificultad- anticipando la potencia del movimiento feminista español que explotaría años después. 

Se reivindicó una mayor participación ciudadana y una administración más cercana al ciudadano/a, dando visibilidad a buenas prácticas que ya existían en lugares como Jun, Torrelodones y que pasaron de ser “bichos raros” a modelos a seguir. Hoy día las administraciones públicas tienen responsables de transparencia, registros de lobbies o trazabilidad legislativa para que no pueda haber sospechas del proceso de toma de decisiones. 

¿Habrá otros 15M?

Tras mucho tiempo en el que se pedía confianza plena y permanente a los decisores públicos, hoy día se abren ventanas y las puertas son de cristal (de cristal esmerilado quizás, que aún hay mucho por hacer). El 15M fue una supernova política cuyas ondas expansivas de vez en cuando aún pueden medirse. Nuevas prácticas políticas, una ciudadanía más exigente y empoderada y muchos aprendizajes que nos han permitido avanzar.

Lo que está claro es que sigue habiendo motivos para estar indignados/as: el cambio climático, la desigualdad de género, el desequilibrio norte sur y muchos otros. Esa indignación que pasó por las plazas de España pero que también recorre Colombia, China, Palestina o el Sáhara Occidental. Con acampadas o sin ellas, sigamos trabajando por un mundo más justo y con menos motivos para indignarnos.

EXTRA

Cervecívica Online – “Dormíamos, despertamos”. – 10 años del 15M

Entrevista a Manu Rodríguez sobre el 15M en Negocios TV.

BIBLIOGRAFÍA

RTVE – Voces del 15M, diez años después. 

EL PLURAL – Rodrigo Rato ingresa en la cárcel de Soto del Real (25/10/2018).

INFOLIBRE – ¿Tiananmen o el 15M en Hong Kong? (2/10/2014)

LA VANGUARDIA – Bruselas multa con 483 millones de euros a tres bancos por manipular el Euribor (7/12/2016)

ELDIARIO.ES – 15M: El potencial de la tecnopolítica (13/05/2013)

MOUFFE, C., El momento populista, en El País (10/06/02016)

RODRÍGUEZ, M., Construir Pueblo, Construir Liderazgo: Podemos y la Estrategia Populista, TFM, Universidad Carlos III de Madrid. 

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Manuel Rodríguez

Consultor político y de innovación social. CEO de Cámara Cívica. Comunicador. Divulgador político. Creo conversaciones para generar ideas que hagan un mundo más justo.

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