El 8 de marzo de 2021 será una de las jornadas recientes más convulsas del Día de la Mujer que se recuerdan. La prohibición de las marchas en Madrid por parte de la delegación del gobierno de la capital, los encontronazos institucionales y la disolución de pequeñas manifestaciones por la capital da muestras de ello. Hay, sin embargo, un hecho relevante que ha marcado la jornada desde su comienzo: la vandalización del mural feminista del Barrio de la Concepción en Ciudad Lineal.
El mural sufre uno de los efectos Streisand más relevantes de los últimos años; de ser una iniciativa pacífica surgida en 2018, sin oposición alguna de ningún grupo y estar pintado en una zona poco conocida de la ciudad ha pasado a ser uno de los iconos del feminismo madrileño en menos de dos meses, todo gracias a una propuesta de Vox llevada a la Junta de Distrito de Ciudad Lineal para retirarlo.
A pesar de que la moción naufragó debido a la gran movilización vecinal en el barrio, una vez elevado a icono, el mural se ha visto expuesto a los ataques de la ultraderecha, que ha cogido la senda del vandalismo en la capital. La mañana del 8-M aparecía pintado de negro, con carteles que acusaban de “abortista” o “terrorista” a sus integrantes. La acción vandálica fue reivindicada (aunque luego, al ver la reacción sus integrantes matizaron los hechos) por un grupo de ultraderecha.
Estos dos años de historia del mural de Ciudad Lineal demuestran cómo se ha ido degradando la convivencia política en la ciudad. De acciones consensuadas al mero destrozo. Pero, sobre todo, demuestra el programa profundamente reaccionario de la extrema derecha, enfracascada en una particular guerra cultural que dicen librar.
El acto es profundamente reaccionario no solamente por aquello que ataca (la emancipación de la mujer) sino por sus formas. La extrema derecha prefiere tachar, eliminar y borrar, demostrando así su incapacidad de realizar propuestas constructivas o que supongan una aportación a la comunidad. Donde había un mensaje ahora hay pintura negra; donde había arte hay vandalismo. Esa y no otra es la aportación de cierta juventud conservadora de Madrid a su ciudad, revelando un movimiento, por suerte, débil, sin ideas y jugando a la contra, saboteando lo que los vecinos de Ciudad Lineal y sus representantes han conseguido para mejorar el distrito.
Parece ser que el mural será restaurado y devuelto a su estado original, y Valentina Tereshkova y Gata Cattana, entre otras, volverán a sonreír al barrio. Pero lo sucedido el 8 de marzo de 2021 no se nos puede olvidar: la idiotez y mezquindad de unos pocos puede arruinar, en unos minutos, el trabajo y buen hacer de muchos.