La conquista de la Bahía de los Esclavos mediante la estrategia populista

juego de tronos bahia de esclavos

La Bahía de los Esclavos es el centro del mercado esclavista de Essos, donde una élite de hombres libres son los amos de una gran mayoría de esclavos que cumplen las más variadas funciones. Las principales ciudades de este territorio son Astapor, Yunkai y Meereen, donde Daenerys Targaryen no sólo conseguirá un ejército para conquistar Poniente, sino que también acabará con el esclavismo y aprenderá a gobernar.

Daenerys cuenta con el poder que le otorgan sus dragones y, a medida que su conquista avanza, también con la fuerza militar formada por Inmaculados, Segundos Hijos, dothrakis…; sin embargo, sólo esto no asegura un gobierno eficaz de los territorios conquistados, por lo que necesita legitimarse tanto a ella misma como soberana como al nuevo orden que quiere instaurar sin rastro de esclavismo, es decir, que necesita que éste se vea como un modelo justo y que merece la pena ser apoyado. De esta manera, buscará tener el apoyo del grupo que saldría beneficiado de este cambio, los esclavos, empleando una estrategia populista para que éstos la consideren su defensora y le den su apoyo.

Tres requisitos para el momento populista en Juego de Tronos

Laclau define el populismo como una forma de crear pueblo, de hacer que el plebs (la gente en su conjunto) se convierta en populus (un grupo con identidad propia que ha tomado conciencia de su situación). Para ello, se necesitan tres elementos básicos que, como se verá, se encuentran en la Bahía de los Esclavos: la posibilidad de establecer una división dicotómica de la sociedad, un anhelo común por parte del pueblo y tener la posibilidad de otorgar a dicho anhelo un significado compartido por el pueblo anteriormente señalado. El encargado de llevar a cabo estas acciones debe ser un líder (en este caso, lideresa) carismático y con un halo de mesías mítico que se oponga a la oligarquía: dentro de los múltiples personajes icónicos del mundo de Juego de Tronos, no se podría encontrar mejor salvadora que la última Targaryen, que salió ilesa de la pira funeraria de su marido, Khal Drogo, con tres dragones, lo cual la convirtió en la Madre de Dragones y Khaleesi de los dothrakis.

Entrando en los requisitos antes mencionados, en la Bahía de los Esclavos existe una clara división entre la élite, formada por los amos, y los esclavos, lo que facilita la identificación de un enemigo común  contra el que luchar. En este caso, ese “malo de la película” es el conjunto de los amos que oprimen a los esclavos, tratándolos como objetos en vez de como personas, por lo que Daenerys enfocará sus acciones a socavar su poder. De esta forma, a la vez que la Madre de Dragones señala al enemigo a batir, ella va acaparando el poder legítimo que le otorga alinearse con los más desfavorecidos.

El segundo elemento necesario requiere la capacidad de interpretar las demandas de la sociedad, las cuales puede que no sean siempre las mismas, pero tienen que compartir un nexo de unión. Así, un esclavo puede querer cambiar su situación porque está harto de cómo le trata su amo, o porque no considera justa la tarea que le encomienda, o porque desea volver a un contexto de libertad previa… Pero todo esto se resume en una única idea: anhelan modificar su circunstancia de obediencia.

Y, finalmente, llega el momento de dotar de un significado común a esas demandas insatisfechas señaladas previamente, librándose lo que Gramsci llamaba “guerra de posiciones”, o lo que es lo mismo, la lucha de los distintos grupos para otorgar un significado legítimo a una idea concreta, denominada por Laclau como “significante vacío” (un concepto sin significado propio que adquiere un valor determinado dependiendo del grupo hegemónico que se encargue de establecer el sentido común, es decir, la “normalidad” dentro de una sociedad). Esta acción un tanto enrevesada queda más clara al analizar cómo Daenerys engloba esas demandas en la idea de la libertad como derecho inalienable, la cual transmite en sus actos en la Bahía de los Esclavos:

  • En Astapor, Daenerys compra a los Inmaculados para conseguir un ejército con el que conquistar Poniente. El símbolo del poder de los amos es el látigo, al que Daenerys resignifica como el arma con la que acabar dicho colectivo, pues cuando lo tiene en su poder, exhorta a los Inmaculados diciendo: “¡Matad a los amos, matad a los soldados, matad a todo hombre que sostenga un látigo […]! ¡Romped las cadenas de todo esclavo que veáis!”. Y una vez los amos fueron eliminados, Daenerys proclama la libertad de los Inmaculados y les pide que luchen para ella como hombres libres.
  • En Yunkai, tras la caída de la ciudad, Daenerys contradice a Missandei, quien proclamaba que los esclavos le debían su libertad, diciéndoles: “No me debéis vuestra libertad. No puedo dárosla. Vuestra libertad no era mía para dárosla. Os pertenece a vosotros y sólo a vosotros. Si queréis recuperarla, debéis tomarla vosotros mismos. Todos y cada uno de vosotros”; tras esto, además del título de Rompedora de Cadenas, obtenido en la anterior ciudad, se le añade el de Mhysa, “madre” en valyrio.
  • Finalmente, en Meereen, Daenerys emplea la persuasión para que los esclavos valoren luchar para conseguir su libertad, lo cual tiene como resultado que estos se levanten contra los amos y le abran las puertas de la ciudad.

No obstante, sin una buena acción comunicativa, todos los pasos dados para configurar un pueblo que legitime la acción del líder pueden caer en un saco roto. Para acercarse al pueblo y evitar que su condición de extranjera suponga una barrera, Daenerys se dirige a los esclavos en alto valiryo, recalcando que es su lengua materna, pues los Targeryen provienen de Valirya, antiguo reino de Essos; además, se ofrece a atender a cualquier habitante de las ciudades, sea cual sea su origen, para solucionar sus problemas, demostrando así que en su reinado todos tienen los mismos derechos de ser escuchados. Por otra parte, Daenerys cuenta con “medios de comunicación” que le permiten crear una opinión  pública favorable hacia ella, sobre todo cuando no se encuentra presente, asentando la legitimidad de  su poder en el pueblo; y es que, las sacerdotisas de R’hllor la ven como la princesa prometida de su dios, transmitiendo esto a sus creyentes.

Pero conseguir la legitimidad del pueblo no significa que gobernar se convierta en algo fácil. Para conquistar el poder en la Bahía de los Esclavos, Daenerys se lo ha arrebatado a la élite de los antiguos amos, que además, han visto cómo su forma de entender la sociedad ha sido destruida, ya que el esclavismo ha desaparecido. Los Hijos de la Arpía comenzarán a atacar con violencia para recuperar lo perdido, y Daenerys deberá encontrar el equilibrio entre las promesas a su pueblo y las acciones para mantener el poder.

Por suerte, los dragones son de gran ayuda para conservar una posición hegemónica y acabar con la oposición.

Escrito por Victoria Villaescusa.