El pasado lunes 10 de diciembre, en Sevilla, tuvolugar el IV Seminario de Análisis Electoral en la Universidad Pablo de Olavide para tratar los resultados de las elecciones andaluzas del pasado 2 de diciembre de 2018 y el comienzo de un nuevo ciclo electoral que afectará a las próximas elecciones municipales, autonómicas y europeas, así como a unas probables e hipotéticas generales.
Junto a la moderación del profesor y Doctor José Francisco Jiménez Díaz, hemos tenido el privilegio de escuchar las ponencias de algunos expertos en comportamiento político y electoral como Francisco J. Llera, Catedrático en Ciencia Política, fundador de la Asociación Española de Ciencia Política y del Euskobarómetro, entre otros; Juan Montabes, Catedrático en Ciencia Política y fundador del Centro de Documentación Política y Electoral de Andalucía (CADPEA); y José Manuel Trujillo, politólogo y Doctor por la Universidad de Granada. La profesora de Ciencia Política y Directora del CADPEA, Carmen Ortega, no ha podido asistir finalmente por problemas personales.
La expectación por el evento ha sido palpable y notable, pues el salón de grados ha estado rebosando desde principio hasta el final del acto, ya que son muchas personas las que parecen estar preocupadas e interesadas por el futuro político de nuestra comunidad autónoma de Andalucía, y por los futuros comicios de distintos niveles territoriales que se avecinan.
Unas elecciones autonómicas en clave nacional
El seminario ha ido abordando distintos temas de debate sobre el resultado de las elecciones de Andalucía, pues este escenario servirá y trascenderá al nivel nacional en las elecciones de los próximos meses. Como bien sabemos, las elecciones van encadenadas a ciclos políticos donde podemos comprobar los altibajos de cada formación política. La importancia de estas elecciones es que los competidores políticos que se han enfrentado en Andalucía son prácticamente los mismos que van a luchar por conseguir el mayor número de escaños en el Congreso de los Diputados, así como en los distintos parlamentos autonómicos, a excepción de País Vasco y Cataluña, donde los partidos nacionalistas hacen que el panorama electoral sea totalmente diferente. Las elecciones andaluzas tienen una lectura nacional y una consecuencia inmediata y territorial directa en Andalucía.
En las elecciones del pasado 2 de diciembre se ha producido un encuadre predominante de la campaña en la que el electorado, con mensajes muy simples elaborados por los propios partidos políticos, ha decidido su voto.
Moción de censura, bipartidismo y alternancia en Andalucía
Un aspecto que debemos tener en cuenta a la hora de analizar el comportamiento electoral de las andaluzas y los andaluces es que el Partido Popular perdió la moción de censura y, con ella, el Gobierno de España, lo que se ha traducido en una estrategia de desgaste contra el PSOE, pidiendo el adelanto electoral, desde el liderazgo de Pablo Casado, y seguido por otras formaciones políticas de menor calado y representatividad política. De hecho, la defensa del Gobierno en las manos de Pedro Sánchez, junto con otros partidos políticos nacionalistas y de izquierdas, ha hecho que se remuevan las viejas batallas competitivas en el eje ideológico entre izquierda y derecha, llegando a la crispación política, lo cual ha generado un caldo de cultivo electoral que va a terminar desembocando en las próximas elecciones europeas, y encadenando con unas generales a las que no les queda mucho para ser convocadas.
Hemos de recordar también que es muy importante partir de la base de que nunca ha existido alternancia en el poder político de Andalucía desde el inicio de las autonomías. La propia convocatoria de las elecciones andaluzas es el resultado de un adelanto electoral provocado por la ruptura de unos de los contendientes, Ciudadanos, que al final es quien también ha marcado la agenda pública y política de la Junta de Andalucía.
La opción bipartidista del PSOE y el Partido Popular se ha visto, en los últimos diez años (desde 2008 que fue la etapa donde el bipartidismo estaba más consolidado en nuestra comunidad autónoma), retroalimentada por diferentes casos de corrupción, el clientelismo, los recortes en los servicios públicos. Estos problemas se han visto incorporados a la agenda política gracias, en parte, al rol jugado por las formaciones políticas más recientes. Todo ello ha provocado una brutal caída electoral del PSOE y el PP, pues han sido atacados desde distintos frentes ideológicos y políticos, tanto a la derecha como a la izquierda de su posicionamiento electoral. Ambos partidos sumaban en torno al 60-65% de los votos en las últimas convocatorias, cayendo casi a un 49% en Andalucía, lo cual se reflejará también a nivel nacional. El problema de los dos grandes partidos es que, con la irrupción de distintas alternativas de izquierdas y derechas, no parecen tener suelo electoral.
El ‘efecto Vox’
Otro factor a tener en cuenta es la irrupción de VOX con un discurso populista que estaba pensado en clave nacional para las futuras elecciones generales. Han sido distintos ingredientes los que han cuajado en el electorado andaluz: el lema de la famosa reconquista, el discurso anti-establishment contra las élites y los privilegios políticos, la cuestión nacional (desde la soberanía española contra los nacionalismos periféricos y Gibraltar hasta la defensa de los símbolos, la bandera, las costumbres y tradiciones), los españoles damnificados por la crisis económica, el cierre de las fronteras contra la inmigración. Muchos partidos políticos hicieron caso omiso a los avisos de que VOX podía llegar al Parlamento de Andalucía a través de las grandes circunscripciones y, sobre todo, en Almería. Los expertos en la materia recuerdan que debemos mentalizarnos de que VOX va a entrar con mucha fuerza en todas las instituciones, incluyendo las locales, lo que va a condicionar todos los gobiernos que puedan formarse en el futuro, dando lugar a un serio problema de gobernabilidad política y gobernanza del sistema constitucional.
La mayoría de los competidores en las elecciones andaluzas han convertido las elecciones de Andalucía en un plebiscito sobre el Gobierno de España, pues el resultado de las mismas iba a significar mucho sobre si Pedro Sánchez está o no legitimado para seguir gobernando desde la Moncloa o debería adelantar las elecciones para una mejor gobernabilidad y representatividad ante el electorado de España. Aún así, el resultado del pasado 2 de diciembre nos ayuda a responder el resultado abierto y complejo de las elecciones generales de junio de 2016, tras el multipartidismo saliente de las generales de 2015 en el famoso 20-D, donde se puso fin a los gobiernos de mayorías absolutas.
Los resultados electorales nos muestran una lucha por la hegemonía de la derecha, tras la consolidación de Ciudadanos como alternativa al Partido Popular y la entrada de una fuerza extraparlamentaria como VOX en el Parlamento Andaluz con 12 escaños. En cambio, en el espectro político de la izquierda siempre ha habido una mayor competición electoral. En este caso, por ejemplo, Izquierda Unida y Podemos siguen sin sumar, como ya viniera ocurriendo desde las elecciones generales de junio de 2016. En este caso, representados y aglutinados en Adelante Andalucía, no han sabido robarle el liderazgo de la izquierda al PSOE. La transversalidad que abandonó Podemos al hacer la coalición con Izquierda Unida le ha pasado factura. Uno más uno no siempre suma dos. El discurso antifascista que han iniciado ahora parece que no es la mejor forma de conseguir y atraer votos de otros espectros ideológicos.
Plebiscito sobre el gobierno de España
Estas elecciones andaluzas, en definitiva, son el barómetro más fiable para las elecciones generales y el resto de los comicios pendientes de celebrarse. Para ello, hemos de tener en cuenta también la importancia que tiene que los distintos partidos políticos hayan implicado a sus líderes nacionales en la campaña electoral de Andalucía, como ha ocurrido en las filas del PP y Ciudadanos. El PSOE y Adelante Andalucía, sin embargo, han optado por una campaña de bajo perfil para sus líderes nacionales (lo que también puede ser síntoma de las distancias de la dirección de los partidos en Andalucía con la cúpula nacional).
El simbolismo y la paradoja son figuras literarias muy recurrentes en la comunicación política. Llama la atención la imagen de vencedores del Partido Popular, aún siendo la segunda fuerza política de Andalucía, muy por detrás del PSOE, mientras que el propio Partido Socialista presentaba en la primera rueda de prensa la imagen de perdedores, a través de la figura de Susana Díaz. La victoria o derrota electoral en Andalucía parece pasar por superar o no llegar a la mayoría absoluta, con o sin el apoyo de los partidos afines a su ideología; así como con las expectativas electorales provenientes de las encuestas previas al 2 de diciembre. La política de bloques ideológicos no es un mal pronóstico para un futuro ciclo político dentro de las cámaras legislativas de nuestro país.
Los expertos de la jornada han debatido también sobre la importancia de las encuestas electorales y sobre la necesidad de calcular los márgenes de error, así como que es un profundo fracaso que todavía no haya pronósticos y avances sociológicos sobre la participación y abstención en las convocatorias electorales, pues consideran de vital importancia estos datos para las estrategias de los partidos políticos, especialmente porque estamos ante una crisis de los mismos para atraer el voto fiel e ideológico, y porque no debemos confiarnos de los resultados de las encuestas porque las personas mienten sobre su recuerdo e intención de voto. Debemos recordar que las campañas electorales tienen que estar dirigidas hacia los indecisos o abstencionistas, y no hacia los votantes que ya están convencidos. La abstención electoral de Andalucía en el 2-D ha coincidido con unas elecciones que han tenido como resultado el mayor número de partidos efectivos.
En definitiva, no era difícil prever una baja participación en las elecciones andaluzas al haber distintas elecciones, concurrentes entre sí, en un mismo ciclo electoral. Cuando las elecciones son de segundo orden, el electorado tiende a no votar a quienes consideran opciones útiles y opta por votar a terceros partidos, lo que ha provocado un aumento de la fragmentación electoral y parlamentaria, acortándose las distancias entre las distintas formaciones políticas presentes en el Parlamento de Andalucía.
Escrito por Pablo Espada.