El reboot de la saga Batman, dirigido por uno de los «Rey Midas» del Hollywood del Siglo XXI, Cristopher Nolan, presenta el planteamiento clásico del género de superhéroes, en el cual, un villano, más o menos carismático, pone en peligro a la sociedad y parece derrotar al héroe, hasta que cercano al clímax de la obra, el héroe resurge de sus cenizas para terminar derrotando al villano y logrando la paz. Ahora, manteniendo este cóctel que tanto rédito ha generado a la industria, imaginemos que estas representaciones arquetípicas, no son personajes de fantasía, sino modelos sociales y políticos, pudiendo analizar su ideología y actuaciones como si de M. Rajoy se tratara.
Un poco de música para ambientar la lectura.
Batman Begins y la lucha contra la corrupción
En la primera película, Batman Begins, nuestro querido Batman, entrena y desarrolla su personalidad junto a la Liga de las Sombras, que liderados por un Ra’s al Ghul, con unos rasgos, historia y objetivos que nos podrían recordar al genocida camboyano Pol Pot. Durante toda la historia él junto a su organización se han encargado de destruir una a una todas las civilizaciones, desde Roma hasta su objetivo de destruir Gotham, que, según su criterio, consideraban decadentes y podridas. Lograr una «Tabula Rasa», que nos retrae a otros líderes y teóricos que defendían la necesidad de ella, para construir sus utopías en la Tierra.
Si tu ciudad está corrompida tú estás corrompido, así que ya podemos irnos preparando si a La Liga de las Sombras le da por visitar Sevilla y conocer Mercasevilla. ¿»El fin justifica los medios»? Creo que ni Napoleón, verdadero autor de la cita, ni al siempre atribuido Maquiavelo justificarían estos medios. Parece que nos hemos olvidado de que esto iba sobre Batman entre tanta cháchara, pero cómo Batman es el Estado de Derecho y en España está tan en la boca de tantos que creo que podemos hacerle esperar.
Batman El Caballero Oscuro, el Joker y el caos
En la segunda película, Batman El Caballero Oscuro, el caos marca el film, protagonizado por el Joker, Mijail Bakunin con cara de payaso. El anarquismo hecho persona en el legendario Joker de Heath Ledger. ¿Es el Joker un antihéroe? Él mismo os responde, «soy un agente del caos», procurando que el orden espontáneo, la anarquía, reinen en la sociedad. ¿Son peores personas los delincuentes que la «gente de bien» de la ciudad?
Aquí podéis encontrar respuesta, a este experimento social más propio de Milgram que de un pseudoanarquista. El Estado de Derecho/capitalismo evoluciona durante la cinta, otorgando «esperanza» a la sociedad frente al caos provocado por nuestro amado Joker, que, entre otros méritos, roba un banco y atenta contra los mafiosos más poderosos de la City. ¿Quién no ha pensado en hacerlo alguna vez?
Batman, Bane y el marxismo
Por último, en la tercera película encontramos una perversión del comunismo y la figura de Karl Marx, en forma de Bane. «Se acerca tormenta», dice la delegada sindical de los ladrones Catwoman, en forma de aviso a Bruce Wayne, el mayor multimillonario de la ciudad (sí, Batman es multimillonario, dona mucho dinero y salva gente, pero no es tan bueno como Amancio Ortega).
En esta cinta, la siempre visible crítica más o menos oculta al comunismo presente en el cine estadounidense no parece ya crítica sino una parodia ideológica. Aquí no hay muro de Berlín sino puente, la bomba va a estallar sí o sí porque así de malos son los rojos, Marx/Bane destruye campos de fútbol «por el bien del pueblo» y los ricos son juzgados por los pobres en manada. En una bella escena, ahora son los ricos los «exiliados» de las ciudades, así como el proletariado en numerosas ciudades fue obligado a abandonar su hogar, debido a la corrupción urbanística.
Pero nuestro Estado de Derecho/capitalismo se ha dado cuenta de los errores de los ricos y poderosos, y toma forma de Estado del Bienestar, como Felipe González pero cachas. Batman es la ley y justicia, pero no cómo el partido polaco tocayo, sino en forma del clásico Estado «papá». Protector del individuo ante los peligros de su individualidad, pero más a lo Locke que a lo Rousseau, ya que aquí el contrato social incluye aceptar la decadencia y corrupción de una ciudad ante la que Batman no se enfrenta/no puede/son muchos/, siendo está la moraleja de la política dentro de la obra. Los otros modelos sociales, desde el fascismo/jémer rojo de Ra’s al Ghul, hasta el comunismo de Bane, si ponen fin a la corrupción y la desigualdad que asola la ciudad, mientras el Estado de Derecho es capaz de derrotar a supervillanos, pero no de poner freno a la conducta de los ricos y poderosos.
Escrito por Daniel Valdivia
Bibliografía
-Batman y el concepto de revolución
-La filosofía del Joker: Balance del Orden y el Caos
-Batman y la filosofía