Preparando la charla sobre Populismo en la Ficción y la Realidad en el CluBez de Bez Diario, los cívicos andábamos debatiendo sobre las diferencias entre demagogia y populismo. De esta guisa, llegamos a preguntarnos si un populista puede hacer demagogia y si un demagogo puede ser populista. Concluimos que sí, dado que aunque son dinámicas políticas diferentes no son incompatibles. Lo que no es correcto es determinar que todo populismo es esencialmente demagógico.
Buscando referencias, algunos días después caí en la cuenta que podía ocurrir incluso que un mismo actor político desarrolle ambas operaciones políticas a lo largo de su carrera. En función del clima político, puede optarse por usar la demagogia para ganarse el apoyo de determinados grupos o impulsar un movimiento popular transversal que apoye tus decisiones.
Populismo no es demagogia
Por si alguien se ha perdido os dejo una mínima introducción a modo de marco teórico:
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Demagogia: prometer y prometer
Demagogia es un vicio de la democracia que ya fue denunciado por los filósofos griegos. Según la clásica definición de Aristóteles, la democracia es el gobierno del demos (pueblo), de los muchos, cuando se persigue el bien común. Por contra, la demagogia sería el gobierno del demos pero usado solo para el bien particular de ciertos actores en particular: los demagogos.
Los demagogos son líderes políticos que conducen al pueblo (demos+ago: pueblo+llevar) por donde quieren gracias a prometerles cosas. De este modo, el demagogo gana el favor de varios colectivos comerciando con promesas y privilegios a cambio de su respaldo. Hilando fino podemos retomar esta figura con el “líder prebendario” de Max Weber, cuya característica básica es que sus seguidores solo le apoyan para ganar beneficios (prebendas) en forma de recursos, cargos, mejoras legislativas…
Populismo: construir pueblo… contra alguien
Populismo, por contra, es una forma de hacer política caracterizada por una oposición entre un “nosotros” y un “ellos”. Ese “nosotros” es el “pueblo” entendido de manera transversal e interclasista, fruto de agregar las demandas insatisfechas de varios colectivos (trabajadores, estudiantes, mujeres, ecologistas…). El “ellos” es el antagonista de la Historia, que impide al “nosotros” ser feliz: puede ser un orden sordo (el Gobierno que no atiende las demandas de la gente) o un colectivo percibido como intruso. Se puede “construir pueblo” contra un Gobierno, la élite económica, los inmigrantes o el Señor Oscuro Sauron. En función de cómo sea construido el “nosotros”, el pueblo, hablaremos de populismo integrador o xenófobo.
Nota: en la literatura a menudo se habla de populismo de izquierdas y de derechas pero creo que lleva a confusión. El uso aceptado de izquierdas y derechas suele hacer referencia a progresismo y conservadurismo. En el caso del populismo hacemos referencia –grosso modo- a si en el “nosotros” se incluyen a los inmigrantes o se defiende una visión étnica del pueblo. Para ciertos autores, “populismo de derechas” sería xenófobo mientras que “populismo de izquierdas” sería integrador.
Ejemplo: el Frente Nacional de Marine Le Pen sería populismo xenófobo ya que construye pueblo contra la Unión Europea pero también contra los inmigrantes. “El pueblo francés” para Marine Le Pen englobaría a los franceses de origen. “El pueblo francés” de Jean-Luc Mélenchon (Francia Insumisa) incluye a los extranjeros que desean ser franceses.
Hecha esta introducción, vamos a hablar de actores políticos que alternan entre la demagogia y el populismo. ¿Queréis ejemplos? Vale. Hablemos de Frank Underwood, protagonista de House of Cards.
Frank Underwood, el demagogo
En la tercera temporada de House of Cards, Frank Underwood es Presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, su posición es débil. No ha llegado a la Casa Blanca mediante unas elecciones sino por dimisión del anterior Presidente (siendo Frank Vicepresidente). Por ello quiere relanzar su imagen con un ambicioso plan para crear pleno empleo: América Trabaja (America Works).
América Trabaja es un plan integral que pretende sustituir toda la asistencia social de Estados Unidos por un único servicio social: conseguir un trabajo a todo el que lo necesite. De este modo se optimizarían recursos, se mantendría la estabilidad fiscal y no habría que mantener población subsidiada.
La eliminación de la burocracia asistencial a cambio de un único servicio público es una idea que también está en la filosofía la renta básica. Sin embargo tiene mucho más que ver con la propuesta de trabajo garantizado que hizo en España el diputado Alberto Garzón. La realidad supera a la ficción, ¿verdad?
La cuestión es que Frank usa el poder de dar un trabajo a la gente que lo necesita para ganar favor. Siguiendo la definición que hemos dado de “demagogo”, esta encajaría bastante bien.
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Frank Underwood, el populista
Al final de la 4ª temporada, el gobierno de los Underwood parece tambalearse. Las acusaciones de corrupción, autoritarismo y el ataque del Califato Islámico (paralelismo con ISIS) debilitan su situación. Para reforzar su posición acuden al arma más poderosa que cualquier líder político de cualquier época puede usar: el miedo.
https://www.youtube.com/watch?v=pKODIrpFLQA
“Es mediante la demonización de un sector de la población que una sociedad alcanza un sentido de su propia cohesión”.- Ernesto Laclau
Los Underwood están dispuestos a crear una guerra para permanecer en el poder. Si la población está asustada no prestará la misma atención a la corrupción del matrimonio presidencial. Ante una amenaza externa (real o percibida) las divisiones internas se diluyen.
En la construcción del sujeto popular, el líder populista se erige en el paladín del pueblo contra el antagonista. De esta forma puede rebasar las instituciones y hacerse con el control. El trailer de la 5ª temporada de House of Cards va en esta dirección. No solo para mantenerse en el poder… sino para acapararlo.
Como dice Laclau, el populismo es una forma de construir lo político. Puede servir para representar a los excluidos de la sociedad y ampliar la base de la democracia… pero también para todo lo contrario. Porque el miedo tiene el poder de hacer que una sociedad esté dispuesta a sacrificarlo todo por estar segura. Incluso su propia libertad.
“Democracia es un proceso en el que la gente se gobierna a sí misma. Es lo que etimológicamente quiere decir: el poder del demos, siendo ese demos el conjunto de las personas que habitan en un determinado espacio. Cuando en los colectivos lo que impera es el miedo, las personas tienden a encerrarse en sí mismas y a favorecer la emergencia de un grupo dirigente que decida por todos. La democracia desaparece entonces.” Rafael Rodríguez Prieto (Prof. Filosofía Política Universidad Pablo de Olavide).