Brexit y economía española: mercados agrarios y sector turismo en jaque

Por Gonzalo Romero

El anuncio de la salida de la UE por parte del Reino Unido acentuará, sin duda, la ralentización del crecimiento que venía registrándose en el conjunto de la economía española. Tras hacerse públicos los resultados del referéndum, el fenómeno Brexit comenzó a hacer mella en el IBEX 35, desplomándose el 12,35% a lo largo del pasado viernes. El hundimiento de la libra, unido al contexto de inestabilidad y a las expectativas de los agentes económicos situaron el nivel de pérdidas en los 60.000 millones de euros, superando el dato registrado en los mercados financieros tras la quiebra de Lehman Brothers allá por octubre de 2008. Según la agencia de rating Standard & Poor’s, España es el octavo país que presenta mayor sensibilidad al Brexit, al menos en la coyuntura del corto y medio plazo. En estas líneas analizaremos el posible impacto que la decisión británica podría tener en la economía española, poniendo el foco de atención en el sector alimentación y en el sector turismo.

Sector agroalimentario: nuevo contexto, nuevos instrumentos.

Según los datos del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), las transacciones comerciales con la potencia británica en materia agroalimentaria aportaron en 2015 una inyección de renta a nuestra balanza por cuenta corriente de 3.085 millones de euros, frente a los 894.290 euros en concepto de importaciones. Las ramas de producción hacedoras de este superávit comercial en términos bilaterales fueron frutas y hortalizas, panadería y vinos. No obstante, las últimas notas de prensa de Funcas advierten que el sector primario español podría ser una de las actividades donde más impactara el efecto Brexit.

Dado el carácter proteccionista de la PAC, a la inflación de los bienes agroalimentarios vía subsidios habría que añadirle el efecto de la apreciación del euro frente a la libra, encontrando un nuevo escenario en los mercados agrícolas donde nuestros productos serían menos competitivos. A este hecho se le uniría la potencial imposición de barreras proteccionistas cuando se haga efectiva la escisión del Reino Unido de la UE, lo cual supondría un aumento de los costes que se trasladaría al nivel de precios de este sector. Asimismo, el alto grado de especialización de esta rama productiva y la falta de incentivos a reducir costes debido al bajo excedente del productor medio en relación al precio de venta final hace que exista poco margen de maniobra en este camino. Ante esto, algunas voces han sugerido el avance en las negociaciones del TTIP, que si bien aumentaría los ratios de productividad, habría que hacer un análisis de las externalidades negativas implícitas en esta decisión en materia de seguridad alimentaria e impacto ambiental. Aunque el escenario de la PAC está asegurado hasta 2020, el sector deberá generar mecanismos para reorganizar la producción, aumentar la productividad agraria y diversificar mercados. Todo esto es tarea comunitaria en los próximos años, siendo España una de las potencias más afectadas por los futuros diseños de la Política Agraria, al ser el tercer país de la UE con mayor VAB[1] en Agricultura.

Turismo: ¿hacia un cambio de tendencia en términos de crecimiento?

Reino Unido ha aportado, hasta ahora, un cuarto del total de la masa de turistas que recibe España anualmente. Además de los británicos no residentes, alrededor de 300.000 ciudadanos de Reino Unido viven en nuestro país. Del 6% de aportación al PIB que la llegada de viajeros extranjeros comporta, entorno a un 1,3% es ingreso procedente únicamente del Reino Unido; en otras palabras, el 21% de las rentas derivadas de la actividad turística proceden de la potencia británica. En el pasado ejercicio, España recibió a 15,5 millones de turistas británicos que, según datos de Eurostat, consumieron en España bienes y servicios por un valor monetario de 14.057 millones de euros (el 20,9% del gasto total en consumo realizado por los turistas en España).

Como ya hemos comentado anteriormente, la devaluación de la libra frente al euro como consecuencia del Brexit ha generado un escenario en el cual los ciudadanos británicos son más pobres en términos relativos que antes. En concreto, estos han visto mermada su capacidad de compra en el territorio español en un 10% solamente en estos días. Como consecuencia de este hecho, se prevé una caída aún más brusca de la demanda externa de ocio, la cual ya se redujo en el contexto de las encuestas en un 14% como consecuencia del adelanto de efectos vía canal expectativas. La caída de la demanda externa de bienes y servicios, la limitación de los flujos de personas y el desplome de la inversión extranjera directa forman un trípode que nos sirve como factor explicativo del futuro que podría augurarle al sector turístico español.

La reducción de las exportaciones netas en concepto de turismo va a tener un efecto negativo sobre el modelo que se sostiene el crecimiento de la economía española. Tras la reforma laboral que llevó a cabo en 2012, la desregularización del mercado de trabajo ha permitido a España adquirir una estrategia de competitividad a nivel internacional vía costes. Esto ha reducido en parte la caída del PIB, en un contexto de consumo privado e inversión productiva deprimidos. En otras palabras, el incremento de las exportaciones netas de la economía española como consecuencia de la flexibilización de los mercados de trabajo ha cambiado la tendencia de la balanza por cuenta corriente: de cifras estructuralmente deficitarias, a un sorpasso de las exportaciones respecto a las importaciones. A día de hoy no podemos cuantificar hasta qué punto la salida del Reino Unido de la UE invertirá la tendencia del crecimiento conseguida por la reducción de los costes laborales, pero si algo está claro es que este hecho no se incluye en ninguna receta de la prosperidad económica.

 

 

[1] El Valor Añadido Bruto (VAB) agrario es la diferencia entre el valor monetario de la producción de bienes y servicios del sector primario y el consumo de inputs intermedios para su elaboración.

 

BIBLIOGRAFÍA