Juego de tronos ofrece, además de una trama interesante y una serie que disfrutar para rato, varias escenas en los que deja ver su fondo filosófico-político. Una de estas escenas comienza en la sala del Trono, con Peter Baelish sentado junto al Trono de hierro, observándolo atentamente.
Es entonces cuando Varys entra en la sala y se acerca a Baelish mientras relata brevemente la historia de la creación del Trono de Hierro. Según esta historia, el trono fue creado después de que el rey Aegon invadiera y unificara los siete reinos, a partir de exactamente un millar de las espadas de sus enemigos, que uno de sus dragones fundió con su aliento para dar forma al Trono.
Es tras acabar Varys de contar esta historia cuando empieza la conversación, y se nos comienza a revelar en la misma la personalidad y motivaciones de los personajes. Baelish da a entender su deseo y obsesión respecto al trono cuando dice que se ha dedicado a contar todas las espadas de las que se compone (y resulta que no hay mil, ni siquiera doscientas) y que, a pesar de lo tosco de su apariencia “tiene cierto atractivo”. Por su lado, Varys muestra respecto al trono más bien resignación o desprecio, como podemos interpretar de su único juicio respecto al mismo: “qué antigualla más fea”.
Pero no es aquí donde acaba el simbolismo de la escena: en el resto de la conversación se desarrolla de fondo una discusión sobre el Estado, respecto al cual cada personaje se posiciona de una forma determinada, revelando su rol.
El Trono de Hierro y la importancia del relato en Juego de Tronos
Así, primero queda expuesta la cuestión de qué es el reino (el Estado) y cuál es su cometido. Para ellos, el reino, el Estado, es fundamentalmente un mito, un relato. De este modo, cuando Varys alude al bien del reino, Baelish le replica haciendo referencia a la historia de la creación del Trono de Hierro, y dice: “¿sabéis que es el reino?, son las mil espadas de los enemigos de Aegon, una historia que coincidimos en contarnos mutuamente una y otra vez, hasta que olvidamos que es mentira”. De este modo, para Baelish el Estado sería un ente fundado sobre un mito o un relato que tendría por objetivo generar consentimiento y obediencia, pero que es falso (recordemos que al final “no hay un millar de espadas, ni siquiera doscientas”). En este caso el mito fundacional es el de la creación del trono de hierro, historia que representa la imposición de un nuevo orden a los enemigos vencidos.
Cuando Varys responde a esta última intervención (admitiendo implícitamente la posición de Baelish del Estado como un relato) pasamos de la reflexión sobre el ser del Estado a la reflexión sobre su cometido. Así Varys cuestiona el escepticismo de Baelish respecto al Estado y le pregunta: “¿pero qué nos queda cuando abandonamos la mentira? El caos: un foso que aguarda para engullirnos a todos”. Es decir, el Estado es el ente que tiene la función de controlar el conflicto social para evitar el caos. Varys tiene, pues, una visión hobessiana del Estado. A partir de su frase podemos entender que, como el propio Hobbes, piensa que sin un Estado que controle a la sociedad y limite el poder de los individuos, estos tienden a un enfrentamiento insostenible entre ellos y, por último, al caos total, de ahí la frase de Hobbes de “el hombre es un lobo para el hombre”.
No obstante, Baelish no acepta el posicionamiento de Varys, y le replica: “el caos no es un foso, es una escalera. Muchos intentan subirla y fracasan. Nunca podrán hacerlo de nuevo, la caída los destroza. Pero otros, si se les deja subir, se aferrarán al reino, o a los dioses, o al amor… espejismos, solo la escalera es real: el ascenso es todo lo que hay”.
Lord Varys y la razón de Estado
Llegados a este punto estamos en condiciones de analizar el rol que tanto Baelish como Varys adoptan respecto al Estado. Por un lado, Varys encarnaría la razón de Estado, simbolizada en el “hice lo que hice por el bien del reino”, y conectada con un posicionamiento maquiavélico y hobbesiano. Defiende a ultranza el Estado porque considera que la caída del mismo únicamente puede llevar al caos y la guerra, siendo aquí donde encontramos la postura hobbesiana.
Considera, además, que esta finalidad suprema que cumple el Estado es justificación suficiente para sus actos (recordemos de nuevo su frase, “hice lo que hice por el bien del reino”). Detrás de tal consideración encontramos al pensamiento maquiavélico. Si bien no fue Maquiavelo quien escribió la frase “el fin justifica los medios”, sí es una enseñanza deducible de su pensamiento, pero con limitaciones: no vale cualquier fin para justificar los medios. El único fin ante el cual podemos aceptar que Maquiavelo vería justificado cualquier medio empleado no es un fin egoísta, sino que debe ser el bien común. Este bien común para Maquiavelo era defendido por el Estado, consideración esta que forma parte del pensamiento republicano.
Por tanto, al justificar Varys sus acciones con la finalidad de conservar un reino que identifica con la paz social, está actuando mediante la razón de Estado y mostrando una postura maquiavélica (y por tanto republicana) y hobbesiana.
Petyr Baelish, el antisistema
Para entender el rol que juega Baelish debemos recordar su última intervención en la conversación con Varys. Su primera frase es muy significativa: “el caos no es un foso, es una escalera”. Podemos interpretar a Baelish, también a través de Hobbes, como un antisistema. Baelish es el personaje que busca la caída del Estado, no por la caída del Estado en sí, sino para provocar el fin del orden social establecido por el mismo, cuyas reglas en condiciones normales no le dejarían ascender social y políticamente. Una vez llegado el caos y rotas las reglas del orden social, se crea una “escalera” simbólica por la que Baelish puede ascender para lograr el poder.
Así, Baelish adopta una posición antisistema, pero no es un antisistema al uso, que busque una sociedad mejor o más justa, sino que actúa movido únicamente por el egoísmo y el deseo personal de poder. La pugna de Baelish por destruir el Estado puede ser interpretada también como la aceptación de la cruel “sociedad de lobos” que Hobbes pronosticaba a los países sin Estado. Baelish, pues, es uno de los lobos de Hobbes, frente al Estado pacificador representado por Varys. Conoce de la crueldad del caos que provoca la ausencia de Estado (“muchos intentan subirla y fracasan, la caída los destroza”), pero la acepta y abraza la lucha de todos contra todos por hacerse con el poder sin otro objetivo o sentido a la vista, pues para él “solo la escalera es real: el ascenso es todo lo que hay”.
Por último, en Baelish podemos encontrar también algo de Maquiavelo, pero no del mismo modo que en Varys, sino que encontramos la comprensión popular de Maquiavelo: el “el fin justifica los medios” tomado literalmente, lo cual permite calificar de maquiavélicos a personajes que emplean cualquier medio por lograr su fin, pero con fines claramente egoístas.
Por Alejandro Soler Contreras
BIBLIOGRAFÍA:
- HOBBES, T.: Leviatán. La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil, Alianza (2011).
- Youtube: Maquiavelo y el príncipe, pt. ½: https://www.youtube.com/watch?v=9c6GDqcy8-U
- Youtube: Maquiavelo y el príncipe, pt. 2/2: https://www.youtube.com/watch?v=CnKmj8mugfE