Un tranvía llamado Marge: Ayn Rand y la lucha contra el individualismo

Los Simpson son, por lejos, una de las mejores series animadas de la historia. Repletas de referencias culturales, sociales y políticas. Pero hay un episodio que, a priori, parece no tener mucho de eso más allá de que su título parodia un clásico: “Un tranvía llamado Marge”.

El relato central está enfocado en el destrato de Homero para con su esposa. Esta decide, para salir un poco de la rutinaria y asfixiante vida de ama de casa, actuar en una obra de teatro. Pero la decisión deriva en una subtrama: Marge tiene que dejar a su hija menor, Maggie, en una guardería cuyo nombre es “Ayn Rand’s School for Tots” (Escuela de Ayn Rand para niños).

El objetivismo y el “egoísmo racional”

Ayn Rand, seudónimo de Alisa Zinóvievna Rosenbaum, fue una pensadora ruso-estadounidense que nació en San Petersburgo en 1905. Opositora al Gobierno bolchevique que tomó el poder en 1917, decidió migrar a EE.UU. en 1925 y obtuvo la ciudadanía en 1931.

Allí desarrolló su pensamiento y su teoría: el objetivismo. Se trata de un sistema filosófico que defiende la existencia de una realidad externa e independiente de nuestros pensamientos, por lo tanto la única forma de percibirla es a través de los sentidos y procesar eso mediante la razón.

“La realidad existe como un absoluto objetivo: los hechos son los hechos, independientemente de los sentimientos, deseos, esperanzas o miedos de los hombres”, escribió Rand al respecto. En esa misma línea remarcó que “la razón (la facultad que identifica e integra las percepciones provistas por los sentidos de los hombres) es el único medio de percepción de la realidad del hombre, su única fuente de conocimiento, su única guía para la acción, y su medio básico de supervivencia”.

Rand sostiene que no existe la posibilidad de una “racionalidad colectiva” sino meramente individual. En ese sentido defiende el capitalismo “puro” como el mejor sistema posible y el egoísmo racional como principio ético. Cada persona “debe existir por sí misma y para sí misma, sin sacrificarse por los demás ni sacrificando a otros. La búsqueda de su propio interés racional y de su propia felicidad es el más alto propósito moral de su vida”.

Maggie y el héroe colectivo

Y acá volvemos a Los Simpson. Ni bien Maggie llega a la guardería, la directora Sinclair le quita su chupete (elemento constitutivo de su subjetividad, pero también del “colectivo bebés”) y lo guarda en una caja con todos los demás. 

En la sala donde están los niños y niñas vemos carteles como “A es A”, que refiere al principio de identidad de Rand (todo lo que existe es algo en particular, es decir, con una identidad o naturaleza específica), o “Ayudar es inútil”. También se puede observar la señora Sinclair leyendo un libro llamado The Fountainhead Diet, una referencia a la novela El manantial (The Fountainhead, en inglés), una de las obras más conocidas de la filósofa.

Ante esta situación hay un primer intento de organización entre les niñes para recuperar los chupetes, pero fracasan. Por eso Maggie es castigada en “La caja” (una cuna). Para no aburrirse, otro bebé le pasa una pelota para jugar, dando cuenta de una solidaridad entre los sujetos.

Tiempo después vuelven a llevar a cabo un plan -también organizándose en grupo- donde Maggie, en una parodia de la primera película de Misión Imposible, recupera las llaves del locker donde están los chupetes, lo abre y los reparte.

Si bien existe un protagonismo particular de la menor de la familia Simpson, su tarea hubiera sido imposible sin la ayuda y coordinación con los demás bebés. 

El desarrollo de esta subtrama recuerda a las obras del escritor argentino Héctor Germán Oesterheld (desaparecido por la última dictadura en el país sudamericano) que desarrollaba sus historias siempre haciendo énfasis en el héroe colectivo. Existían protagonistas pero que no podían solos y solas, como sucede en su famosa historieta El Eternauta. 

Esto supone una contraposición con los héroes de comics, principalmente estadounidenses, donde prácticamente sin ayuda de nadie resuelven todos los problemas y logran salvar al mundo.

Ayn Rand en la cuerda floja

Tanto en Oesterheld como en este episodio de Los Simpson, el sujeto se organiza con otres y logra un beneficio colectivo. La teoría de Rand es puesta en discusión y burlada en este relato secundario del capítulo.

La escena final muestra a Homero llegando a buscar a Maggie para ir a la obra de teatro y todes les bebes están con el chupete, parodiando la película “Los Pájaros” de Hitchcock pero también mostrando a un colectivo unificado y victorioso. Ya en la obra de teatro en la que va a actuar Marge, en una escena casi imperceptible, vemos llegar a la directora de la guardería -representación de la propia Rand- toda despeinada, agobiada y derrotada.

Escrito por Santiago Mayor, periodista argentino y editor del portal Notas – Periodismo Popular