Dos factores han sorprendido a propios y extraños en las elecciones andaluzas. Uno, invisible, otro estridente. El incremento de la abstención y la explosión de VOX han roto todo lo que creíamos conocer sobre la política en Andalucía. Tanto la mayoría natural de izquierdas como la hegemonía del PSOE, partido que ha gobernado Andalucía durante toda la democracia, en un caso solo comparable en Europa al de la región germana de Baviera, han saltado por los aires. La hegemonía socialista, edificada en la Andalucía occidental y el voto rural, se enfrentaba a un nuevo desafío el 2 de diciembre. El resultado ya lo conocemos.
Crónica de una abstención anunciada
El avance de participación a las 14:00 arrojó señales muy preocupantes para la participación en Andalucía, concretamente en los clásicos feudos socialistas y de izquierda, como Dos Hermanas, Utrera y Alcalá. Algunas voces señalaron al partido del Real Betis celebrado por la mañana como causa de la baja participación. En el medio rural, la participación también mostraba un declive brutal. Allí las voces señalaban al “efecto aceituna”, debido a la recogida de este fruto.
El dato de las 18:00 no dejó ya lugar a dudas. No había remontada de la participación. Los medios empezaban a documentar el pavor en la sede del PSOE de Andalucía. ¿Caía la participación en toda Andalucía? No. Mientras en Sevilla la participación se desplomaba, Almería y Granada mantenían el tipo. Mal augurio. El Ejido, punto de interés por la presencia de población inmigrante, la participación incluso subía.
Finalmente, el dato final deja un panorama desolador. 58,65% de participación. Pero, no se abstuvieron todos de igual manera. La abstención tiene un claro protagonista. Si viajamos a Cerro-Amate, encontramos un salvaje 47,82% de abstención, 10 puntos más que en 2015. Si miramos a Los Remedios, donde la participación se mantuvo exactamente igual que en 2015, vemos un 25,14%. ¡Más de 22 puntos de diferencia! Si paseamos por Sevilla, observamos un 38,53% de abstención en Macarena Norte (7 puntos más) frente al 26,95% de Nervión (2 puntos más). Yéndonos de Sevilla, hacemos una visita a Dos Hermanas, bastión por excelencia del PSOE, donde encontramos una abstención del 42,47%, ¡8 puntos más que en 2015! Si pasamos por Marinaleda, refugio de Sánchez-Gordillo y esperable bastión de Adelante Andalucía, vemos un 30,62%, ¡7 puntos y medio más que en 2015! Se cumplió el 2 de diciembre aquello de “Andalucía entera como Marinaleda”, aunque no como hubiera gustado a muchos.
A este primer capítulo lo hemos titulado “Crónica de una abstención anunciada” por varias causas e hipótesis.
La primera es concreta y enfoca al votante socialista. El sanchismo tomó el 2 de diciembre venganza. El aumento de abstención ha ido de la mano del aumento del voto en blanco y del voto nulo. El descontento con Susana Díaz se ha manifestado en las urnas… y en casa. 113.000 votos ha perdido el PSOE en Sevilla.
La segunda se dirige a Adelante Andalucía. Un tercio del votante de IU + Podemos en Sevilla se ha fugado. Lo mostró el CIS en la intención de voto según recuerdo de voto, donde señaló un tercio de indecisos tanto en IU como en Podemos sobre la decisión de votar a Adelante. Parece que se abstuvieron, ¿o votaron a VOX?
La tercera es la campaña socialista, de perfil bajo y abstencionista, con un discurso en clave nacional, olvidando el medio rural mientras centraba su mirada en las ciudades. Campaña que, parece, haber arrastrado mucho voto del PSOE a Ciudadanos, y, algunos votos, de PSOE+Adelante a VOX.
El triunfo de VOX. El éxito de los que no abstienen
Ciudadanos, pese a ser un partido de poco recorrido en aquel momento, y el Partido Popular sumaron 310.00 papeletas en 2015. Si añadimos a VOX y UPyD, estas se van hasta las 326.000. El 2 de diciembre sumaron entre VOX, PP y C’s 400.000, aproximadamente 75.000 más que en 2015. Es un incremento importante, si, pero lejos de las 615.000 que sumaron PSOE, Podemos e IU en 2015. Muchas voces han señalado un auge del voto obrero hacia VOX, una especie de voto de castigo o de protesta frente a Cataluña, la inmigración… Esta hipótesis es evidente que se puede cumplir, pero no en la medida que los medios de comunicación y el escenario mediático otorgan. En la noche del 2 de diciembre y la mañana posterior, VOX celebró su victoria sobre Adelante Andalucía en las 3.000 viviendas. Frente a ello, algunos compañeros nos dedicamos a recoger datos de Sevilla para desmontar este análisis.
El politólogo Manuel Buñuel desmontó esa hipótesis recogiendo los datos, mesa a mesa, de las 3.000 viviendas. Si, hubo papeletas de VOX, pero no en el porcentaje del que algunos ecos, en un ejercicio de periodismo de clickbait, se hicieron eco. En el punto anterior, realizábamos un recorrido por los feudos de la izquierda, contraponiendo algunos feudos de la derecha. Si nos arreglamos para visitar la Sevilla que nos hemos dejado atrás, en Triana, donde la participación solo se redujo en dos puntos, VOX obtiene un 12,68%. En Los Remedios, ya mencionado, obtiene un 24,66%. Si vamos a ver al Sevilla y pasamos por Nervión, un 15,65%. En el Casco Antiguo, donde la participación se mantiene casi intacta (1,4% menos), un 15,51%. Si nos vamos al Aljarafe, la tendencia es similar. Leve caída de la participación, que perjudica a la izquierda, pero no a la derecha. VOX aparece sobre un 13%. Por tanto, hemos asistido al triunfo de la derecha, más que por mérito propio, por incomparecencia de la izquierda. La abstención parecer está localizada en una determinada clase social.
No son los obreros, ¡estúpido! Es Salvini, no Bolsonaro
En una lectura rápida, algunas voces apuntaron al votante obrero como culpable de la explosión electoral de VOX. Esta hipótesis, apuntada en programas como el de La Sexta, fue sustentada por algunos debido al voto a VOX en determinados municipios. Si utilizamos esta fabulosa herramienta a nuestra disposición, podemos ver que lo señalado por @hmeleiros se cumple casi a rajatabla. Esa hipótesis, al menos en Sevilla, queda desmontada. VOX recibe apoyo de clases medias y altas, con nivel de estudio bastante elevado. El mayor predictor del voto a VOX es la renta, aumentando el voto conforme aumenta la renta media del barrio. Si a este cóctel añadimos la inmigración, encontramos el caldo de cultivo ideal para que aflore el voto a VOX.
¿Qué hay del importante medio rural sevillano? Pilar clásico de la izquierda en general y del PSOE en particular. Se suman a los barrios obreros en su resistencia a VOX. Aquí, VOX mantiene en las cifras que obtiene en los barrios obreros. La caída del PSOE ha sido el derrumbe de un gigante, pero no hay visos tampoco de que sea ese voto el que se haya dirigido hacia VOX en el medio rural. En la Roda de Andalucía, dónde también ha caído la participación más de 5 puntos, pese a que PSOE+Adelante pierden casi 17 puntos entre ambos, VOX solo obtiene un 6,27%. Parece que podemos mantener que el discurso ultranacionalista de VOX no ha calado en la mayoría del medio rural sevillano, aunque cómo vemos en la siguiente imagen, si ha obtenido cierto apoyo en pequeñas pueblos rurales cercanos al área metropolitana de Sevilla.
Como conclusión, parece haber voto protesta desde la izquierda que se habrá dirigido hacia VOX, víctimas del descontento y la desafección política, así como de la tentación del agravio comparativo con Cataluña y la seguridad/protección del discurso antiinmigración. Pero aquí no encontraremos respuesta a la explosión electoral de VOX. Las escandalosas cifras de abstención, así como el residual % de voto a VOX en los barrios obreros y el medio evidencian un cordón sanitario social y geográfico para Abascal. Por otro lado, las rentas medias y altas han encontrado un nuevo partido que represente sus intereses económicos, sociales e ¿identitarios? Otro factor, señalado por voces minoritarias, es el papel de la Iglesia Católica. ¿Habrá vuelto el clivaje religioso?, ¿habrán apoyado a VOX de forma clave como la Iglesia Evangelista a Bolsonaro. Por último, parece que la crisis de representación en la izquierda es preocupante. Muchos votantes tradicionales de PSOE e IU, así como aquellos que confiaron en Podemos, hoy no encuentran una formación que les represente. Los 700.000 votos perdidos en Andalucía, los 180.000 de Sevilla o los 17 escaños perdidos deberían poner en alerta a la izquierda en este ciclo electoral que acaba de comenzar.
Escrito por Dani Valdivia.