Programas 26J: PSOE

Una vez repasados los programas de los partidos que lideran en las encuestas la carrera electoral, es turno del PSOE. Los socialistas no viven su mejor momento político, motivado entre otras cosas por la amenaza de sorpasso de UP.

El programa socialista es, a mi juicio, un programa lleno de contradicciones. De los que llevo estudiados hasta el momento, es el programa que mejor detecta y analiza los problemas económicos que tiene este país, como son la falta de competitividad, las trabas burocráticas al autoempleo, la escasa dimensión de nuestras empresas, el paro, y un sinfín de dolencias estructurales que arrastra nuestra economía desde que España es una democracia. No obstante, las propuestas que hacen lejos de poner solución efectiva a dichos problemas, únicamente lo que podrían hacer es agravarlos.

En materia laboral, el PSOE trae una batería de medidas que incluye puntos tales como derogar la reforma laboral de 2012 e reintroducir la negociación colectiva como eje fundamental del Estatuto de los Trabajadores, volver a la indemnización de 45 días por año trabajado e incluso (y esto es lo que más me ha sorprendido) eliminar las bonificaciones a la contratación, salvo para determinados colectivos en exclusión. Así, mientras se coarta la capacidad del sector privado para ajustar condiciones de contratación y salarios, se crean todo tipo de comités y planes nacionales habidos y por haber para fomentar las políticas activas de empleo. Ni más ni menos que crear asistencialismo y clientelismo.

También podríamos mencionar entre otras medidas estrella eliminar de facto la formación dentro de la empresa para que sea programa por la Administración, o subir el SMI al 60% del salario medio. Este último punto en concreto sería devastador para todos aquellos trabajadores de poca cualificación y baja productividad. Los salarios mínimos son precios mínimos al trabajo que no hacen otra cosa que crear parados. La razón es bien sencilla: si un trabajador cuesta a la empresa más de lo que aporta, el coste de oportunidad será demasiado alto, por lo que su permanencia en la empresa no será sostenible y acabará en el paro. Medidas protectoras de los trabajadores que lo que hacen es desprotegerlos.

Por otra parte, el PSOE pretende acabar con el problema del pequeño tamaño y dimensión de las empresas españolas con muchos comités y muchos programas públicos de inversión. De hecho, se habla de forma literal en el programa que es necesario que el ICO (instituto de crédito oficial) funcione como una auténtica banca pública de inversiones. Es decir, suplir las carencias financieras de las PyMES desde el Estado. En definitiva, esto no es otra cosa que socializar el riesgo de las inversiones y distorsionar un mercado, el financiero, ya de por si muy distorsionado por las políticas expansivas del BCE que están llevando los tipos de interés por los suelos. El ICO actualmente tiene una tasa de morosidad diez veces superior a la de las entidades de crédito privadas, es decir el porcentaje de personas que no devuelven sus préstamos es diez puntos superior. Se trata, pues de inversiones de baja rentabilidad y/o alto riesgo cuyo coste asumimos y asumiremos los ciudadanos con nuestros impuestos. De nuevo, es una medida contraproducente.

Así, también se hace alusión a la necesidad de cambiar y modernizar nuestro modelo productivo. Un hecho objetivo y cierto, pero cuya solución deja bastante que desear. De nuevo volvemos a encontrarnos observatorios, comités y planes que pretenden determinar de forma centralizada lo que debe producirse y cómo debe producirse. Mientras se limita la capacidad de la empresa para flexibilizar sus relaciones con los trabajadores, aumentan las cotizaciones, reducen deducciones a la contratación, etc, se crean decenas de observatorios. Precisamente lo que hace que un modelo productivo cambie es justo lo contrario: menos trabas al aumento del tamaño de nuestras empresas, menos regulaciones, más atracción de inversión extranjera, más flexibilidad y más libertad empresarial. Tanto en este punto como en el del ICO como banca pública de inversión, el programa del PSOE presenta grandes similitudes con el de la coalición de Unidos Podemos.

Por último, no me gustaría dejar de lado la propuesta socialista para la sostenibilidad de pensiones: la creación de un recargo solidario; que traducido resulta una subida generalizada de los impuestos, también a los pensionistas (o visto de otro punto de vista, recorte real a las pensiones). Y esto será así no porque lo crea yo, sino porque literalmente se dice en el programa electoral: “Mejorar los ingresos provenientes de cotizaciones sociales a través de la elevación gradual de la base máxima de cotización y de la mejora progresiva de las bases mínimas (vinculada al incremento del SMI)” e “Incrementar progresivamente la financiación del Estado a través de la creación de una nueva figura impositiva que tendrá carácter finalista y vinculado a la financiación de las pensiones”. Dicho de otro modo, incrementar las cuotas a la Seguridad Social y los impuestos a los empresarios y al resto de ciudadanos. ¿Sólo a los ricos? Para nada. En España son una especie en extinción. En plena burbuja inmobiliaria lo máximo que se recaudó en concepto de impuesto de patrimonio fueron 2.000 millones de euros, unas migajas insuficientes que harán que el aumento de la presión fiscal sea generalizado.

En definitiva, el programa del PSOE propone más comités, más planes públicos, más Estado y menos libertad económica. Un programa que no cuantifica el incremento del gasto público necesario para acometer todas las reformas que propone, pero que si marca una dirección muy clara: la creencia de que de la crisis se saldrá desde la iniciativa y dirección pública.