Pedro Sánchez y la conspiración neomarxista

Vale, lo reconozco, el título de este artículo está hecho a mala idea. Pero es que las reacciones a la entrevista de Jordi Évole a Pedro Sánchez en Salvados están dando que hablar. El ex secretario general del PSOE afirmó que grupos mediáticos y financieros (El País, Telefónica) presionaron para evitar un Gobierno progresista. Suena a conspiración judeomasónica, pero, ¿hay enfoques en ciencias sociales que respalden esta forma de ver la política?

Pedro Sánchez, el mártir

Ya he dicho en otra ocasión que en mi opinión Pedro Sánchez es un actor político desideologizado y que intenta hacer las mejores apuestas para rentabilizar políticamente su situación. Por eso apostar por la base social del PSOE es más inteligente, teniendo en cuenta que los barones socialistas te han montado un “golpe de Estado” interno.

Este tipo de comportamiento iría en la línea de lo que en Ciencia Política se llama “inversor de poder” (power broker). Este estilo de liderazgo entiende que en el “mercado de poder” los diferentes actores buscan mantener o incrementar su stock de poder mediante la inversión y la negociación. Esto no quiere decir necesariamente que el líder inversor deseche el interés general, ya que puede haber una retroalimentación (el alcalde que para ganar las elecciones satisface correctamente las necesidades de sus vecinos).

En definitiva, no digo que Pedro Sánchez sea un Frank Underwood ibérico (tenemos mejores ejemplos), sino que para conseguir el apoyo de la militancia necesitará un discurso más radical que el de la dirigencia. Este último punto está bastante demostrado politológicamente.

 

La conspiración neomarxista

El relato de que las instituciones están dirigidas en la sombra por los poderes fácticos no es nuevo. La idea de que vivimos en una democracia ficticia dominada realmente por una oligarquía económica que escapa de nuestro control recupera su presencia cada cierto tiempo. Durante el 15M el lema “no somos mercancía en manos de políticos y banqueros” hacía referencia precisamente a este relato: las instituciones han dejado de servir al interés general de la sociedad para ponerse al servicio del interés particular de unos pocos. Podemos ha recuperado esta idea y una de sus ideas fuerza (que constituye la esencia de otros mensajes) es “poner las instituciones al servicio de la gente”.

Al margen de valoraciones, es bastante evidente la capacidad de influencia en el sistema político de actores privados. En una democracia pluralista y un sistema de gobernanza multinivel, las decisiones públicas se toman en diferentes ámbitos donde los grupos de presión operan para lograr beneficios. Y evidentemente no tiene la misma capacidad de influencia una multinacional que una asociación de vecinos. Incluso afamados intelectuales liberales admiten hasta cierto punto la verosimilitud de este enfoque, aunque culpan más al excesivo peso del Estado que al excesivo poder de los operadores privados.

El enfoque neomarxista

Lo que interesa, por tanto, es verificar si esta manera de entender la política es una alocada teoría de la conspiración o puede servir de base a análisis posteriores: desde el punto de vista del análisis de políticas públicas el Estado produce decisiones que afectan a la vida de los diversos actores (subvencionar una actividad, prohibir otra). El enfoque neomarxista, desarrollado en los años 70 por sociólogos de la talla de Manuel Castells, Francis Godard, Claus Offe o Jürgen Habermas parte precisamente de que el Estado está al servicio de una clase social que le resta autonomía. Otra interpretación similar sería el enfoque neomanagerial, que en lugar de situar el dominio de las instituciones por el de la clase burguesa lo hace en el de “élites”.

En definitiva, Pedro Sánchez está haciendo tres cosas:

  1. Levanta las cartas a los jugadores que han intervenido en su camino de forma más o menos velada.
  2. Se acerca al enfoque y relato neomarxista para congraciarse con la izquierda del PSOE, especialmente las bases.
  3. Traslada la responsabilidad de que no sea Presidente del Gobierno hacia esos otros jugadores, además de repetir que Podemos votó NO en su investidura (aunque también propuso Gobierno de coalición pero sin Ciudadanos).

De este modo queda libre de toda culpa, se presenta como mártir del sistema y construye de esta forma un relato para volver a asaltar la cúpula del PSOE gracias a la militancia. Para ello aprovechó el espacio de Salvados para promocionar la web sanchezcastejon.es, que por cierto fue hackeada durante el programa.

La situación del PSOE aún no se ha resuelto. La ventana de oportunidad sigue abierta. Ya veremos quien la aprovecha.

 

EXTRA: Si quieres saber más sobre Neomarxismo, puedes escuchar nuestro PODCAST “Neoliberales vs. Neomarxistas”.

 

BIBLIOGRAFÍA

BANFIELD, E.C. (1961), Political Influence, Nueva York: Free Press.

SUBIRATS, J. et al. (2010), Análisis y gestión de políticas públicas, Barcelona: Ariel.