Movilidad social en Juego de Tronos (II): Jorah Mormont

Llega el segundo post dedicado a cómo los personajes de Juego de Tronos ascienden y descienden en la sociedad. En el anterior artículo hablábamos de cómo puede una persona sin apellido ascender socialmente en una sociedad donde el linaje es lo más importante. Hoy, sin embargo, hablaremos de alguien que sí tenía un buen apellido: Sir Jorah Mormont.

Movilidad social ascendente

Sir Jorah Mormont es un personaje interesante porque ha vivido tanto movilidad social ascendente como descendente. Nace en una familia noble y es heredero de la Casa Mormont. Por su valor en la batalla durante la Rebelión Greyjoy es nombrado caballero (de ahí el tratamiento de “sir”) por el mismísmo rey Robert Baratheon. Ser caballero implica, de entrada, el derecho a luchar a caballo. Además, te otorga un estatus que te permite participar en torneos, ponerse al servicio de un señor y, por supuesto, obliga a respetar el código de caballería.

Aunque ser nombrado caballero ya es un paso, la cosa no queda ahí y llega a ser Lord Jorah Mormont, el Señor de la Isla del Oso, un territorio del Norte donde la vida es dura. ¿Cómo ocurre ésto? Lo lógico siendo el heredero de su padre es sucederle cuando éste muera. Sin embargo, Lord Jeor Mormont no pasa a mejor vida, por lo que decide unirse a la Guardia de la Noche donde, por cierto, llega a ser Lord Comandante. Todos los hermanos negros pierden sus propiedades, títulos y derechos al ingresar en la Guardia. Esto permitió a su hijo Jorah asumir el título de señor de la isla.

Movilidad social descendente

Hasta aquí todo más o menos normal. Funcionaron varios mecanismos de movilidad social ascendente sin problemas. El problema viene cuando aparecen los mecanismos de movilidad descendentes.

La segunda esposa de Jorah (la primera muere tiempo antes), Lynesse Hightower, es una mujer apegada a los bienes terrenales que no se acostumbra bien a la austeridad de la isla. Así pues, el señor oso contrae deudas para atraer bardos y adornos cortesanos.

Para pagarlas, aprovecha la captura de unos cazadores furtivos para sacar tajada. En lugar de aplicar la Justicia del Rey, como es su deber de señor del territorio, hace otra cosa… los vende como esclavos para financiar los caprichos de su esposa. A esta señora, por cierto, la conoce en un torneo que él gana. Si no hubiera sido caballero no podría haber participado.

Inhabilitación por prevaricación

Las leyes de Poniente prohiben la esclavitud, por lo que acaba de cometer un gran delito, agravado por no haber aplicado la ley conforme al delito de caza furtiva. Esta suerte de “prevaricación” provoca que su superior, Lord Eddard Stark de Invernalia, vaya a capturarlo. Como fugitivo debe exiliarse, pasando la titularidad del señorío a su hermana Maege Mormont. Por suerte, nos cuenta Martin, las mujeres de La Isla del Oso están acostumbradas a combatir piratas.

Dejando este empoderamiento femenino aparte, la cuestión es que Jorah pone tierra de por medio y huye donde el Derecho de Poniente no se aplica. Por eso le vemos vagando por Essos buscando la forma de volver, siendo espía de Lord Varys (La Araña) para conseguir un indulto. Cabría reflexionar sobre por qué no decidió vestir el negro y unirse a la Guardia de la Noche, donde sería recibido por su padre. Pero bueno, las cosas se han dado de otro modo.

El sistema anti corrupción ha funcionado correctamente

La cuestión es que en nuestro querido Jorah se suman tanto el ascenso conseguido gracias a sus propios méritos -ser nombrado caballero- como a los que exige su alcurnia -ser lord al suceder a su padre. Y por otra parte, por supuesto, el démerito que supone haber violado sus obligaciones de señor de la Isla del Oso (encarnar la autoridad y ejercer la jurisdicción) por sus intereses personales.

Da la impresión de que cuando ha ejercido su deber se le ha recompensado y cuando ha caído en la tentación se le ha expulsado del juego… y de qué forma. Esto hace pensar que hace falta un Eddard Stark en nuestro país para perseguir incansablemente a quienes han usado las instituciones en su beneficio… pero eso es harina de otro costal.

Nueva oportunidad de ascenso

A lo largo de la saga podemos ver como vuelve a ascender, esta vez de lado de Daenerys. De ser un acompañante de “la Corte” de Khal Drogo -aunque hablar de un miembro de la horda sería más adecuado- pasa a ser guardaespaldas de la Khaleesi, miembro de la Guardia de la Reina y consejero.

Pero claro, al depender su nuevo ascenso de la confianza de la monarca, al perder esta se esfuma su suerte por enésima vez. Cuando Daenerys se entera de que Jorah pretendía conseguir un indulto informando al Trono de Hierro sobre ella, evidentemente se siente traicionada.

El vasallaje exige confianza

Una vez más, vemos como en un régimen político medieval, de vasallaje, donde las instituciones dependen en gran medida de pactos privados, se deja demasiado al albur de la confianza que se tengan entre las personas.

El tiempo dirá si Jorah Mormont podrá volver a un puesto de dignidad o tendrá que vender su fuerza de trabajo como guerrero en los reñideros de las ciudades libres. Lo que está claro es que estando el régimen de Poniente en descomposición, apostar por la reina Targaryen puede ser mucho más ventajoso… sobre todo si la lealtad no es el único motivo.

[bctt tweet=”Jorah Mormont, la prueba de que en Poniente funcionan los mecanismos anti corrupción” username=”camaracivica”]

BIBLIOGRAFÍA

-GINER, S., Sociología, Nexos, Barcelona, 2ª edición (1986).

-MARTIN, G., Saga Canción de Hielo y Fuego.

-http://hieloyfuego.wikia.com/wiki/Jorah_Mormont