Por Marta Buces
En el primer capítulo de la serie, Salvador Martí, Subsecretario de Misiones Especiales, conduce a Julián a través de una de las puertas para mostrarle que se trata verdaderamente de un ministerio del tiempo. Ambos contemplan a través de ella la construcción del Acueducto romano de Segovia , aproximadamente durante el siglo I o II d.C. Asimismo, atraviesan otra que les conduce al momento anterior a que Diego de Velázquez comience a pintar las Meninas , su cuadro más famoso, durante 1656.
La primera misión de nuestros protagonistas se encuadra en el siglo XIX, en plena Guerra de la Independencia contra los franceses. En 1807, Napoleón y Godoy, valido del rey Carlos IV, firmarán el tratado de Fontainebleau en donde se le concedía el permiso a Napoleón para que sus tropas atravesaran libremente el país con el objetivo de alcanzar Portugal e invadirlo. El rey, quien no gozaba de muy buenas relaciones con su hijo, Fernando VII, aceptó esta petición y otra de las propuestas de Napoleón: el retiro de ambos a Bayona para dialogar. Con el rey y el heredero fuera del territorio español, Napoleón pudo así llevar a cabo la ocupación progresiva de España. Así comenzaba la Guerra de la Independencia.
En ese contexto se constituyen las guerrillas en forma de bandolerismo de las que se habla en la serie. Se trataba de mercenarios liberales que luchaban por todo el territorio español por la liberación del país ante los franceses. Juan Martínez Díez, el Empecinado, fue líder de una de las guerrillas que más derrotas causó en el ejército napoleónico. En lugar de librar una contienda en la que se enfrentan dos ejércitos, atacaban y escapaban repetidamente sin dar tregua a los franceses a modo de batalla relámpago. Aun así, el rey Fernando VII lo mandó ejecutar por representar un símbolo del liberalismo y no renunciar a la Constitución de Cádiz. Otros líderes guerrilleros importantes fueron Moreno Baptista , Gaspar Jáuregui o Espoz y Mina , que más tarde se sublevará contra el monarca autoproclamándose rey de Navarra.
En el capítulo dos, los tres protagonistas viajan a mayo de 1588. Su misión es que el mismísimo Lope de Vega, uno de los principales autores de España, se embarque en uno de los navíos de la Armada Invencible que no esté destinado a naufragar.
La Armada Invencible se dirigía a Inglaterra con el objetivo de invadirla y derrocar a Isabel I en la Guerra anglo-española (1585-1604) por su apoyo a los rebeldes de Flandes. Su nombre completo fue “Grande y Felicísima Armada”. Fue una gran flota española que resultó destruida casi en su totalidad por un temporal. Sin embargo, en Inglaterra fue interpretada como una victoria inglesa en la que Dios se había puesto de su parte.
En mayo de 1588 zarparon 130 barcos armados en los cuales viajaban 11.000 hombres de tripulación y 19.000 soldados enrolados. No se conocen los datos exactos, pero se calcula que en el hundimiento de la flota se perdieron la mitad de los hombres embarcados y más de un tercio de los navíos, quedando muchos maltrechos a lo largo de las costas escocesas e irlandesas.
El siguiente capítulo trata el siglo XX. Los funcionarios del ministerio tratarán de impedir que Hitler acepte las condiciones impuestas por Franco a cambio de entrar en la Segunda Guerra Mundial. En 1940, el dictador alemán se entrevistó con el español en Hendaya, ciudad francesa fronteriza con su vecina española Irún, para negociar su apoyo en el conflicto bélico. Sin embargo, en España hacía solo un año que había finalizado la Guerra Civil y el país se encontraba sumido en la miseria. Algunas fuentes aseguran que Franco exigió demasiado a cambio: Gibraltar, Marruecos, Guinea y Uganda.
Himmler, lugarteniente de Hitler, visitó Madrid para negociar, y luego viajó a la Abadía de Monserrat porque pensaba que ahí se podía encontrar el Santo Grial. Los nazis creían fervientemente en todas las reliquias que tuvieran que ver con Dios, puesto que, según ellos, la raza aria era la elegida por éste para dirigir a la humanidad. Así, buscaban también la lanza de Longinus (según la leyenda, haría que el ejército de quien la poseyera dominara el mundo), el Arca de la Alianza, la Sábana Santa, etc.
El General Espínola, que aparece en el 2015 llamado por el subsecretario de Misiones Especiales para ayudar a los funcionarios del ministerio, proviene del Flandes del siglo XVI. Fue uno de los gobernadores de las Provincias Unidas durante el reinado de Felipe II. Suponemos que el Ministerio se pone en contacto con él en situaciones extremas porque estos mercenarios que conformaban los Tercios y que peleaban en Flandes eran muy sanguinarios y luchaban con decisión.
A tiempos de Isabel la Católica viajan los tres protagonistas en el capítulo cuarto para salvar la vida de Abraham Levi, un judío que no existió en la realidad. En Toledo, el 12 de mayo 1491, Tomás de Torquemada impartía el juicio de la Santa Inquisición que lo sentenciaría a la hoguera, a pesar de contar con la protección de la Reina. Torquemada, que sí existió en la realidad, era el Inquisidor General de las Españas, fraile dominico.
La Inquisición Española fue creada por los Reyes Católicos trece años antes para perseguir a los herejes y mantener la unidad religiosa en al país. Como bien pudimos apreciar en el capítulo, este tipo de juicios en los que el acusado debía renunciar a otro Dios que no fuera el cristiano y arrepentirse de sus pecados para después ser condenado a la hoguera fue muy común y conformó todo un entramado entre el juicio y la fiesta que dio lugar a los denominados “Autos de Fe”. Fue Isabel II quién decidió suprimir la institución en el año 1834.
La reina Isabel asegura en el episodio que tiene en el Cardenal Cisneros a alguien de suma confianza. De hecho, en la realidad éste fue su confesor y su consejero, además de regente. Se hace referencia también al Papa y a su precario estado de salud. Se refieren a Inocencio VIII, quien fallecería un año más tarde, en julio de 1492, dando paso al papado de Alejandro VI conocido como “el Papa Borgia”.
En busca del recibo del Guernica se embarcan Amelia, Alonso y Julián en el último episodio. El cuadro de Pablo Picasso lleva en España desde 1981. Fue encargado al pintor por Gobierno republicano en plena Guerra Civil Española. Lo hizo para dar a conocer el conflicto en el pabellón de España en la Exposición Internacional de París. El gobierno le recompensó con el pago de 150.000 francos, y gracias al recibo el cuadro pertenece a los españoles.
El Guernica, tal y como se explica en la serie, “representa la reconciliación de las dos españas tras la dictadura”. Fue la respuesta de Picasso al bombardeo que la aviación alemana realizó sobre Guernica (Vizcaya) durante el 26 abril de 1937. Unas 300 personas fallecieron y el pueblo quedó destruido.
En este capítulo es interesante analizar la figura de Salvador Martí, Subsecretario de Misiones Especiales del Ministerio del Tiempo. Observaríamos dos intervenciones suyas importantes. En una ocasión afirma que “a veces hay que cambiar las cosas para que todo siga igual”, utilizando la frase política y paradójica que aparece por primera vez en el libro “El gatopardo”, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa . La frase representa la habilidad de los habitantes para adaptarse a los distintos gobernantes, así como la pretensión de la aristocracia de mantener su influencia aunque deba ser aceptando la revolución unificadora.
En otra ocasión asegura que “hay cosas que no se pueden privatizar: como la educación o la sanidad o los viajes por el tiempo”, saliendo en clara defensa de aquellos servicios que, según este personaje, deben prestarse a la población de manera gratuita. Con esta frase expresa valores representativos de la izquierda política, que busca la igualdad de los ciudadanos y su libre acceso a servicios que deben ser siempre públicos.