La diferencia entre “de” y “para”

Hoy 21 de abril estrenamos la web de Cámara Cívica, un proyecto colectivo de impacto social que ya lleva una cierta trayectoria. ¿Por qué 21 de abril? Bueno, lo cierto es que no hemos escogido este día por la canción de Loquillo y Trogloditas. Tal día como hoy hace 151 años nació Max Weber, uno de los científicos sociales más prominentes e influyentes. Su capacidad de analizar la política y todo lo relacionado con ella, además de una enorme lucidez para comprender el funcionamiento de la sociedad nos ha resultado siempre inspiradora. Sin embargo, el aspecto de su vida y obra que nos influyó hasta el punto de usar su rostro como imagen -debidamente modernizado- es su capacidad para definir hechos sociales complejos: el Estado, el poder, la legitimidad. Sutiles ideas que este intelectual alemán era capaz de reconducir a sintéticas definiciones.

Además de sus definiciones eran interesantes sus clasificaciones. Por ejemplo, los diferentes tipos de “legitimidad”: tradicional, carismática, racional. Algo que los que hemos pasado por facultades de Ciencias Políticas conocemos en nuestro primer año. Una de esas clasificaciones es simple hasta el perogrullo, pero es extremadamente útil en los tiempos que corren: se trata de diferenciar quienes viven “de” la política y quienes viven “para” la política.

Los primeros son aquellos que hacen del terreno de lo público, de las decisiones colectivas, su medio de vida. Esas personas que reducen su implicación con la política a lo meramente económico, a tener un sueldo a fin de mes, son para Weber burdos aprovechados.

Por otra parte, quienes viven “para” la política son esas personas cuyo compromiso con la gestión de la común sobrepasa lo normal. Seres humanos apasionados por dejar su huella en el mundo por el que pasaron en vida para dejar algo a las generaciones posteriores. Hombres y mujeres que deciden ser parte activa en lo que nos concierne a todos. Puede ser que reciban una compensación por su servicio a la sociedad, pero eso es lo de menos. Hablamos de gente que haría todo eso gratis.

En una época en la que parece que la mayoría de los políticos está en una categoría y la gran parte de los que de la otra categoría no quieren ser políticos, se hace necesario llamar a quienes están en medio. A las personas que perciben los asuntos políticos como algo lejano y aburrido. Todos aquellos que creen que es una pérdida de tiempo dedicarse a aportar un granito de arena tienen la clave para agrandar la brecha.

Por eso existe Cámara Cívica.

Los apasionados por la política, los que vivimos para la política tenemos la responsabilidad (otro concepto muy weberiano) de llamar a la multitud para que no sean los que viven de la política quienes manejen el cotarro. Por ello, además de para informar y entretener a los que disfrutan con los asuntos públicos, Cámara Cívica pretende ser una herramienta para que quienes no son capaces de ver un telediario o un debate electoral al menos entiendan de lo que se habla. Y puedan opinar. Y puedan actuar.
Y actúen.