Ideologías en Fallout 4. Los Minutemen y el anarquismo socialista

Varios años hace que el compañero y amigo Francisco León publicó un ensayo en el que analizaba, desde la óptica sociológica weberiana, las distintas facciones que integraban el videojuego Fallout New Vegas. En mi caso, he llegado con retraso a disfrutar de esta magnífica saga, en concreto, con la última de las golosinas que componen la misma. Fallout 4 nos dará pie a obtener sustanciosas reflexiones.

Sinopsis de Fallout 4

Lo primero es lo primero. El videojuego transcurre 200 años después de una guerra nuclear entre EEUU y China, acaecida en el 2077. Todas las instituciones de antes de la guerra han sido segadas como el trigo tras el invierno nuclear.

En mitad de un mundo a caballo entre lo retro cincuentero y lo post-apocalíptico maxmadiano, surgirán nuevos peligros, desde personas destrozadas por la radiación con un comportamiento zómbico denominados necrófagos, pasando por musculados verdes estilo Marvel llamados supermutantes, hasta los nuevos barbaros en forma de grupos de saqueadores de baja estofa y no demasiado agradables inclinaciones.

La organización política de la ‘Commonwealth’

Pero en este cosmos también surgirán nuevas formas de organización política, desde una orden neo-feudal y filo-tecnológica, como la Hermandad del Acero; pasando por una misteriosa aristocracia científica denominado El Instituto; hasta un colectivo secreto con fines emancipatorios de una clase subalterna, como El Ferrocarril. La cuarta de estas organizaciones, y la primera con la que tenemos contacto, son los conocidos como Minutemen de la ‘Commonwealth’.

Si eliges luchar por estos últimos, tu misión será simple pero ardua. Y es que ayudar a los colonos que ya habitan sus granjas de hortalizas mutadas esparcidas por la ‘Commonwealth’, y convencerlos para que se unan a la organización, consistirá la mayoría de las veces en repartir balazos a todo lo que se mueva, emplazar nuevos asentamientos, defenderlos, y hacerlos los autosufiencientes mediante el aseguramiento de agua y alimento, y la construcción de toda una serie de bienes, servicios y equipamientos defensivos.

Ahora bien, este texto no tiene por objeto una disertación sobre el noble arte de aporrear el joystick, sino prestar atención a cómo se organizan los hombres al minuto, y sobre todo, en qué categorías políticas podemos ubicarlos para explicar y comprender sus conductas y denodados esfuerzos. Y por qué no decirlo, esto también es una excusa perfecta para daros un chapazo insufrible. No hay spoilers, pero quien continúe la lectura lo hace bajo su total y absoluta responsabilidad. Agárrense las gónadas.

Los minutemen y el comunismo izquierdista en Fallout 4 - David Harvey
David Harvey, el último Minutemen, al inicio del videojuego.

Anarquismo colectivista

El anarquismo constituye un ‘corpus’ extenso y variado de diversas tomas de posición respecto a temas éticos, antropológicos, jurídicos, económicos y fundamentalmente filosóficos, que, por lo limitado de este ensayo, no se tratarán aquí. Bastará (sin desmerecer a Mijail Bakunin,  William Godwin, Charles Furier, Max Stirner, Elisée Reclus, Erico Malatesta, Gustav Landauer, Emma Goldman, Emil Armand, Federico Urales o Ricardo Mella, entre otros) con algunas obras de los más conocidos teóricos del pensamiento libertario.[1]

Kropotkin y el colectivismo de los Minutemen

Piotr Kropotkin, en su obra ‘El apoyo mutuo’, defendía, desde una perspectiva biologicista, que la vida no se desarrolla única y exclusivamente por la competición, principio denominado ‘struggle for life’. Muy al contrario, y según la óptica de nuestro autor, existe otro principio evolutivo coadyuvante en el desarrollo de las especies animales.

Así pues, tras el rastreo empírico y la recopilación extensa de casuística, nuestro autor extrae inductivamente una regularidad, y es que la colaboración y ayuda mutua entre miembros de la misma y distintas especies, ha sido determinante en su adaptación. Devolverá así El origen de las especies de Charles Darwin a la mesura tras las estrambóticas y deshonestas lecturas realizadas por darwinistas sociales como Thomas Henry Huxley.[2]

Portada del periódico insurgente “Public Ocurrences”, radicado en Dimond City, cuya directora y reportera es una crítica fervorosa del alcalde de la ciudad.

A partir de lo anterior, en obras como La conquista del pan, Kropotkin extraería consecuencias directamente aplicables a la denominada cuestión social, propia del cosmos antrópico, siguiendo la estela interpretativa de sus hallazgos científicos en el campo de la biología. En consecuencia, este propondrá una organización sintetizada en la máxima de cada cual según sus posibilidades y a cada cual según sus necesidades.

Para ello, deberán socializarse no solo los medios de producción, sino también los frutos, tomando cada cual a discreción de lo que abunde y según racionamiento de lo que falte, eliminando de por medio la mercancía-dinero, la mercancía fuerza-de-trabajo, el salariado, y el capital privatizado. Cada comuna de productores decidirá en asamblea abierta, inmediata y directa lo que debe producirse según un estándar, jerarquizado según valor, de necesidades a satisfacer.

Queda así saturada la división entre productores y consumidores.[3] Lo único que se exige a los comuneros es trabajar para producir el valor de los bienes de consumo necesarios para mantener el estándar decidido colectivamente, y ello matizado según las posibilidades físicas e intelectuales de cada uno, a la hora de aportar trabajo, sin que este (cantidad de trabajo aportado) sea criterio para la distribución de bienes. Es lo que se conoce como tiempo de trabajo socialmente necesario.[4] Pero para que esto sea posible, como hemos dicho, los medios de producción habrán de quedar fijados jurídicamente como inapropiables privadamente, así como también los productos del propio trabajo.[5]

Las anteriores precisiones parecen tejer el marco organizativo que adoptan los asentamientos de los Minutemen. Si nos fiamos, en cada uno de ellos hay un taller donde se almacenan todo tipo de materias primas, que servirán a su vez para construir pozos y depuradoras; motores y molinos de viento que produzcan electricidad; casas y camas para los colonos; también para sembrar huertos y levantar barricadas; y por supuesto, servicios médicos y de ocio. Todo ello será aprovechado conjuntamente, y verás a colonos aportar su granito de arena en distintas actividades, ora actuando como vigías, ora recogiendo las cosechas, ora intercambiando productos y materiales con el resto de asentamientos, ora atendiendo el jolgorio en el bareto. No obstante, algunos rasgos de los asentamientos (como la existencia de mercancía-dinero que serían las chapas de las Nuka-colas, o la plena propiedad sobre ciertos bienes muebles) limitan el alcance plenamente anarco-comunista de aquellos.

Modo construcción, en el asentamiento de Sanctuary. Ver parte superior.

Proudhon y los modelos de organización en Fallout 4

Aquí es donde entra nuestro segundo autor. En ¿Qué es la propiedad?, Pierre-Joseph Proudhon exponía que la sociedad moderna (basada en los axiomas libertad, igualdad y fraternidad)  organizada desde la deducción de todas las leyes a partir de los axiomas anteriores, desemboca necesariamente en la negación de la propiedad; en su lugar, defiende que la relación jurídica entre las personas y las cosas (los conocidos como derechos reales) deben apoyarse en la posesión de quien trabaje el factor productivo, y el derecho de usufructo (absoluta y plena propiedad privada sobre los resultados del propio trabajo, normalmente bienes muebles).[6]

El anterior esquema también encuentra hueco en la organización de los minutemen. Si nos fijamos se verá como cada colono tiene la plena propiedad una serie de valores, principalmente bienes muebles (ropa, herramientas, armas, alimentos etc.) que pueden vender e intercambiar a discreción y voluntad, según se observa una vez interactuamos con ellos.

En lo que respecta a la organización política, seguiremos a Proudhon, en cuya obra El principio federativo desarrolla la idea de la federación entre individuos, entre las propias comunidades de individuos y entre las empresas (entendidas como asociaciones libres de productores). Nuestro autor entenderá la federación desde una perspectiva contractualista, pero lejos de ser una hipótesis ideal y a-histórica que presuponga el inicio in illo témpore de la sociedad, y a partir del cual, bien se deduce una serie de axiomas primarios, ora sirva de hipótesis de trabajo o interpretativa de la sociedad actante y real, ora sirva de mito justificador del Estado o de cualquier otra estructura autoritaria, política o económica, del status quo.

Este fue el negocio teórico de Jean-Jacques Rousseau en su Contrato Social, pero también John Rawls o Robert Nozick y en definitiva, de los contractualistas. Lejos de lo anterior, Proudhon apelará a un pacto real, conmutativo y sinalagmático[7]; de ahí que las instituciones políticas resultantes no se armarán jerárquicamente (Estado moderno y por delegación contingente de ciertas potestades (como los Estados federales actuales), sino que se constituirá desde la voluntad individual concurrente, y en niveles de desarrollo y complejidad mayores (que no superiores), desde la concurrencia de las voluntades colectivas de cada una de las colectividades, resultando la federación, que un estadio mayor resultará en la federación de federaciones, y así elevado a la enésima potencia, mediante mandatarios revocables que constituirán asambleas por delegación donde la toma de decisiones residiría, en última instancia, en la comuna, colectividad o ciudad libre, y la voluntad colectiva de estas últimas en el individuo libremente asociado.[8]

Bandera, color y símbolo de los Minutemen.

Lo anterior explicaría por qué, cuando llegas a un cierto nivel de habilidad en el videojuego, puedes trazar redes de intercambio entre los asentamientos integrados de los Minutemen, por la cual, todos los que estén unidos a la red tendrán acceso a las materias primas acumuladas en conjunto, por lo que no solo existiría una federación defensiva, sino también comunal a efectos de alimentos, agua, armas, y materiales. Igualmente la libre asociación propugnada por el pensamiento proudhoniano (asumido por el resto de pensadores libertarios) explicaría por qué la integración en la comuna se hace sin coacción: solo cuando ayudas a los colonos de los asentamientos, estos deciden apoyar y unirse a los minutemen.

Nuestro Pitboy, en el que se observan las líneas de intercambio entre asentamientos, una vez conseguido el nivel 2 del tiem “Líder local”.

Tampoco hemos de olvidar que cuando construyes una baliza indicando que hay un sitio para asentarse, los colonos van llegando para integrarse en la comuna, y solicitando que los asignes a alguna actividad. Además, es indiferente que el colono sea necrófago, humano o ex saqueador, siempre que se asocie voluntariamente y cumpla con la comuna, expresión del apoyo mutuo y la solidaridad existente entre los asentamientos.

Necrófago minutemen en el asentamiento “The Slog”.

Otro aspecto interesante de los asentamientos es que en estos no existen  instituciones de gobierno piramidales, como nos tienen acostumbrando los estados modernos, sino que funcionarían mediante asambleas como las descritas anteriormente. Prueba de ello es que puede construirse una campana que, al hacerla sonar, convoca a todos los colonos a reunirse donde este ubicada.

En lo que se refiere a la defensa frente los peligros de la Commonwealth, estos asentamientos no mantienen institucionalizado un monopolio de la violencia y del castigo; cada colono está armado, rigiendo (al menos de puertas para fuera del asentamiento) la auto-tutela. Esto puede observarse en el caso de ataque al asentamiento. Si ello ocurre, los que trabajan como vigías son los primeros en entrar en combate, pero rápidamente acudirán el resto de colonos, como ciudadanos-milicianos, a defender su comuna. Ahora bien, hay que tener en cuenta que el videojuego se desarrolla en lo que antes era Massachusetts (EEUU), por lo que la cuestión de las armas puede explicarse por la raigambre cultural del antiguo país, al igual que la estética revolucionaria dieciochesca inspirada en su independencia revolucionaria frente a la corona británica.

Con estos elementos, no es difícil concluir que los Minutemen de la Commonwealth se organizan en un régimen libertario, con elementos propios del comunismo kropotkiniano, y el mutualismo proudhoniano.

Por finalizar. Esta puesta en práctica de las ideas libertarias no sería posible sin una serie de presupuestos necesarios. En primer lugar, el desplome de orden institucional anterior a la guerra (como la propiedad privada basada en el trabajo ajeno, el capital, la autoridad soberano-piramidal de los estados modernos, el monopolio legítimo de la violencia, el mercando como institución central de mediación social, etc.), así como la subsistencia de otros (el mercado entendido como sociedad mercantil simple[9], el dinero entendido como mercancía de equivalente general en términos marxianos, y la apropiabilidad de los frutos del trabajo propio y ciertos bienes muebles); y en segundo lugar, la necesidad inmediata de sobrevivir mediante la asociación debido a los peligros emergentes.

Las principales experiencias reales de socialismo libertario (mayormente anarcocomunistas) se dieron con la combinación de estos elementos. Las colectividades anarcosindicalistas de la CNT, durante la revolución española (1936-1938) dentro de la guerra civil, corroboran este análisis.[10] Otros ejemplos son el Territorio Libre Ucraniano o Makhnovia (1918-1921) o la Rebelión de Kronstadt (1921) durante la guerra civil Rusa, y recientemente las comunas kurdas de Kobane en la aún actante guerra civil siria (2014-actualidad).

En en ‘Ultimate Anarchist mode’ de Fallout 4 podemos, incluso, personalizar nuestra servoarmadura con el lema del Territorio Libre de Majnovia: “Muerte a todos los que se ponen en el camino de la libertad del pueblo trabajador”

En conclusión, los Minutemen de Fallout 4 ofrecen una rica perspectiva de la acracia en un ambiente real y peligroso, sin idealismos ni florituras.

 

Por Alejandro Martinez.

 

BONUS TRACK.- Anexo fotográfico.

Milicias populares en los primeros compases del golpe de Estado en julio de 1936, España.
Extensión del territorio libre ucraniano. Abajo, sobre fondo negro, puede leerse en ucraniano el lema de esta confederación campesina autogestionaria, que dice: “Muerte a todos los que se ponen en el camino de la libertad del pueblo trabajador”. Este símbolo y este lema aparecen en diversos ‘Mods’ que podemos conseguir para Fallout 4. Fte: El Orden Mundial del Siglo XXI.
Fotografía de los marinos del kronstadt, durante la rebelión.

Para saber más:

[1] Pese a que el concepto libertario viene siendo recientemente empleado por pensadores de la derecha liberal, minarquista y principalmente anarcocapitalista, el mismo tiene un origen inextricable con el socialismo revolucionario anti-estatista. El término tiene su origen en el intercambio de correspondencia y posterior debate mantenido entre Pierre-Joseph Proudhon y Joseph Déjcque a mitad del siglo XVIII, donde se designaba libertario como antítesis de autoritario, pero también, como noción adversaria del liberalismo económico, por entender el poder directivo empresarial como manifestación de una autoridad (eso sí, privada y económica). Se utilizó a partir de entonces con profunda raigambre izquierdista, sinónimo de socialismo libertario antes de la aparición de estos vocablos, quedando consolidad con la facción de los federalistas antiautoritarios, seguidores de Mijaíl Bakunin durante la Primera Internacional, en las discusiones con Marx, Engels y el socialismo llamado autoritario. Por el contrario, la noción libertaria entendida desde la perspectiva del libertarismo o libertarianismo (netamente norteamericano) hizo su aparición en los años 50 por Leonard E. Read, en un sentido pro-capitalista y valedor de la propiedad privada absoluta o romana (como derecho de uso y abuso en el dominio de la cosa apropiada), que tuvo su consolidación intelectual en los años 70 en las obras de Murray N. Rothbard.

[2] KROPOTKIN, Piotr A. El apoyo mutuo, un factor en la evolución (Ed. Madre Tierra, Móstoles, 1989), Caps. I y II, págs. 39-102.

[3] CAPELLETI, Ángel J. La ideología anarquista (Ed: El grillo libertario, Cornellá de Llobregat, 2013), Págs. 25-29 y 83-87

[4] Siguiendo la teoría del valor (o teoría laboral del valor) estudiada desde los clásicos (Smith, Ricardo y Marx principalmente), el valor de las mercancías no reside en la apreciación subjetiva del sujeto económico ni la utilidad, ni en los costes de producción. Lo primero por construir una teoría general de la conducta humana presuponiendo una antropología ficticia; lo segundo por ser incuantificable; y lo tercero, por querer explicar los precios mediante los precios, incurriendo en una tautología. Así, el valor no es extrínseco, sino intrínseco: reside en el trabajo humano, única propiedad presente en todas las mercancías y a su vez cuantificable. Así pues, las unidades horarias de trabajo socialmente necesarias son aquellas indispensables para producir la cesta de productos que necesita una persona para satisfacer sus estándares de necesidad durante un periodo de tiempo x con un nivel tecnológico social z. A esta teoría se sumarán los pensadores ácratas desde Proudhon, no así Kropotkin, que rechazará el valor-trabajo como criterio de distribución de bienes. La presente explicación es netamente marxiana. Para una explicación más amplia y precisa, desde una lectura marxiana heterodoxa basada en Immanuel Kant y Jhon Locke, véase El orden del Capital, de Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero.

[5] KROPOTKIN, Piotr. La conquista del pan (Ed: Libros de Anarres, Buenos Aires, 2005)

[6] PROUDHON, Pierre-Joseph. ¿Qué es la propiedad? (Ed: Proyección S.R.L., Buenos Aires, 1970)

[7] Equivalencia de prestaciones u obligaciones recíprocas.

[8] PROUDHON, Pierre-Joseph. El principio Federativo (Ed: Instituto de Estudios Anarquistas, Santiago de Chile, 2005, págs. 38-42

[9] Sociedad en cuyo mercado las mercancías se venden a sus valores, en tanto que todo productor es propietario del fruto de su trabajo y vende su mercancía libremente sin suponer ningún tipo de  antijuricidad (estafa, vicio oculto, etc.)

[10] Para una profundización en la trascendencia de la revolución social acaecida en España a partir de 1936, desde una óptica anarcosindicalista, véase: SAÑA, Heleno. La revolución libertaria (Ed: Laetoli, Madrid, 2010)