Elecciones anticipadas en Andalucía: Otra puerta abierta a la extrema derecha

Macarena Olona y Moreno Bonilla en la Feria de Abril de Sevilla.

Con el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, del adelanto de la convocatoria de elecciones se abre otra nueva puerta para que la extrema derecha acceda a otra comunidad autónoma.

Aún queda un mes y medio, y las campañas pueden dinamitar todos los esfuerzos de lectura prospectiva. A pesar de ello, son múltiples los antecedentes que nos llevan a pensar que Andalucía a partir del próximo 19 de junio podría tener un gobierno conformado por la extrema derecha.

En primer lugar, la tendencia experimentada en el último año por las autonomías gobernadas por el Partido Popular que han decidido adelantar elecciones nos demuestra una cosa clara: El PP gana, pero necesita a VOX para gobernar y/o sacar adelante su agenda política.

Ocurrió en Murcia con el intento fallido de moción de censura hace justo un año. Desde entonces, y mediante un pacto bastante opaco, el PP de Fernando López Miras optó por ceder consejerías de tanta relevancia a la extrema derecha como la de educación.

Es cierto que en esa ocasión fueron dos diputados díscolos de Vox los que se quedaron con los cargos: Desde entonces el Estado de las autonomías abrió sus puertas a la extrema derecha.

Hace también un año se dio una situación parecida en la Comunidad de Madrid tras el adelanto electoral propuesto por Isabel Díaz Ayuso. En esa ocasión Ayuso ganó y consiguió expulsar de su gobierno y de la Asamblea a Ciudadanos. A cambio requirió del apoyo de Vox para ser investida presidenta.

Actualmente necesita del apoyo constante de VOX para sacar adelante casi todas sus propuestas y leyes relevantes incluyendo los presupuestos. Es cuestión de tiempo ver qué pasa con las propuestas de derogación de supuestos “adoctrinamiento a menores” y de expulsión de inmigrantes que plantea abiertamente la extrema derecha.

Tan solo hace tres meses ocurrió en Castilla y León. En este caso fue el presidente, Alfonso Fernández Mañueco, el que consiguió romper el hielo. No llevaba ni dos años y medio de gobierno en coalición con Ciudadanos y decidió convocar de manera (muy) anticipada elecciones. En su caso se debía a una supuesta sospecha sobre un “riesgo de moción de censura” y a una posible negociación de los presupuestos entre sus exsocios de gobierno y “otros partidos”.

El resultado de tal hazaña lo conocemos todas. Lejos de conseguir la mayoría cosechada por la presidenta madrileña, únicamente consiguió expulsar a ciudadanos del gobierno. A cambio en esta ocasión el PP ya ha abierto sin pudor a la extrema derecha las puertas de un gobierno.

Las consecuencias de este pacto ya son más que notorias. En el cortísimo plazo vemos que ya no se habla de Memoria Histórica o de violencia de género, sino de Leyes de la Concordia o de violencia intrafamiliar. En el medio plazo éstas son más que esperables especialmente si se tiene en cuenta que la extrema derecha tiene consejerías tan relevantes para sus intereses como las de Cultura, Industria y Empleo o Agricultura.

Para el caso andaluz, los antecedentes históricos nos llevan a pensar que al PP de Andalucía no le temblará la mano a la hora de pactar con la extrema derecha si así es necesario. No olvidemos, Moreno fue el pionero en lo que a acercamientos a la extrema derecha se refiere: Tan solo hace tres años y medio accedió al gobierno de la Junta de Andalucía en coalición con Ciudadanos gracias al apoyo directo de VOX.

En esta ocasión, parece que lejos de quedarse como muleta de partido, los de Abascal tienen bastante que ganar. Esperemos que la izquierda sepa estar a la altura de los retos que se plantean en una autonomía que tanto luchó por ser reconocida como Nación Histórica.

por Juan Ramón Jiménez-García.

Docente e investigador en la U. Pompeu Fabra, especializado en desigualdades de género, mercado laboral, sistema educativo e inmigración. Compagina su labor académica con su trabajo como prospector empresarial en el Área de Protección Internacional de la ONG CEPAIM.