Nota: Hace un año de la consulta soberanista en Cataluña del 9N. A raíz de aquello y de los diferentes discursos de cada actor político y social, publicábamos este artículo en +Politología. Un año después el Parlamento de Cataluña ha aprobado una declaración de “desconexión” con España. El debate sobre la legitimidad de las instituciones sigue abierto.
Por Manu Rodríguez:
El proceso independentista de Cataluña ha puesto de manifiesto uno de los dilemas clásicos en Teoría Política y Filosofía del Derecho. Analizando los argumentos a favor y en contra de la consulta llama la atención que la palabra “democracia” aparece siempre, aunque no todos le dan el mismo sentido. Aún así, ¿cómo puede algo ser democrático para unos y antidemocrático para otros? La respuesta está en el enfoque desde el que se estudie la relación entre legalidad y legitimidad.
Como sabemos, la legitimidad es esa capacidad del poder o de una política para ser aceptada. Es la justificación de que algo sea o no obedecido. Las posiciones enfrentadas en el conflicto catalán parten de dos concepciones diferentes de la legitimidad:
La legitimidad racional, ampliamente definida por Max Weber, establece que una orden o demanda será seguida cuando hay adecuación entre los fines y los medios. Normalmente esto se refleja en una norma y desde el S. XVIII, en la Constitución. Éste es el enfoque desde el que hablan varios que se oponen a la consulta, como Cospedal o Vargas Llosa. Aquí también se confunde “democracia” con “Estado de Derecho” (la acción del Estado no puede hacer nada que no esté marcado en la ley). Si todo lo que es democrático es todo lo que es legal, efectivamente la consulta sería un “atentado contra la democracia”.
Por otra parte, hay quien entiende que en democracia es la legitimidad la que precede a la legalidad. Algo es legítimo cuando refleja el sistema de valores preponderante en la sociedad y por tanto debe ser ley. Jean Jacques Rousseau decía que una vez que el cuerpo político forma la voluntad general, ésta tiene forma de ley. Un ejemplo sería cuando gran parte de la sociedad se moviliza para cambiar una ley con la que ya no está de acuerdo (Martin Luther King y la
segregación racial). Esta es la forma de pensar de gran parte de los que están a favor de la consulta, como Artur Mas.
Este somero análisis de los discursos entremos enfrentados en el conflicto catalán puede arrojar luz acerca de la falta de entendimiento entre las partes. Si unos parten de que en democracia la legitimidad precede a la legalidad y los otros creen lo contrario, se da la paradoja de que están hablando lo mismo pero en diferente idioma (o al menos con distinto significado).
Lo que parece claro es que este enfoque legalista del conflicto no ayuda a generar espacios de diálogo. Este conflicto -político- debe ser gestionado con política.
-FUENTES (Clic en el nombre)
–Artur Mas (Presidente Generalitat): Obstaculizar la consulta sería “un ataque directo a la democracia” ).
-Josep Antoni Prats (ERC): Espero que el 9N sea “una fiesta democrática”
“Siempre que haces algo democrático es legal y votar nunca es antidemocrático. La ley la hace la gente para adaptarse al sistema democrático, no puede ser que limite la democracia”.
-Mª Dolores de Cospedal: “Si alguien que tiene la obligación de respetar la ley, no la respeta, manda la democracia a paseo y el Estado de Derecho, a paseo”, lamentó para advertir de que “cuando no hay democracia y Estado de Derecho, vienen los totalitarios y vienen las dictaduras, se llamen como se llamen”.
–Andreu Mas-Colell (Consejero de Economía de la Generalitat): El 9N “va a ser una celebración de la democracia en su ausencia”.
-Mario Vargas Llosa (Escritor, simpatizante de UPyD): “La democracia está en juego y con ella el principio de que todos los ciudadanos españoles, sin importar su origen, sexo, raza o credo, deben ser iguales ante la ley”.