El cine es un aliado estratégico de la lucha feminista para poder contar qué sienten las mujeres, todavía invisibilizadas en la gran mayoría de ámbitos sociales
Estados unidos del amor: Polonia y el desgarro.
Una Polonia en proceso de transición, con atmósfera gris y estatismo incontrolado, tras caer el Muro, alberga en el interior de unos pisos de protección oficial a las afueras de Varsovia cuatro historias de mujeres con ganas de rasgar la tierra. Tomasz Wasilewski, en Estados Unidos del amor, combina magistralmente una perspectiva política no intencional con las necesidades de género, unas necesidades que convergen en la represión sexual. La ingenua que confía a su belleza el futuro; la exitosa directora de escuela que busca en la relación con un médico casado su equilibrio interior; la profesora de religión desamparada; la esposa perdida en el videoclub, harta, radicalmente desagradable con el esposo obrero, entregada al deseo con un joven cura. 4 mujeres que pueden convertirse en perfecto resumen de las inquietudes universales y que bien valen un Oso de Plata.
4 meses, 3 semanas, 2 días: ellas deciden.
De nuevo, los últimos días del comunismo nos recuerdan que la lucha por la justicia social olvidó a las mujeres. Otilia y Gabita, estudiantes en Bucarest, se enfrentan a un embarazo no deseado. La ausencia de recursos emotivos permite recorrer una historia velada sobre el más de medio millón de mujeres que murieron en Rumanía a causa de abortos ilegales y es que las dos protagonistas se enfrentan al reto de contratar los servicios de un médico para practicar un aborto en un hotel barato.
Mungiu no intenta tanto hacer una reivindicación del aborto legal y gratuito como poner en marcha un ejercicio descriptivo previo a la toma de decisión pública sobre la materia, permitiéndonos desmitificar la maternidad socialmente, una tarea pendiente para el feminismo que todavía tiene que escuchar como algunos autodenominados feministas entienden como prioridad mejorar la conciliación de la vida familiar y laboral para que tú, mujer, tengas más tiempo libre para seguir ejerciendo tu rol de género.
Volver: la reconciliación feminista de Pedro.
La filmografía de Pedro Almodóvar ha puesto permanentemente en escena a mujeres protagonistas fuertes, pero cuyos arquetipos no han escapado a las críticas del movimiento feminista por ser personajes emocionalmente inestables y estereotipadas hasta caer en una apología de la diferencia del género. Alcanfor de las Infantas, pueblo constituido como metáfora de España, nos permite volver al seno materno, al conflictivo seno materno, y observar el diálogo entre tres generaciones de mujeres que practican una solidaridad de base admirable. La sufrida, pero emancipada laboralmente, Raimunda no puede ir al entierro de la tía Paula porque justo cuando recibe la noticia de su muerte acababa de encontrar a su inútil marido, Paco, muerto, a manos de su hija, a la que había intentado violar. Este impacto emocional terminará rememorando el secreto de Raimunda y mantendrá un frágil hilo hasta el reencuentro con el fantasma vivo de la madre, Irene, en una tensión por romper, superar o ensalzar las cadenas culturales que nos persiguen.
De forma inesperada, la revolución feminista condal se libró en los agitados ochentas a través del punk como vía de escape. Silvia, Cheity, Magda, Tina y otras muchas protagonizan un documental sobre la avanzadilla en el “nuevo futuro”, con unas impactantes referencias a la censura sobre el cuerpo libre que se realizaba, una censura que impone a la mujer recato ante la incapacidad del hombre de controlar sus impulsos. Mujeres de la generación del servicio social (donde se les enseñaba a ser “buenas mujeres”) protagonizaron una reinvención de su papel en la sociedad, en un fracaso estrepitoso de los planes educativos conservadores. Una deliciosa producción minoritaria a la que agradecemos infinitamente que nos haya permitido descubrir a nuestras Pussy Riot.
Ni Dios Ni Patrón Ni Marido: anarquismo fabril, un viejo conocido
Digamos que esta película ambientada en el Buenos Aires de finales del XIX lo tiene casi todo para convertirse en un clásico del cine feminista, digno de ser visionado en todas las aulas de nuestro país. Su título está tomado de uno de los lemas feminista-anarquista más conocidos de Argentina y su trama central, la del periódico, está basada en hechos históricos. Virginia Bolten, la agitadora, coordina a las mujeres de la hilandería para sacar adelante un periódico que denuncie la explotación doble de las mujeres de la época: una explotación de clase compartida con los hombres y, otra, a penas denunciada y más gravosa, por su género. “La voz de la mujer” pasa a ser un referente de la militancia feminista al estilo Zetkin, un movimiento que sobrepasa al excluyente proletariado masculino en armas.
Esta selección de filmes ha buscado recuperar dos grandes temáticas del movimiento feminista: sus relaciones con el movimiento obrero y los Estados socialistas y la solidaridad entre mujeres. Ahora, solo queda disfrutarlas.