En este artículo analizamos las cinco claves de las elecciones andaluzas tras los resultados del pasado 2 de diciembre de 2018.
Las elecciones al Parlamento de Andalucía de este domingo han sacudido el panorama andaluz, destacando la irrupción inesperada de la ultraderecha representada en VOX y la posibilidad de que los partidos de la derecha pueda gobernar por primera vez en Andalucía tras más de 35 años de hegemonía del PSOE-Andalucía.
Hoy es 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, y se cumplen 41 años de una Andalucía que se echó a la calle para reclamar un estatuto de autonomía propio y definir su posición en el mapa nacional.
Tras las últimas elecciones parece que quedó atrás ese espíritu combativo-identitario. Las posiciones que han hablado durante la campaña electoral más en clave nacional española, activando clivaje del conflicto catalán, se han impuesto a las tesis que han optado solo por hablar en clave andaluza.
En este artículo queremos ofrecer un análisis de los resultados electorales para entender qué ha pasado en Andalucía a partir de los resultados provisionales que han sido publicados. Se analizarán la participación, la concentración, la fragmentación y la volatilidad del voto, entre otras cuestiones.
Participación electoral
La participación ha sido del 58,65%. Nos encontramos ante la segunda participación más baja en unas elecciones autonómicas de Andalucía (sólo superado por el año 1990, en el que participó el 55,34%).
Cuando las elecciones autonómicas se celebran de forma aislada (sin que concurran otras elecciones, como las nacionales, europeas o municipales) es normal que la participación baje, pero en esta ocasión estamos ante uno de los mínimos históricos. Provincias como Cádiz, Huelva, Jaén y Sevilla, pierden casi 5 puntos de participación de unas elecciones a otras.
Sistema de partidos
Los resultados evidencian la caída el bipartidismo: tras haber obtenidos los peores resultados de su historia en 2015 (35,28%), el PSOE vuelve a tocar suelo (27’95%).
El PP (considerando también a Alianza Popular) obtiene sus segundos peores resultados con un 20,75% (el peor fue en el año 1982, con Alianza Popular, obteniendo un 17%).
Concentración y fragmentación del voto
La concentración del voto alcanza su mínimo y la fragmentación aumenta:
- Si echamos la vista 10 años atrás, podemos ver que los dos partidos más votados obtenían el 86’86% de los votos. La lógica del bipartidismo y la del partido hegemónico de Andalucía se ha roto. Se puede comprobar que en estas elecciones los dos partidos más votados no llegan ni al 50% de los votos (48,7%). Es la concentración del voto más baja de toda la democracia tras unas elecciones andaluzas.
- Se consolida el multipartidismo y la irrupción de VOX fragmenta aún más el sistema de partidos. Tras alcanzar máximos históricos de fragmentación en 2015, esta ha aumentado aún más y hemos pasado de tener un número efectivo de partidos de 4 a 5.
Volatilidad
El PSOE-Andalucía es el que más porcentajes de apoyo pierde de unas elecciones a otras (-7,33%); PP pierde 5,9%; y Adelante Andalucía (tomando como referencia la suma de los resultados de IU y Podemos en 2015) pierde un 5,48%.
Los partidos que más apoyo de unas elecciones a otras ganan son Ciudadanos (+9,03%) y VOX (10,51%), que ha sabido captar gran parte del voto protesta. Ambos partidos han obtenido 12 escaños más que en las elecciones de 2015.
Bloques ideológicos
El bloque de la izquierda recibe un duro golpe:
- En 2015: bloque izquierda (PSOE+Podemos+IU) tenían un 57,07% de los votos; mientras que el bloque derecha (PP+Ciudadanos) tenía un 35,49%. Por entonces, Ciudadanos estaba ubicado en posiciones más cercanas al centro ideológico y fue el propio PSOE-Andalucía el que prefirió gobernar con ellos antes que con opciones de la izquierda.
- Arrasa la derecha en 2018: bloque izquierda (PSOE+Adelante Andalucía) obtienen un 44,13%; mientras que el bloque derecha (PP+Ciudadanos+VOX) tienen un 50% de los votos.
Conclusiones
Dado que ha habido un cambio de resultado y un aparente cambio de las bases de apoyo (que habrá que contrastar luego con las encuestas postelectorales), podemos decir que estas han sido unas elecciones críticas.
También se puede afirmar que la competición electoral ha aumentado: se ha abierto el mercado electoral con más opciones políticas; los electores/as han tenido más disponibilidad para votar a otros partidos; y el partido del gobierno se ha encontrado en una situación más vulnerable.
Pero, lo más destacado quizá sea que estos resultados abren la posibilidad de un nuevo gobierno de la derecha tras más de 35 años de hegemonía del PSOE-Andalucía, aunque el escenario de pactos electorales está abierto. La baja participación parece que ha beneficiado el ascenso de la derecha en Andalucía.
El próximo 27 de diciembre se constituirá el nuevo Parlamento andaluz y a partir de esta fecha conoceremos quién será el candidato o candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía.