No hay muro lo suficientemente grande como para detener a personas que huyen de una muerte segura. Sea de hielo como en Juego de Tronos o de metal como en Melilla. Estas últimas semanas la atención mediática y gubernativa se han puesto de acuerdo en tratar la ola de inmigrantes y refugiados que están llegando a la Unión Europea. Hemos visto de todo: políticos pidiendo actuar, refugiados admitiendo que no quieren venir aquí (lo hacen por obligación), repugnantes declaraciones xenófobas y fotos de niños fallecidos en la playa.
Por más que se enreden los debates sobre sí mismos, bajo el ruido el dilema que subyace es bastante sencillo: dentro de Europa se vive mejor que fuera. Más seguro y más confortable. Entonces, ¿cómo vamos a comportarnos los que estamos «dentro» ante el sufrimiento de los que están «fuera»? Construir una Europa basada en el reconocimiento de los Derechos Humanos pasa también en proteger a los que están fuera de nuestras fronteras. Y dado que el Espacio Schengen es una sola frontera exterior (podemos caminar desde Portugal hasta Hungría sin pasar una aduana), este caso requiere una acción coordinada.
Pero claro, ¿qué estrategia escoger?
El Muro: la frontera exterior de los Siete Reinos
En Juego de Tronos este dilema lleva siglos zanjado: los Siete Reinos de Poniente están protegidos en su frontera norte por un gigantesco muro de hielo custodiado por la Guardia de la Noche. Más allá solo existe el caos, monstruos, pueblos salvajes que se dedican a saquear. Bárbaros sin civilizar que no respetan las más elementales reglas. Si les dejamos entrar en nuestro pacífico y civilizado reino, será el fin.
Este es el discurso oficial. Pero claro, ¿qué ocurre cuando miramos la realidad más de cerca?
(SPOILERS)
Fronteras más culturales que físicas
En el momento en el que Jon Nieve va más allá del muro y se infiltra entre «los salvajes», como los llaman los súbditos del Trono de Hierro, o «el Pueblo Libre», como se llaman a sí mismos, puede percibir que la realidad es más compleja. La frontera entre «lo civilizado» y «lo salvaje» deja de ser una frontera física -El Muro- para ser una frontera cultural.
Y de nuevo, quitando todo lo accesorio, lo esencial es muy simple: se trata de supervivencia. Se acerca el invierno y con él llegan los monstruos y los espectros y desaparecen la caza y el alimento. La única forma de evitar una extinción segura es cruzar ese muro de hielo.
Acogida de refugiados en Juego de Tronos
Por eso cuando Jon Nieve se convierte en Lord Comandante de la Guardia de la Noche todo cambia. Su experiencia personal entendiendo las motivaciones de quienes nacieron más allá del Muro, las razones de su caudillo, Mance Rayder, permite ahora influir en la respuesta que dan las instituciones a este conflicto.
Como líder de la Guardia puede movilizar recursos para ofrecer una solución más amable a esas personas que solo buscan tener opciones de vivir. De ahí que considere oportuno abrir la puerta, dejarles entrar pacíficamente en el Reino y ofrecerles tierras al sur del Muro para asentarse.
¿Qué podemos aprender de Los Siete Reinos?
Estos días también hemos visto a algunos de nuestros políticos ofrecer soluciones para gestionar la crisis humanitaria de los refugiados sirios y de otros lugares. Ofrecer albergues municipales y comedores sociales ataja el problema de una forma cercana.
Paradójicamente, tanto Jon Nieve como nuestros gobiernos se encuentran en una paradoja: puede que deseen abrir las puertas y dejar que estas personas puedan buscar una vida mejor… pero también tienen el mandato de proteger nuestras fronteras y a los que vivimos dentro de ellas. En tiempos de populismos xenófobos en Europa, no será raro que los demagogos emerjan para sacar partido creando divisiones entre los que nacieron a un lado y a otro de nuestros muros.
Si Europa conoce su Historia debería recordar algo: las fronteras del Imperio Romano solo aguantaron algunos siglos protegiendo la paz y los estómagos de uno frente al hambre del resto del mundo. Hoy nosotros tenemos la responsabilidad de recordar una única verdad universal: se nazca al norte o al sur del Muro, todos somos seres humanos.
[bctt tweet=»Nacer al otro lado del Muro no los convierte en monstruos. Son refugiados.» username=»camaracivica»]