El Ministerio del Tiempo: Proteger o Mejorar la Historia

«La Historia es testigo de los tiempos, luz de la verdad, vida de la memoria, maestra de la vida, mensajera de la antigüedad».- Marco Tulio Cicerón

La Historia es nuestro mayor tesoro. La Historia la escriben los pueblos. La Historia es un reservorio de experiencia. La Historia es maestra de la vida. La Historia se repite. Mucho se ha hablado sobre la Historia y la experiencia de cada pueblo. Por lo general supone una manera de tomar experiencias del pasado. Quien no conoce la Historia, está condenado a repetirla. Sin embargo, de poder cambiar el pasado, ¿deberíamos hacerlo?

El Ministerio del Tiempo es una serie española en la que una organización secreta del Gobierno se dedica a proteger la Historia de España. Para ello sus funcionarios pueden viajar al pasado y corregir desfases entre lo que ocurre y lo que debió ocurrir.

SPOILERS

Así, se encargan de salvar la vida de Lope de Vega o de asegurarse que el Guernica vuelva a España durante la Transición. Todo genial. Sin embargo, llegados a un punto descubrimos que hay otros viajeros en el tiempo. Entre ellos destaca Lola Mendieta.

Mendieta es una ex agente del Ministerio, pero usa las Puertas del Tiempo para otros fines diferentes de proteger la Historia. Intenta salvar a exiliados de la Guerra Civil, lograr que la Guerra de Independencia acabe antes… Esto la convierte en enemiga del Ministerio. ¿Por qué?  Porque sabe hacer la pregunta correcta: ¿Por qué hay que proteger una Historia llena de muertes en lugar de mejorarla?

La respuesta del Subsecretario Salvador Martí, máximo responsable del Ministerio del Tiempo, es clara: «es nuestra Historia. No es la mejor, pero es la que tenemos».  Esto merece un debate importante.

En política normalmente tenemos que hacer balance entre intereses en conflicto. Libertad individual vs. Bienestar general. Estado vs. Mercado. Parque vs. Centro comercial. Si consideramos como un bien público a proteger -nada más y nada menos- que la Historia de España en mayúsculas, tenemos un problema. Hay que vigilar cuales pueden ser los hipotéticos otros intereses con los que esta protección entra en conflicto. El más obvio sería «mejorar» nuestra Historia frente a «protegerla», mantenerla intacta. Este es claramente el debate que se da con Lola Mendieta, aunque en el fondo se simplifica el relato reduciendo su móvil al fin lucrativo. Otro interés que puede entrar en conflicto es alterar la Historia por motivos personale de los propios viajeros, una constante a lo largo de la serie (la esposa de Julián, el hijo de Alonso, etc.). Siendo cartesianos, usar las potestades públicas de un organismo del Estado (en este caso, poder alterar el curso de la Historia) en beneficio propio es una forma de corrupción. En cualquier caso el Subsecretario zanja el tema como un mal menor para mantener el funcionamiento del ministerio.

En el fondo, como en casi todo, el debate radica en la forma que tengamos de definir el concepto con el que estamos trabajando. Si hoy hablamos de la Historia, podemos pensar en qué formas de entenderlas han existido en política. La Teoría Política materialista, progresista, la tradición de la «izquierda» por lo general considera que la Historia la construye la acción de la gente («El motor de la Historia es la lucha de clases»). Para un paradigma conservador o esencialista, «la derecha», la sociedad tiene un momento fundacional de autenticidad y esos valores «puros» deberían pasar de generación en generación mediante la tradición. Por ello un pasado glorioso o unas costumbres honorables son reivindicadas por la gente de hoy, que cree que su entorno está corrupto. El discurso de «en mis tiempos estas cosas no pasaban» o «en aquella época todo era mejor» tiene mucha fuerza.

En la serie se hacen numerosas alusiones a que para según qué intereses se cambian o no ciertos acontecimientos. Pero el pasado debe quedar en la medida de lo posible lo más intacto que se pueda. Las patrullas del Ministerio del Tiempo tienen en varios episodios la posibilidad de salvar la Armada Invencible o incluso de volar un tren con Franco y Hitler dentro. Sin embargo la mejoría no compensa por el supuesto bien que hace tener la Historia intacta. Esto haría pensar a priori que la política del Ministerio del Tiempo parte de un enfoque conservador. Quienes desean usar el poder de las Puertas del Tiempo para «mejorar» la Historia serían disidentes progresistas.

Pero la cosa no está tan clara.

El primer capítulo de la segunda temporada le da una vuelta de tuerca a esta idea: lo importante no sería ya proteger la Historia, sino incluso mantener vivas las leyendas que vertebran la tradición de un pueblo… a pesar de la propia Historia. Así ocurre cuando los funcionarios del tiempo comprueban que el Cid Campeador era un mercenario que muere antes de lo que dice el Cantar de Mio Cid. Se hace necesario usurpar su identidad para que existan los romances, la literatura y, en definitiva, un relato que forma parte de la cultura española. La serie nos plantea de manera inteligente incluso cuestionarnos los mitos fundacionales de un país, ya que al fin y al cabo las leyendas… leyendas son.

En conclusión, parece a priori que la idea de un ministerio cuya principal política sea mantener la Historia de España intacta parte de un enfoque conservador. «El tiempo es el que es», dice el Subsecretario Martí. Sin embargo la misma serie plantea ese debate, mostrando que esta forma de pensar no es unívoca y bien permite reflexionar sobre el tema. El debate está servido.

PD: Otra idea que me ronda la cabeza… Cuando viajan a la Segunda Guerra Mundial y hasta el año 1975… ¿el Ministerio del Tiempo está bajo el control del gobierno de Franco? El primer capítulo de la segunda temporada sugiere que sí, al llevarnos ante un Subsecretario ministerial acorde con el discurso y las formas del franquismo en 1960. Si el Ministerio del Tiempo es un departamento que depende de la Presidencia, el titular sería el mismo Francisco Franco o el almirante Carrero Blanco como Ministro de la Presidencia en 1960. Inquietante, ¿no?

Subsecretario 1960

 

BIBLIOGRAFÍA

DEL ÁGUILA, R., Crítica de las Ideologías. El peligro de los ideales, Ed. Taurus, Madrid 2008

-MARX, K. y ENGELS, F., Manifiesto Comunista, FIM, Madrid.