Studio Ghibli: ecología y feminismo

¿Quién no recuerda haber visto en su infancia o hace dos días, El Viaje de Chihiro? Ese viaje tan inesperado donde los padres de Chihiro se transforman en cerdos que no paran de comer y ella descubre todo un mundo extraño y mágico. La mayoría de vosotros conocerá sin duda esta película, pero ¿y el resto de films de la productora Studio Ghibli? Seguro que alguna más conoceréis pero quizás, si no sois muy frikis de este mundillo, no la asociéis con esta productora.

Las películas de Studio Ghibli tienen como nexo común varios valores fundamentales: principalmente la naturaleza, la infancia y la inocencia que esta conlleva y el uso de personajes femeninos fuertes e independientes que protagonizan dichas películas.

Abordar este tema es bastante complejo por lo que para ejemplificar mis argumentos he elegido en concreto una serie de películas de esta lista tan extensa.

Mi vecino Totoro, Nausicaä del Valle del Viento, El Castillo Ambulante, La Princesa Mononoke o el Viaje de Chihiro expresan muy bien estas ideas.

Como en la mayoría de películas de Hayao Miyazaki, la naturaleza juega un papel fundamental ya que no es vista sólo como el espacio en el que la acción se desarrolla, sino como un espacio idóneo para la vida, un ambiente que hay que respetar y proteger. Esto se aprecia muy bien en las películas de Nausicaä y la Princesa Mononoke donde vemos el conflicto entre dos universos o dos posturas: la naturaleza y la supervivencia del medio ambiente contra las ansias de progreso tecnológico de los humanos, un  mensaje naturalista, de conservación del medio ambiente y del pasado ante la codicia y el anhelo de los humanos adultos. Mientras que Mi Vecino Totoro, nos transmite una visión de la naturaleza más inocente, dónde nos la muestra como el espacio idóneo donde crecer y desarrollar una infancia próspera, aprendiendo los valores que transmite como el respeto y la convivencia entre seres vivos.

Representación de los espíritus naturalistas en las diferentes películas
Representación de los espíritus naturalistas en las diferentes películas

Estos valores ecológicos y naturalistas se encuentran muy arraigados en la propia religión sintoísta, del cual los films adoptan por ejemplo la representación de “espíritus guardianes” de la naturaleza o el bosque con forma de animal, como podemos ver con los Totoros o los propios Kodamas de “La Princesa Mononoke”.

Por otro lado la infancia caracterizada por la inocencia se encuentra muy presente en las películas de Studio Ghibli. Espíritus que solo pueden ser vistos por niños y niñas, crítica hacia el egoísmo presente en adultos (El Viaje de Chihiro), o incluso una crítica a los diferentes valores con los que se educan a los niños y niñas dentro de la estratificación social, algo que podemos ver en la película de “Nicky aprendiz de bruja” (seguro que vuestro corazón ha hecho “crack” al recordar una película tan de vuestra infancia y que muy pocos recordabais su nombre), dónde la joven protagonista debe valerse por sí misma, emprendiendo un negocio sola y sin ayuda, volviéndose responsable y educada, frente a la actitud de otros niños y niñas que se encuentran en una mejor posición social y se muestran egoístas, caprichosos y sobre todo materialistas.

La independencia y la autosuficiencia de los niños y las niñas como modelo educativo es algo que transmite perfectamente estas películas. Lo vemos muy bien tanto en Nicky aprendiz de bruja como en Mi vecino Totoro, en este último además, haciendo hinca pie en un modelo de vida más colectivo.

Pero sin duda alguna lo que más nos puede fascinar de esta productora es el papel fundamental que tiene el feminismo en sus películas, no solo porque las protagonicen mujeres, sino porque en su mayoría los papeles poderosos son representados por mujeres. Nos presentan tanto a mujeres como a niñas empoderadas, independientes y fuertes, que luchan por lo que creen y que a lo largo de la película crecen aun más como personas, se aceptan así mismas o recorren el camino de la niñez al mundo adulto.

Nuestras protagonistas intentan alcanzar unos objetivos tanto de autorrealización como altruistas ayudando a los demás o defendiendo la naturaleza de la mano del hombre. En algunos casos recorren ese camino acompañadas por un compañero, cuya importancia es absorbida totalmente por la de la protagonista, por lo que se limita a ser mero guía de ésta y en muy pocos casos se despertará un amor romántico entre ambos. Yo diría que esta es la gran diferencia con respecto a otras grandes producciones de animación tanto occidentales o orientales.

También tenemos que resaltar que en estas películas no hay un villano o en nuestro caso una villana al uso como tal, normalmente se identifica como “lo malo” o “contra lo que hay que luchar” a la acción del hombre contra la naturaleza en sí o incluso a las guerras.

San, la chica lobo en La Princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997)
San, la chica lobo en La Princesa Mononoke (Hayao Miyazaki, 1997)

Por ejemplo en La Princesa Mononoke encontramos a Lady Eboshi (casi idéntica a Kushana, de Nausicaä), tiene poder e influencias, pero como adulta, tiene codicia al mando del clan Tatara, los habitantes de la Ciudad del Hierro, y aliada con Jiko y los soldados del Emperador. Sin embargo encontramos que a pesar de que Eboshi destruye el bosque y a sus espíritus, da cobijo a los leprosos y compra la libertad de las prostitutas, además de que se preocupa por el bienestar de sus soldados. Ante estas acciones toda la ciudad del Hierro se desvive por ella, por lo tanto el único elemento que puede mostrarnos a este personaje como la villana de la película es su codicia por el progreso aunque sea con la destrucción de la naturaleza, aunque juegue más un rol de matriarca cuyos argumentos son igual de válidos que los que tiene San “la chica lobo” y su defensa del bosque.

No obstante no podemos cerrar este artículo hablando sobre feminismo en Ghibli sin mencionar “El cuento de la princesa Kaguya” donde se hace una maravilloso oda a la naturaleza (tipica Ghibli), además de una enorme crítica tanto al materialismo y como a las apariencias, y de una denuncia feminista ante el yugo de los hombres en el relato mediante la imposición del rol de género durante toda la película.

El cuento de la Princesa Kaguya (Isao Tkahata, 2013)
El cuento de la Princesa Kaguya (Isao Tkahata, 2013)

Una lástima que Studio Ghibli haya echado el cierre aunque se rumorea que solo de forma temporal, esperemos que sea así y que nos puedan seguir deleitando en un futuro. Mientras nos quedará “Ponyo” (su obra culmen sobre el naturalismo) o “El recuerdo de Marnie” y “Arrietty y el mundo de los diminutos” sobre la inocencia infantil. Y es que Studio Ghibli no solo va dirigido a un público infantil.

por Cecilia Mariscal.

Puerto Real (Cádiz). Socióloga y politóloga. Actualmente cursando el máster en estudios de Asia oriental en la Usal. Escribo sobre feminismo, política, nacionalismos y Japón a veces desde una perspectiva friki.